¿Cuál es el riesgo de la caldera de Ilopango?

Un estudio de la universidad de Bristol, Reino Unido, detectó  la acumulación de magma en la caldera de Ilopango. 

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Un estudio de la Universidad de Bristol, Reino Unido, detectó la acumulación de magma en la caldera de Ilopango. Se encuentra a menos de seis kilómetros y contiene gas, que podría dar lugar a una erupción explosiva.

/ Foto Por elsalv

Por Xenia González Oliva

2016-11-13 3:30:00

En la mayor parte de San Salvador hay una especie de tierra blanca, en lugares como en Soyapango hay estratos de hasta 60 metros de altura de este material. 

¿De dónde provino esta tierra blanca? Es el recuerdo de una erupción colosal  en la cual se expulsó hasta 100 kilómetros cúbicos de material volcánico, que ha sido conocido como Tierra Blanca Joven (TBJ).

La mega erupción fue producida por la caldera del lago de Ilopango, aproximadamente hace más de 1, 500 años. El catastrófico fenómeno habría destruido todo el entorno en un rango de 100 kilómetros, y habría influido en la salida de la población Maya de El Salvador. 


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El fenómeno se ha mantenido como objeto de investigación y discusión por científicos, que incluso han planteado teorías que relacionan la erupción de la caldera de Ilopango con un enfriamiento extremo que afectó al hemisferio norte, a partir del año 536 después de Cristo, d. C. 

Debido a la capacidad destructiva de la caldera de Ilopango, llama la atención los resultados de un estudio publicado hace varios días por investigadores de la Universidad de Bristol, de Reino Unido. 

A través de la investigación  se comprobó que hay magma acumulado a una profundidad de seis kilómetros por debajo de la caldera.

La publicación destacó el riesgo que podría enfrentar  San Salvador si ocurre una nueva erupción.  

Revelador estudio 

La caldera de Ilopango es uno de los volcanes con mayor potencial eruptivo que hay en El Salvador. 

Para la vulcanóloga e investigadora de la Universidad de Uppsala, Suecia, Abigail Barker, el hecho de que el magma se ha encontrado a seis kilómetros de profundidad implica que podría ascender rápidamente en caso de una erupción. También destacó que los investigadores mencionan que hay gas en la cámara magmática, lo que podría dar lugar a una erupción explosiva. 


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Eduardo Gutiérrez, coordinador del área de Vulcanología del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), participó en el estudio con los investigadores extranjeros. 

“Es un trabajo inédito, por primera vez se estaba haciendo un trabajo gravimétrico en la caldera del volcán de Ilopango, que es uno de los volcanes con más potencial eruptivo que tenemos en el país”, dijo Gutiérrez. 

El especialista explicó que hasta hace poco solo se podía calcular que había una cámara magmática en esa área, pero ahora se logró determinar a qué profundidad está. 

La caldera con el magma está ubicada debajo de las Islas Quemadas y Cerro Los Patos. 

Estas pequeñas islas surgieron entre  1879 y 1880, con una erupción, pero no fue explosiva y hubo poca expulsión de ceniza. 

El riesgo de los sismos 

El magma se encuentra en las capas más profundas del planeta, pero logra subir por grietas que se forman en la corteza de la Tierra. 

“Para que exista un volcán necesitamos tener algo donde el magma pueda subir. Si no existían grietas en el interior de la Tierra, el magma no asciende”, expresó Gutiérrez.

Los sismos que ocurren frente a la costa del país, donde la Placa del Caribe choca contra la Placa de Cocos, hace que el magma se funda y crea deformación entre ciertos terrenos del continente, por estas grietas el magma tiene un camino para subir. 

El ascenso del magma puede culminar con una erupción. 

Actualmente no hay indicios que indiquen actividad eruptiva en la caldera de Ilopango. “La probabilidad de una erupción fuerte como la de hace mil 500 años para Ilopango, puede ser dentro de miles de años”, dijo Gutiérrez. 

Pero su comportamiento podría ser afectado de ocurrir un terremoto con condiciones específicas. 

El estudio destacó que la caldera está ubicada dentro de un complejo ensamblaje de fallas de la Zona de Falla de El Salvador (ZFES). 

El terremoto ocurrido el 13 de febrero de 2001 estuvo ubicado justo en esa zona y podría haber relación entre el movimiento de la falla y el ascenso del magma.  

Un terremoto similar podría desestabilizar la caldera y provocar otra erupción, que aunque no sea de grandes proporciones podría afectar el ambiente. 

Barker lo explicó como destapar una botella de champán. “Si hay un terremoto como del 2001, no relacionado al volcán, pero en esa área, eso puede ser algo que bata la botella de champán, que en este caso es la cámara magmática, y quita el tapón creando una gran explosión”. 

Gutiérrez dijo que la situación aún se está estudiando y que no se puede divorciar la actividad tectóntica o sísmica con la actividad volcánica. 

Barker señaló que aunque no es posible garantizar si la próxima erupción será explosiva o no, es necesario monitorear el gas que se encuentra en la cámara.  

El papel del gas en una erupción se explica como lo que ocurre al batir una gaseosa y abrirla. “Dependiendo qué tanto la haya movido cuando usted libera la presión, los gases empiezan a salir y después viene el líquido, es el mismo fenómeno cuando tenemos gases en una mezcla magmática. Es el motor para que un magma pueda salir”, expuso Gutiérrez. 

Importancia de educación y monitoreo 

La erupción de la caldera de Ilopango es un riesgo que se mantiene presente para todo el país, por lo que es importante no solo reforzar el monitoreo de la caldera, pero también preparar a la población, sobre todo a quienes viven en la zona. 

“Por el momento no creo que deba causa alarma. Sospecho que no hay una gran cantidad de magma”, dijo Barker. 

Señaló que  el magma se encontraría solo en el área bajo las pequeñas islas, no en todo el lago. 

“No sería una súper erupción, pero el magma podría seguir acumulándose, hasta por 100 años antes de que haga una erupción”, añadió. 

Actualmente el MARN monitorea la caldera con seis estaciones sísmicas para detectar alguna anomalía en el comportamiento. 

Por ejemplo, las últimas erupciones ocurridas en los volcanes de Santa Ana y San Miguel eran esperadas por los cambios que se detectaron en el comportamiento. 

Gutiérrez dijo que aún es necesario reforzar el monitoreo en otras áreas, que a veces el limitado por lo costoso de los equipos. Por ello es importante el apoyo de los investigadores extranjeros. 

Añadió que una de las metas es lograr desarrollar mapas de amenaza y de probabilidad de qué áreas pueden salir afectadas en caso de una erupción. También señaló la necesidad de que la población esté preparada, para saber cómo responder. 

“Tenemos que estar preparados para una erupción volcánica cuando una erupción grande de algunas calderas venga tenemos que estar conscientes de este potencial”, expresó Gutiérrez.

¿Qué es una caldera?  

La formación de la caldera es un tipo de volcán que hace erupciones muy voluminosas. La caldera se forma cuando un volcán comienza a hacer una fuente erupción, lanzando todo el material que esta acumulado en la cámara magmática ubicada abajo de este. Durante la erupción son kilómetros cúbicos de material los que lanza. 

Hay un momento en que comienza a disminuir el nivel de la cámara magmática y ya no puede soportar el peso que está en su techo, colapsando. Así se dan estas estructuras con forma de caldera hacia abajo, no como conos. Este tipo de volcán tiende a ser muy explosivo y provocar erupciones peligrosas. 

La mega erupción de Ilopango 

La colosal erupción de Ilopango, que ocurrió hace 1, 500 años, ha sido objeto de interés de investigadores. Es clasificada como una erupción pliniana, porque hay columnas que se elevan más de 25 kilómetros, similar a la ocurrida en el monte Vesuvio. La erupción tuvo un valor de 6, Índice de explosividad volcánica. El mayor valor es 8. 

Estudios han sugerido que la erupción pudo haber provocado la “Pequeña Edad de Hielo de la Antigüedad Tardía”, un fenómeno climático extremo que ocurrió en los años 535-536 d. C. y afectó civilizaciones. Este habría sido provocado por una especie de velo de cenizas o polvo que cubrió la tierra a causa de una gran erupción.