“Que los salvadoreños que se queden sin TPS van a querer regresar es soñar despierto”: Óscar Chacón

El salvadoreño experto en temas migratorios conversó con El Diario de Hoy sobre las opciones que tienen los compatriotas que se queden sin TPS y las consecuencias de quedarse ilegal en EE.UU. Opina que la relación de ese país con los inmigrantes ha sido de tensión

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Foto/ Gerson Sanchez

Por Katlen Urquilla

2018-03-06 3:50:46

Óscar Chacón, quien dirige la organización Alianza Américas, con sede en Chicago, la cual trabaja en favor de los derechos de los inmigrantes no solo salvadoreños sino de Latinoamérica, conoce como la palma de su mano las leyes migratorias en Estados Unidos y por eso habla con propiedad de qué deben o no hacer los compatriotas que se queden sin amparo del TPS.

El experto con más de 40 años de vivir en el país que ha acogido a miles de salvadoreños hace un análisis sobre las medidas migratorias aplicadas por presidentes de EE.UU., en especial la Administración Trump, y afirma que el país no tiene las condiciones para enfrentar el problema que se avecina, tras la cancelación del programa, por lo que hace una clara advertencia: “Hablar de que es altamente probable que el salvadoreño que se quede sin estatus migratorio en Estados Unidos va a querer regresar es un poquito de soñar despierto”.

 

 

Estamos a pocos días de que venza el plazo de reinscripción al TPS el próximo 19 de marzo y hemos visto, según datos de Cancillería, que es poco el porcentaje que se ha reinscrito hasta el momento. ¿Cómo ve el interés de los salvadoreños en Estados Unidos para reincribirse al programa?

En una palabra: preocupante. Estamos a la vuelta de la esquina de que se acabe este período de reinscripción y los datos que conocemos, por lo menos hasta mediados de febrero, dan para preocuparse. Yo creo que es urgente que la gente entienda que aún si sus permisos de trabajo están válidos más allá de la fecha requerida para la reinscripción tiene que reinscribirse porque si no lo hacen quedan fuera del programa y si el día de mañana hubiera una solución que pudiera requerir que la gente esté al día con su reinscripción del TPS se van a ver en problemas.

Aquí también hay que reconocer que mucha de nuestra gente tiende a esperar al último minuto para hacer estas labores de reinscripción, lo cual es entendible hasta cierto punto porque nuestra gente trabaja mucho, a veces (tienen) dos o tres empleos y por eso pasan estas cosas. Pero yo creo que hay que instar a toda nuestra comunidad que está beneficiada todavía con el TPS a que se reinscriba, porque es urgente no dejar abierto el flanco de que por no haberse reinscrito se vean el día de mañana afectados negativamente.

Recientemente usted decía en una ponencia que tuvo en Diálogo Interamericano que la mayoría de tepesianos que puedan quedar fuera de esta reinscripción pueden optar por quedarse en la clandestinidad. ¿Cuáles son las consecuencias de hacer esto?

Yo diría que la opción número uno es que nadie se quede en la clandestinidad, sino más bien agotar cualquier recurso de amparo legal que tenga un salvadoreño o salvadoreña beneficiados con el TPS, y por eso es crucial que consulten con personas conocedoras de lo que significa la ley de migración actual para saber si hay alguna piedra que no se le ha dado vuelta todavía, de manera que la gente aproveche cualquier ventana de oportunidad que exista de poder quedarse de forma autorizada en Estados Unidos.

Habrá gente que quizá si se queda inadvertidamente o deliberadamente en una condición de extranjero no autorizado debe entender que lo que significa es aumentar significativamente la vulnerabilidad de poder ser detenido, deportado y de ver su vida cambiar radicalmente.

Usted comentaba que Estados Unidos ha sido duro con los inmigrantes. ¿Por qué considera que ha sido así?

En realidad yo lo que explicaba en la ponencia en Diálogo Interamericano es que hay una ironía. Estados Unidos se ve así mismo como una nación de inmigrantes, pero es una nación de inmigrantes cuya historia de relación con los recién llegados nunca ha sido armónica, la relación con el recién llegado siempre ha sido llena de tensiones, de contradicciones y el momento actual no es en ese sentido diferente a la historia.

Yo considero que una nación que se beneficia tan generosamente de la llegada de tanto extranjero que contribuye absolutamente de manera positiva al bienestar del país debería de corresponder también de manera conmesurada al aporte que se hace y representa, pero no es eso lo que vemos en la política actual de los Estados Unidos y que tampoco vamos a decir que es una política nueva.

Es una política que lamentablemente está en condición de obsolencia ya por varias décadas. Si Estados Unidos fuese un país generoso con los recién llegados partiría de reconocer qué tipo de aporte hace el extranjero para Estados Unidos y cualquier estudio en ese tema nos va a dejar una imagen clara, inequívoca de cuan generosa es la contribución que hace el extranjero.

Usted dice que es una política obsoleta, sin embargo se puede tener la percepción que a raíz de la llegada de la Administración Trump las medidas se han endurecido más. ¿Es así o es solo una percepción?

No, hay que estar claros, la política de Estados Unidos en el ámbito migratorio ha venido crecientemente siendo obsoleta. Yo explicaba en la ponencia (en Diálogo Interamericano) que la última vez que realmente cambiamos la ley migratoria de una manera estructural es en 1965. Hay que recordar que, incluso, fue un presidente demócrata el que rompió todos los precedentes en cuanto al número de personas deportadas, me refiero a Barack Obama.

La llegada de Trump lo que significa en cuanto a novedad se refiere es la determinación aún mayor de aplicar con rigurosidad, a veces extrema, la ley que ahora está vigente, que es una ley que si nos remontamos a las reformas recientes, que no son de carácter estructural, vamos a hablar en concreto de la ley de 1996, que es una ley extremadamente punitiva que se puede aplicar con más rigurosidad de lo que la han aplicado presidentes anteriores.

Entonces, aquí sí vemos nosotros un peligro inminente de que este presidente quiera hacer un ejercicio mucho más riguroso cuando hablamos de la aplicación de una ley que en sí es una ley incensata, porque no está en correspondencia con lo que la población extranjera le aporta a Estados Unidos.

¿Las medidas migratorias que se están aplicando pueden ser aún más duras, sobre todo ahora que el presidente de Estados Unidos dice que va a buscar la reelección?

Yo creo que hay que diferenciar dos cosas. Por un lado, la política de inmigración con el anuncio de cancelación del TPS para salvadoreños, nicaragüences y haitianos representa un claro mensaje: nosotros le vamos a poner fin a cualquier ventana de oportunidad que le ha permitido a extranjeros estar aquí con permiso de trabajo y sin temor a ser deportado, lo vamos a cancelar. Ese es el mensaje que hemos recibido hasta la fecha.

Pero al hablar del potencial de reelección sí pudiera haber una situación contraproducente para este gobierno al momento de llegar a una fase de reelección; allí lo que hay que tener claro es que la población de votantes en Estados Unidos sigue siendo una población predominantemente de raza blanca y cuando se enmarca el hecho de que la elección presidencial no es un acto de elección genuina, sino de selección, porque son los estados y sus colegios electorales los que deciden, hay básicamente 10 estados los que deciden en Estados Unidos.

Si tenemos a un presidente que les está diciendo que los extranjeros son asesinos, violadores, criminales, miembro de la Mara Salvatrucha, está ocupando un temor quizá genuino de este votante de raza blanca para avazar una campaña potencial de reelección, a sabiendas de quién es el votante en los estados más decisivos, dado el sistema electoral que predomina en EE.UU.

¿Qué opina de las últimas redadas contra inmigrantes, incluso que no tienen antecedentes penales y que por el hecho de ser inmigrantes se ven acosados por las autoridades; se pueden considerar esas medidas racistas?

Cuando yo dije que esta administración indudablemente tiene mucho terreno para aplicar con más rigurosidad la ley existente ese es un ejemplo. Ellos pueden efectivamente arrestar a personas, cuya única infracción es vivir en el país sin autorización migratoria, detenerlos y sacarlos. Presidentes antes de Trump hicieron cosas parecidas, por eso insisto en el hecho de que Obama deportó el mayor número de extranjeros en la historia.

Lo que señalo como una diferencia interesante de los últimos días son las redadas en estados como California, porque llevan un mensaje más sutil: California se puede declarar estado santuario si quiere, pero no me va a prevenir de poder entrar al estado, de poder arrestar personas que a mi juicio son sospechosos de estar aquí sin autorización y sacarlos.

¿Y en el caso de los tepesianos qué otras opciones tienen en estos momentos cuando se está hablando más de DACA en el Senado y la Cámara de Representantes?

Hay que recordar que el tema de DACA hoy por hoy está neutralizado; hubo un esfuerzo enorme por tratar de alcanzar una componenda sobre el tema, en el marco de la negociación presupuestaria actual, pero el tema ha quedado prácticamente agotado y sin solución para los DACA.

Pero el tema del TPS es todavía más preocupante, porque no estaba en la discusión última sobre potenciales componendas en el marco de la negociación presupuestaria y esto lo que significa para los que estamos preocupados por el bienestar de esta población es que vamos a tener que enfocarnos de manera específica, en el caso de los beneficiarios del TPS, e ingeniarnos una estrategia de defensa legal que permita proteger a estas personas, incluso avanzar una potencial solución legislativa que le permita a la gente obtener la condición de residencia permanente en Estados Unidos, porque francamente estas son personas que se han convertido en residentes permanentes, excepto que no tienen un visado que diga que así es la cosa.

¿Y dentro de las propuestas que están en discusión referentes al DACA hay alguna esperanza para los tepesianos?

Hay cinco propuestas específicas para el TPS, no todas son iguales, hay diferencias entre ellas. Yo creo que lo que tenemos que avanzar es el concepto básico del mérito de proteger a los TPS y ocupar los lenguajes legislativos que ya están plasmados en propuestas de ley, pero sin la esperanza ingenua de que estas propuestas van a ser consideradas como tal en el Congreso.

Lo que nos interesa para ser franco es asegurar padrinos y madrinas especialmente dentro del bloque de legisladores republicanos que entiendan y se conmuevan ante la historia de los tepesianos y estén dispuestos a hacer del tema de los TPS un tema para el cual ellos exijan una solución a razón estrictamente de equidad económica por el número de años que tienen estas personas de vivir en Estados Unidos, y por haberse ganado el derecho a ser considerados dignos solicitantes de residencia permanente en Estados Unidos.