Una escuela fuera de lo común en El Zonte

Un grupo de 15 niños y adolescentes de diversas edades se educan bajo un sistema que pretende ser una alternativa innovadora al actual.

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Caroline Auclair, voluntaria canadiense, da la clase de Matemática y Aprendizaje a sus alumnos. Foto/ Eduardo Alvarenga

Por Eduardo Alvarenga

2017-06-19 9:15:43

Niños sin uniformes llegan poco a poco a una casa de playa en El Zonte, La Libertad. En la entrada dejan los zapatos para andar descalzos toda la jornada algo que, según los alumnos, es más cómodo debido al calor de la costa.

Allí es la sede de la Escuela libre El Zonte, el primer centro de educación libre en el país donde los profesores son, en su mayoría, los padres de los alumnos. Las clases son impartidas, casi todas, en inglés, debido a que el grueso de alumnos son hijos de extranjeros.

Allí estudian 15 alumnos de distintas edades. Se dividen en pequeños grupos para recibir algunas clases de acuerdo a sus edades. En ocasiones también reciben clases todos juntos, como en la clase de acroyoga y otras relacionadas al arte y la creatividad.

Eliana y Zoe en la clase de acroyoga que imparte Ana Larios, una madre de familia. Foto/ Eduardo Alvarenga

Las materias elementales siempre son impartidas, pero de una forma distinta a las escuelas regulares. La interacción entre quien da la clase y los pequeños alumnos es constante. Esa interacción está marcada por la reflexión y los cuestionamientos.

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Este modelo intenta emular la educación en casa, una práctica conocida en países de primer mundo, donde los padres asumen la responsabilidad de educar a sus hijos.

En El Zonte, Paola Miranda, una actriz de teatro salvadoreña ha asumido esa responsabilidad junto a su esposo Michael Dooley. A ellos se les han unido otras parejas de extranjeros que viven en la costa.

Paola y Michael tomaron la decisión luego de ver un documental llamado “La educación prohibida”, el cual es una crítica al sistema de educación actual que proviene del modelo prusiano del siglo XlX.

Remando entre pantanos por la educación

En este se expone cómo la educación actual no responde a las necesidades vigentes y se caracteriza por imponer un régimen vertical, donde los alumnos repiten sin hacer mayores cuestionamientos.

Para Paola, educar en casa a sus hijas Zoe y Tessa fue la solución tras la mala experiencia de llevar a las niñas a un colegio, debido a que tenían que viajar hasta San Salvador todos los días.

Sin embargo, este tipo de modelo de enseñanza no está validado por el Ministerio de Educación. Para que los niños opten por un certificado, tendrían que ingresar al programa Educo. Actualmente Paola prepara el proyecto para presentarlo al Mined y que abra una prueba de aptitud para certificarlo.

Foto/ Eduardo Alvarenga

Michael, el padre de las pequeñas, asegura que tras ver experiencias de los niños lugareños en las escuelas, “estas no ayudan a desarrollar la creatividad, las tareas que hacen se limitan a la repetición de los temas, pero hasta allí”.

Para Zoe, la mayor de las hijas de esta pareja, estudiar en un colegio fue una experiencia que no quisiera repetir. “Las profesoras no daban permiso para nada, ni para ir al baño y teníamos que usar un uniforme muy caliente”.

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Ese mismo pensamiento es compartido por Sacha Harnois, de 9 años, quien tiene una sola palabra para describir la educación en las instituciones: “horrible”.

La escuela es parte de la ONG El Zonte Arts and Learning, a través de la cual se intenta dar un mejor futuro a los niños locales y quienes, dos veces por semana, se unen a las clases artísticas y de inglés de la escuela en las que comparten con los alumnos.

Para Paola, este proyecto ha surgido por un compromiso y amor al lugar.