Jorgito (nombre ficticio), de 10 años, no tenía a nadie más en la vida que a Daniel Beltrán y Greys Henríquez, de 21 y 23 años, respectivamente. Desde hace meses el niño vivía con la pareja, porque su propia madre no lo podía mantener. Los esposos eran como sus padres.
El martes, a las 9:00 de la noche, el niño preguntó y preguntó sobre el paradero de la pareja, ya que no llegaron a su casa como lo hacían siempre. Jorgito se durmió sin verlos.
A varios kilómetros de su casa, en el municipio de San Marcos, la pareja fue asesinada a balazos por varios sujetos.
Ambos quedaron en la entrada de los condominios Altos de América en San Jacinto. El hecho ocurrió a las 7:45 de la noche, según los registros de la PNC.
Testigos aseguraron que los esposos salieron de su casa a echar combustible a una gasolinera en la colonia América porque estaba más cómoda. Ahí varios sujetos los privaron de libertad y a dos cuadras del lugar, les dispararon a quemarropa. La mala noticia llegó a las 2:00 de la madrugada del miércoles. Jorgito supo la trágica noticia que aún no comprende o asimila, según fuentes allegados a la familia.
El dolor de la muerte no deja en paz a la familia Henríquez Beltrán. Hace un año la bisabuela de la familia murió de una enfermedad natural. Siete meses después, falleció la abuela. Jorgito solo se quedará con el abuelo que ya tiene muchos años y se le dificulta movilizarse.
Greys estudió para enfermera, el año pasado logró graduarse y tenía muchos sueños en la vida como trabajar en un hospital. Su pareja era carpintero y trabaja en una empresa de muebles. Ambos trabajaban para sacar adelante a Jorgito, a quién le habían jurado mantenerlo hasta verlo como un profesional.