Cecilia Flores de Rivas, aún con vida por un milagro de monseñor Romero

El médico dijo que solo un milagro podría salvar a Cecilia… Esto es lo que ocurrió con la mujer cuyo caso ha servido para que el Vaticano se decida a proclamar santo al beato Óscar Arnulfo Romero.

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Cecilia Rivas llegó a la cripta de catedral para agradecer al Beato Óscar Romero el día en que se anunciò su canonización. Foto/ Marvin Romero

Por Lilian Martínez

2018-03-07 4:12:35

“Si me voy a morir, mejor me pongo a rezar”, pensó Cecilia. Con la vista empañada y la presión arterial alta, escuchó que una mujer, quizá una enfermera, empezó a rezar con ella. “¡Cálmese, me decía. Yo la oía, pero no podía hablar. Y eso fue lo último que me acuerdo del quirófano”.

 

 

Cecilia Flores de Rivas llegó al ISSS con la presión alta y viendo luces el 27 de agosto de 2015.

La mujer, madre ya de un niño y una niña, tenía una cesárea programada para inicios de septiembre, pero su condición cambió los planes de los médicos.

Los doctores le diagnosticaron preeclampsia, por lo que hubo que hacerle una cesárea  de emergencia… Luis Carlos, su tercer hijo, nació el 28 de agosto.

Cecilia no se había recuperado de la cesárea cuando empezó a sentir nuevas molestias, entre estas un dolor abdominal que hizo sospechar a los médicos que posiblemente se  provocó una fisura en la vejiga durante la cesárea.

Cecilia volvió al quirófano. Esta vez los médicos se dieron cuenta de que tenía problemas con el hígado y un riñón. Así, le diagnosticaron síndrome de HELLP. Como parte del tratamiento, el indujeron un coma y le empezaron a hacer hemodiálisis.

Alejandro Rivas, su esposo, no podía creer que un día ella estuviera contenta tras dar a luz a Luis Carlos, su tercer hijo,  y al día siguiente estuviera en coma.

El médico le dijo que si creía en algo o en alguien rezara, pues médicamente había poco que hacer por ella.

Él se tiró al suelo y rezó. Tomó la biblia de su abuela y la abrió. Una estampa de monseñor Romero, que quizá ella había guardado ahí, le sirvió para pedir la intercesión del obispo mártir.

El 10 de septiembre de 2015, Cecilia, a quien los médicos dieron nulas esperanzas de vida, salió del coma y pudo ver de nuevo a su esposo y a su bebé.

La mañana de este miércoles, mientras preparaba panqueques para el desayuno de su familia, un mensaje de Whatapps enviado por la secretaria de monseñor Rafael Urrutia la sorprendió: ¡Cecilia! ¡Cecilia! ¡El Vaticano hará santo al beato monseñor Romero!

Los panqueques se quemaron… Y Cecilia no pudo más que dar gracias y arreglar a sus hijos mayores para llevarlos a la escuela. Ella, Alejandro y Luis Carlos tenían que ir a la cripta y rezar. Como todos días, dar gracia por el milagro recibido, y advertir: “Aquí el importante es monseñor Romero, no nosotros”.