El guerrillero que mató a dos militares de Estados Unidos ???está desaparecido???

Las órdenes de captura contra tres exguerrilleros de la Brigada Rafael Arce Zablah (BRAZ) del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) fueron emitidas el 2 de junio de este año, según lo han confirmado las autoridades. Más de dos meses después, la Policía no las ha hecho efectivas.

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Interior de la vivienda de Fernán Hernández Arévalo, localizada en una zona rural del Municipio de Chilanga, Morazán. Foto/ Lissette Lemus

Por Jorge Beltrán Luna/ Fotos: Lissette Lemus

2017-08-21 6:38:55

No es fácil dar con el paradero de los dos guerrilleros que fueron procesados judicialmente y encarcelados (y 19 meses después amnistiados) por el asesinato del teniente coronel David Henry Pickett y el técnico en aviación Earnest Gean Dawson Jr, dos militares estadounidenses, tras derribar el helicóptero en que estos viajaban. Resulta difícil encontrarlos por tres razones: el nombre de uno de ellos, lo recóndito del lugar donde vive el otro y porque este último “está desaparecido”.

Un tercer guerrillero identificado como Santos Guevara Portillo nunca estuvo preso. En el proceso judicial se indica: “De generales desconocidas por ser imputado ausente. Este era conocido en las filas del ERP como el “Comandante Domínguez”.

El “desaparecido” es Fermán Hernández Arévalo, alias Porfirio, quien vivía con su familia en una casa enclavada en una loma del lado norte del cerro Cacahuatique.

Llegar hasta una casa de paredes de madera y techo de lámina resulta tortuoso. Lleva aproximadamente 90 minutos recorrer los 17 kilómetros de calle que separan el caserío Los Hernández, cantón Joya del Manzano, del casco urbano del municipio de Chilanga, en el departamento de Morazán.

La casa de Fermán es la última del caserío compuesto por unas 25 viviendas cuyos habitantes sobreviven solamente de la agricultura.

El miércoles 9 de agosto, un equipo de El Diario de Hoy llegó hasta la vivienda. Pero Fermán no estaba. Alejandra, una mujer de 38 años, compañera de vida del exguerrillero, dijo que su marido estaba desaparecido desde hacía casi un año. Primero dijo que desde abril de 2016 no sabían nada de él. Luego manifestó que desde septiembre de ese mismo año no tenían comunicación con él.

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De esta casa, un grupo de hombres se llevó a Hernández Arévalo, según cuenta la esposa del convicto. Sin embargo, ella no ha denunciado el hecho a la Policía. Foto/ Lissette Lemus

¿Desaparecido?

Con evidente tranquilidad y a veces sonriendo, Alejandra contó que una noche, entre el 5 y 6 de septiembre del año pasado, como a las 9:00, un grupo de hombres lo llegó a sacar de su vivienda. Semanas antes, su marido había escuchado en las noticias que reactivarían el caso judicial por el asesinato de los dos militares norteamericanos el 2 de enero de 1991 en el cantón San Francisco, municipio de Lolotique, departamento de San Miguel.

El 13 de julio de 2016, la Sala de lo Constitucional declaró inconstitucional la Ley de Amnistía General para la Consolidación de la Paz. En los días posteriores, abundaron las noticias sobre los casos judiciales que serían reabiertos o investigados. El derribo de un helicóptero y posterior asesinato de dos de sus tripulantes era mencionado como uno de ellos.

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“Él escuchaba noticias. Y el 20 de agosto, cuando las vimos, me dijo: ???Esto se va a poner perro, mama’. Nada más. Eso fue el 20 de agosto. Ya como el 5 ó 6 de septiembre como a las 9:00 de la noche le hablaron a él que lo ocupaban y ya me dijeron que se lo iban a llevar. Yo les pregunté para dónde; me dijeron que a mí no me interesaba saber nada de eso”.

Pese a lo anterior, ni Alejandra ni sus hijas, ya mayores de edad y residentes en la misma casa, han denunciado la supuesta desaparición. Ellas dan su explicación: “No hemos denunciado porque nosotros tenemos desconfianza en esa gente que se lo llevó. No sabemos si es gente mala o es gente buena”.

Sin embargo, además de la tranquilidad con que Alejandra relata que su esposo fue sacado de su vivienda y que hasta la fecha no sabe nada de él, en el puesto policial de Chilanga aseguran que no tienen reportes de ninguna persona desaparecida y menos que la hayan llegado a sacar de su casa.

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A Fermán Hernández Arévalo, o Porfirio, lo conoce mucha gente de Chilanga. Saben que fue guerrillero, que le falta un dedo de una mano y que fue uno de los que mató, el que disparó, a sangre fría, a los dos norteamericanos luego que una escuadra de siete guerrilleros derribara el helicóptero en que estos sobrevolaban el cantón San Francisco de Lolotique, mientras se dirigían a la base Soto Cano, en Honduras. Esto según el proceso judicial que se siguió.

Con solo mencionar el nombre de él, cualquier persona a la que se le pregunte da referencias de cómo llegar hasta la casa del exguerrillero y ahora prófugo de la justicia, pues el 2 de junio de este año el Juzgado de Primera Instancia de Chinameca, San Miguel, ordenó a la Policía Nacional Civil (PNC) que Hernández Arévalo, Severiano Fuentes Fuentes (Aparicio) y Santos Guevara Chicas (Comandante Domínguez) fueran capturados y puestos a la orden de su autoridad.

 

Los guerrilleros derribaron la aeronave creyendo, aparentemente, y así lo explicaron los comandantes del FMLN posteriormente, que se trataba de un helicóptero de la Fuerza Aérea Salvadoreña. Pero en realidad, se trataba de una aeronave del Ejército de los Estados Unidos, que se dirigía a la base militar Soto Cano, en Honduras.

Tampoco eran asesores militares de la Fuerza Armada de El Salvador, como suele decirse en las noticias.

El coronel Mark Randal Hamilton, comandante del Grupo militar estadounidense acreditado en El Salvador en la época en que se cometió el delito, testificó ante un juez salvadoreño, lo siguiente: “… los tripulantes del helicóptero derribado eran miembros del Ejército de los Estados Unidos destacados en la Base de Soto Cano, Honduras, y no asesores de las fuerzas armadas salvadoreñas, y que el día de los hechos el Teniente Coronel Pickett había venido a saludarlo y a despedirse…”.

Pickett era el comandante del 4o. Batallón del 22o. Regimiento Aéreo, destacado en aquellos días en la Base Militar de Soto Cano, Honduras, según consta en el proceso judicial en contra de los tres guerrilleros.

 

Sin reportes de desaparecidos

Además de que la Policía de Chilanga no tiene reportes de personas desaparecidas en ese municipio, la versión de Alejandra es controvertida por algunos lugareños. Estos aseguran que Fermán desapareció del caserío luego que en las noticias saliera que los tres ex guerrilleros tenían nuevamente orden de captura.

Después de eso a Fermán ya no se le vio, pero de eso hace solo semanas, no meses, como afirma Alejandra. Algunos respaldan parte de la versión de la mujer de Fermán, cuando dicen que un grupo de hombres llegó a llevárselo, pero descartan que ella no sepa quiénes fueron y dónde está.

“Se lo vinieron a llevar, eso sí es cierto, pero yo creo que para protegerlo no para hacerle algo malo”, dijo una persona quien aseguró conocer bien a Fermán y su familia.
Otros lugareños consideran que Alejandra y sus hijas no estuvieran tan tranquilas si en realidad no supieran de Fermán.

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El presidente de una ONG de Mejicanos

En diciembre de 2013, Ceveriano Fuentes Fuentes, conocido durante la guerra con el seudónimo de Aparicio, era representante legal de la Asociación Nuevo Amanecer de El Salvador (Anades), a la cual, ese mismo año, el consejo directivo del Consejo Nacional de la Niñez y la Adolescencia (CONNA) autorizó funcionar como Entidad de Atención de la Niñez y la Adolescencia, según consta en documentos de los que El Diario de Hoy tiene copia.

Anades funciona en el municipio de Mejicanos, mismo en el que reside Fuentes Fuentes, según lo constató un equipo de El Diario de Hoy, lo cual también consta en documentos de identidad del convicto. El jueves 3 de agosto, a través de una llamada telefónica se preguntó por “Severiano”, y la persona que contestó dijo que ya se había retirado y que lo más probable era que regresara hasta el lunes 7 de agosto.

No es fácil localizar a Aparicio a través de documentos. Sobre todo porque en los archivos en los que se menciona, incluyendo los judiciales, se identifica como “Severiano” Fuentes Fuentes. Con ese nombre, sólo aparece en documentos judiciales y en las noticias que lo mencionan como responsable de dar la orden a Fermán Hernández Arévalo, o Porfirio, de que asesinara a los dos militares estadounidenses.

Pero legalmente, “Severiano” no es la escritura correcta de su nombre. En su documento de identidad y licencia de conducir, su nombre está escrito como “Ceberiano” Fuentes Fuentes.

El lunes 7 de agosto, tras intentar localizar a Fuentes Fuentes en la Asociación Nuevo Amanecer de El Salvador, la persona que vigila la entrada dijo que casi no llegaba a la oficina, ya que su puesto de presidente de la junta directiva no lo requería.

Ese mismo día se le buscó en la casa de la colonia Santa Luisa, del cantón San Roque, pero tras tocar varias veces la puerta principal, sólo los ladridos de varios perros se escucharon. Los vecinos confirmaron que la casa número siete con una estrella roja al final del Pasaje López era la de Ceberiano.

Fachada de la casa en la que vive Ceberiano Fuentes Fuentes, en la colonia Santa Luisa, cantón San Roque, Mejicanos.

Más de dos meses han transcurrido desde que el Juzgado de Primera Instancia de Chinameca ordenó recapturar a los tres exguerrilleros amnistiados, pero la Policía aún no las ha hecho efectivas.

El Diario de Hoy consultó con varios jefes de subdelegaciones y puestos policiales si la Dirección General de la Policía Nacional Civil (PNC) les había ordenado proceder a la búsqueda y captura de “Severiano” Fuentes Fuentes, Fermán Hernández Arévalo y Santos Guevara Portillo, pero ninguno de los consultados dijo haber recibido tal orden a pesar que el 19 de julio anterior, el director de la PNC, Howard Cotto, confirmó haber recibido las órdenes de captura.

En el caso particular de Hernández Arévalo, una fuente policial del puesto de Chilanga, aseguró que no han recibido, por ningún medio, la orden de proceder a la captura de esa persona.

Al ser arrestados, Aparicio, Domínguez y Porfirio tendrían que volver a la cárcel, a continuar pagando la pena de prisión que les fue impuesta por el asesinato de los dos militares norteamericanos.