Dos jóvenes son asesinados en hecho confuso en Ciudad Arce

Autoridades investigan si los mataron por negarse a ser de mara o porque habrían cometido hurtos

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El crimen ocurrió en en una milpa del canton Zapotitán, en Ciudad Arce, La Libertad. Foto/Lissette Monterrosa

Por Diana Escalante

2018-05-17 5:18:43

Apoyado sobre una muleta y rodeado de algunos familiares y vecinos, un sexagenario lloraba desconsolado, ayer al mediodía, frente a una milpa del cantón Zapotitán, en Ciudad Arce, La Libertad, donde uno de sus diez hijos y un yerno fueron encontrados asesinados.

Héctor Salomé tenía 23 años. Estaba soltero y salía a vender elotes con una comerciante mayorista a municipios de Sonsonate. Con el dinero que ganaba ayudaba a sostener a su padre, quien desde hace casi siete años dejó de trabajar porque una enfermedad le paralizó la mitad del cuerpo.

Algunas veces, Héctor solía ingerir bebidas embriagantes. Sus parientes cuentan que, en la tarde del miércoles, salió de casa acompañado de Wilber Salazar Mendoza, de 19 años, el cónyuge de una hermana, quien está embarazada.

La última vez que Salomé y Salazar fueron vistos en la zona fue a las 4:00 de la tarde del miércoles. Ambos estaban alcoholizados. Dos horas después, en el cantón se escuchó varios disparos, pero los lugareños sintieron temor de salir a ver de dónde provenían los balazos.

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Dos jóvenes asesinados por negarse a ser mareros

Wilber Edgardo Salazar Mendoza, de 19 años, y su cuñado, Héctor Salomé, de 23, fueron encontrados asesinados, en una milpa del canton Zapotitán, en Ciudad Arce, La Libertad. Los parientes de Héctor aseguran que en reiteradas ocasiones fue amenazado de muerte, aparentemente por negarse a ser pandillero.

Fue hasta la mañana del jueves que unos jornaleros que se dirigían a trabajar descubrió los cadáveres en medio de un maizal.

Al mediodía, decenas de policías e investigadores llegaron a procesar la escena del doble homicidio. A varios metros de distancia, detrás de un alambre de púas y un riachuelo con el que los habitantes riegan los cultivos de verduras y hortalizas, estaban reunidos los parientes y vecinos de las víctimas, a la espera de información.

La voz del padre de Salomé era la que más se escuchaba. Entrecortado relataba que al joven lo mataron “a traición” personas que, según dijo, le tenían envidia porque era “muy trabajador”.

“Bueno (sobrio) no lo agarraron, esperaron a que mi hijo anduviera tomado”, se lamentaba el señor, quien desde hace más de siete años fue abandonado por su esposa y él tuvo que criar con limitaciones económicas a sus diez hijos.

El señor sostuvo que desde que Héctor tenía 15 años de edad recibió amenazas de muerte. Él no supo explicar quiénes querían hacerle daño al joven, aunque aseguró que en reiteradas ocasiones fue acosado para que ingresara a una pandilla, pero su hijo siempre se negó.

Cerca del anciano lloraba una de sus hijas, quien era la compañera de vida de Wilber Salazar. Ella se lamentaba porque tiene tres meses de embarazo y el niño no podrá conocer a su padre.

La pareja tenía alrededor de dos meses de haber llegado a vivir con la familia de la mujer a ese cantón. Antes estuvieron habitando en un municipio de Ahuachapán. El hombre no había logrado encontrar un empleo.

Varias hipótesis sobre el ataque
Fuentes policiales dijeron que preliminarmente no había indicios de que Salomé y Salazar fueran integrantes de pandillas. Sin embargo, dejaron entrever que cuando andaban bajo los efectos del alcohol, supuestamente, hurtaban en algunos terrenos donde los pobladores cultivan verduras y hortalizas.

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La víctima era madre de una niña de cinco años y un joven de 17.

Por esa razón en la escena se rumoraba que los jóvenes habrían sido ultimados por alguna persona a la que ellos, presuntamente, le robaron.

Otra hipótesis que deberán investigar las autoridades es si a los hombres les quitaron la vida porque se negaron a integrar una pandilla, como lo sostuvieron sus parientes.

Algunos lugareños manifestaron que en ese sector del cantón Zapotitán no hay presencia de pandillas, pero explicaron que algunas veces han visto llegar a sujetos sospechosos procedentes de otras zonas rurales limítrofes que pertenecen a La Libertad y a Santa Ana.

Las autoridades tampoco descartaron que el ataque esté relacionado con la disputa territorial que hacen las pandillas.

Para la Policía es probable que debido a que Salazar tenía poco tiempo de habitar en el referido lugar, los delincuentes podrían haber sospechado de que este procedía de un sector donde delinque la pandilla rival.