La historia de los niños que reman entre pantanos para ir a la escuela

Un grupo de niños de los alrededores del caserío El Chino en Garita Palmera, Ahuachapán, viaja diariamente en botes de madera hacia la escuela

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Por ??scar Iraheta

2018-01-16 6:30:05

Lissette sueña con ser policía; Ingrid, doctora; Carlos, periodista, y Rosemberg, maestro. Lo expresan con mucha seguridad, a pesar de que para lograrlo cada día se enfrentan a un arduo y complicado camino para tener acceso a la educación primaria.

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De lunes a viernes a las 5:00 de la mañana, los niños se suben a los botes de madera y se deslizan por las aguas fangosas de los pantanos que pertenecen a la bocana del caserío El Chino, en Garita Palmera, Ahuachapán. Antes de salir a la escuela, deben ayudar en lo que puedan a sus padres. Se levantan a las 4:00 a.m. Lissette casi siempre dirige la lancha por ser la mayor, tiene 13 años y estudia sexto grado.

Lissette ayuda a su madre en la cocina cuando regresa de sus estudios. Foto/Marlon Hernández

 

Tiene la responsabilidad de llevar a sus hermanos a la escuela. Pero cuando entra el invierno y el nivel del agua sube, es su hermano mayor el que los lleva, por lo complicado del viaje. Lissette rema 45 minutos a un ritmo lento, al compás del movimiento que dan sus frágiles brazos y calculando que la vara de dos metros que sirve como remo no se quiebre. Si eso pasa, debe cortar alguna del manglar y seguir.

Durante la travesía los estudiantes están a merced de los cocodrilos o animales que los ataquen. No tienen miedo, ya están acostumbrados a esa realidad. A pocos metros de su casa, salen en otro bote sus dos vecinos y se suman a la “aventura”.

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Ante la falta de espacios, los niños estudian en hamacas y en los pisos de tierra. Foto/Marlon Hernández

En el trayecto se divierten, hacen competencias con las chalupas, toman atajos y juegan a que sus pequeñas embarcaciones son carros dentro de los laberintos formados por los manglares. Al llegar a tierra, dejan el bote frente a la casa de un vecino y caminan más de 20 minutos para llegar al Centro Escolar Caserío El Chino, del referido municipio. En la escuela sólo funcionan dos salones en el turno de la mañana.

Mirna Lissette García rema el cayuco más grande donde transporta a sus hermanos. Foto/Marlon Hernández

La educación de Rosemberg, Ingrid y Carlos es normal. Cada uno asiste a sus grados de acuerdo con sus edades . Pero la de Lissette no: estudia en el mismo salón de clases donde están los niños de primero a cuarto grado. Su maestro le enseña con guías didácticas de acuerdo con su nivel académico y trata de llevarla al mismo ritmo de educación que lo hacen alumnos de sexto grado que estudian en el turno de tarde.

Lissette estudia así porque es la encargada de llevar a sus hermanos en la lancha. Así es el pantanoso camino para superarse de Lissette, Ingrid, Carlos y Rosemberg, quienes están convencidos que el único camino para superarse y salir de la pobreza es la educación.

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