Tres días después de que la policía Lorena Hernández Quintanilla fuera encontrada muerta -con una herida de bala en la cabeza- en uno de los dormitorios de la subdelegación policial de Mejicanos, su familia y amigos la sepultaron ayer en el cementerio de Izalco, Sonsonate.
Horas más tarde, el agente Néstor Mejía Coto, un compañero y con quien presuntamente ella tenía una relación sentimental, fue acusado por la Fiscalía General en el Juzgado Primero de Paz de Mejicanos: le imputó los delitos de feminicidio agravado en perjuicio de Hernández, así como tenencia y portación irresponsable de arma de fuego.
El juez programó la audiencia inicial contra el policía para el viernes, a las 11:30 de la mañana.
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Inicialmente, las autoridades informaron que la víctima se había quitado la vida, la noche del 31 de diciembre, tras discutir con Mejía en el puesto policial.
Luego, las autoridades informaron que el agente había sido detenido e iba a ser procesado por el delito de inducción al suicidio, pero la fiscal del caso descartó este miércoles esa versión.
“Los indicios con los que contamos nos determinan que no estamos en presencia de un suicidio como se había manejado inicialmente… La víctima tenía un solo orificio en la cabeza; al momento del hecho, no contaba en su manos con residuos de pólvora”, dijo la delegada de la Fiscalía.
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Ella agregó que Mejía estaba de servicio y alcoholizado cuando presuntamente mató a su colega. El móvil del hecho aún no ha sido determinado.
Entre las pruebas presentadas por el Ministerio Público contra el imputado están las entrevistas hechas a otros policías que estaban en el puesto policial el domingo.
Al funeral de Hernández, quien tenía 24 años, no acudió ninguna de las máximas autoridades de la Policía.
El inspector policial Jaime Palma relató que la joven egresó el 14 de diciembre de 2014 de la Academia Nacional de Seguridad Pública, en la promoción 108 del nivel básico. Ella era oriunda de Santiago de María, Usulután, pero luego se radicó en Izalco.