De ilegales en Estados Unidos a emprendedores en La Unión

Un matrimonio salvadoreño llegó ilegal a suelo estadounidense y logró la ciudadanía y un negocio exitoso. La crisis económica de 2008 les afectó y perdieron todo.

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Por Insy Mendoza

2018-04-13 1:47:46

El matrimonio salvadoreño de Tomasa y Fredi Sorto ha vivido la travesía en busca del sueño americano y la bonanza de un buen negocio en ese país; pero también el impacto de la crisis económica y pérdidas millonarias; sin embargo, no se ha dejado vencer y ahora lucha por volver a tener un negocio exitoso, esta vez en su pueblo natal, frente a la costa del departamento de La Unión.

Ellos cuentan su historia en el menú de su nuevo restaurante.
Tomasa del Carmen Flores Valle de Sorto, de 61 años; y Fredi Sorto, de 65 años, son originarios del barrio Concepción, La Unión.

Su primer negocio fue una pequeña venta de cerveza en el municipio de La Unión, allá por los años 80, pero decidieron que, por la situación difícil de la guerra en el país, era necesario arriesgarse y emprender el viaje hacia Estados Unidos.

Foto/EDH

En 1982 Fredi viajó a Houston, Texas. Seis meses después Tomasa decidió irse junto a su hijo, entonces de 7 años; ella se fue sin coyote (sin guía).

Al llegar a Estados Unidos trabajó en la limpieza en hoteles y casas; él en la construcción.
A ellos les tocó vivir por 15 días en un albergue porque no encontraban apartamentos, trabajaban alrededor de 12 horas diarias, ganando 50 dólares.

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El sueño de ambos era tener un restaurante, por lo que empezaron ahorrar durante ocho años.

El matrimonio salvadoreño fue beneficiado con la Ley de Amnistía, con la residencia y luego la ciudadanía estadounidense.

Con un capital de 40 mil dólares, en 1996, instalaron su primer restaurante, en Atlanta, Georgia, con el nombre de Casa Blanca.

El negocio fue creciendo y lograron tener tres restaurantes.

Pero llegó la crisis económica y ellos enfrentaron pérdidas por un millón de dólares. Los salvadoreños perdieron casa y negocios.

“Nos fuimos a bancarrota y tocó empezar de cero. Él a trabajar en la construcción y yo limpiando casas. Hicimos un préstamo en El Salvador y para eso tuvimos que hipotecar una propiedad por 100 mil dólares para invertir, de nuevo, en los Estados Unidos y abrir, otra vez, un restaurante. Como no podíamos pagar esa deuda, perdimos la propiedad y para poder recuperarla nos tocó pagar 30 mil dólares más”, narró Tomasa.

Los esposos se llenaron de optimismo y creyeron en su pueblo natal, en La Unión, y decidieron pese a sus deudas, construir el restaurante Casa Blanca y una pequeña vivienda en el mismo terreno.

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La pareja tiene la esperanza de que el negocio en El Salvador sea rentable y que las ganancias les ayude a sobrevivir, que eso sea parte de su retiro y descanso.

Tomasa llora de felicidad porque está viviendo en su país, en el barrio que la vio nacer, viven justo frente a la bahía, disfruta esta nueva etapa de su vida.

Fredi Sorto ama tanto su país que fue él quien impulsó y convenció a su esposa a tomar el riesgo de invertir aquí. “Nosotros estábamos pensando en nuestro retiro y qué más que hacerlo en el lugar donde nacimos, crecimos y es el país que siempre hemos querido”, agregó.

Con todo por lo que han pasado en la vida, este matrimonio camina, desde el año pasado, con el restaurante. Ofrecen una variedad de comida mexicana y mariscos, todas elaboradas por la propietaria. Su especialidad: camarones y pescado en salsa especial.