Piwa ordenó ejecutar a 50 mareros por decir que recibieron $25 millones

Ejecuciones las habrían hecho a inicios de este año con El Chory, un cabecilla de la Fulton Locos Salvatruchas.

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Algunos delitos que se le imputan a Marvin Adaly Quintanilla Ramos, alias Piwa, fueron descubiertos por la Fiscalía mediante escuchas telefónicas.

/ Foto Por Archivo

Por El Diario de Hoy

2016-08-03 10:00:00

Walter Antonio Carrillo Alfaro, alias El Chory, fue el primero de una lista de 50 miembros de la clica Fulton Locos Salvatruchos en ser asesinado por rebelarse a los jefes de la Mara Salvatrucha (MS-13).

De acuerdo con las investigaciones de la Policía y la Fiscalía en el caso denominado Operación Jaque, El Chory intentó dividir la MS-13 y ser el máximo cabecilla de lo que sería la “Mara Salvatrucha Revolucionaria”, como en cierta ocasión se le escuchó gritar dentro del centro penal de Izalco, donde fue asesinado el pasado 6 de enero junto a tres mareros más.

Pandillas son capaces de manejar violencia a su antojo

En diversas conversaciones telefónicas interceptadas por las autoridades a los principales cabecillas de la MS-13, entre estos Marvin Adaly Quintanilla Ramos, alias Piwa o Pastilla, se menciona que esa agrupación criminal elaboró una lista de 50 mareros que apoyaban a El Chory.

La inconformidad de este cabecilla, según las escuchas telefónicas presentadas como pruebas en un juzgado especializado, surgió porque él decía que el Piwa y otros cabecillas se habían beneficiado con la entrega de 25 millones de dólares durante la tregua.

Esa suma, según El Chory, se las entregaron en el marco de la llamada tregua que “facilitó” el Gobierno Funes entre las pandillas, con la que, según decían, buscaban disminuir los altos índices de asesinatos que se registraban en 2011 y principios de 2012.

Según la acusación presentada por la Fiscalía, fue con el asesinato de El Chory, y tres mareros más, que la MS-13 comenzó la purga interna para evitar que los jefes nacionales de la MS fueran desacreditados y para evitar el fraccionamiento de esa agrupación.

La mujer de El Chory también sería purgada

En poco más de un mes, la Mara Salvatrucha había ejecutado a una veintena de sus miembros insubordinados.

Las ejecuciones fueron a nivel nacional, pues todas las agrupaciones de esa organización tenían la orden de matar en cualquier lugar que fueran vistos, a quienes estaban en esa lista de los 50.

El Chory estaba encarcelado, purgando una larga condena por ser el responsable de una quincena de asesinatos, según archivos judiciales.

Sin embargo, en esa lista también se encontraba la mujer de El Chory, una pandillera con rango de cabecilla que comanda varias clicas en la urbanización Las Margaritas, en Soyapango.

La mujer, conocida con el alias de “La Blacky”, se ganó su posición en la MS-13 luego de purgar una corta condena judicial por el delito de tráfico de armas.

En el 2010 fue arrestada en una frontera del departamento de Santa Ana con Guatemala cuando trasladaba dos fusiles M-16 con varios cargadores y municiones.

Razones para matarla

De acuerdo con las comunicaciones interceptadas a los cabecillas de la MS-13, los jefes de esta pandilla decidieron que debían eliminarla por al menos tres razones.

La primera era que ella había comenzado a hablar de que la cúpula de ese grupo se había beneficiado con los 25 millones de dólares, supuestamente entregados por el Gobierno.

La segunda es que ella estaba al corriente de la planificación del atentado contra el Piwa, cabecilla al mando de la clica Big Criminals de Ilopango, y contra Borromeo Enrique Henríquez Solórzano, quien además de ser miembro de los jefes cabecillas, era quien presuntamente desde la cárcel controlaba las tres clicas que operan en la urbanización Las Margaritas, de Soyapango.

Según los documentos presentados al Juzgado Especializado de Instrucción A contra Crimen Organizado, ella conocía al abogado que pondría en bandeja de plata al Piwa y al Diablito.

La última razón era porque en poder de ella estaba una computadora con información sumamente sensible con secretos de la pandilla, además de que por sí, sabía mucha información de la organización debido a que había participado en reuniones de cabecillas a las cuales había sido llevada por la mujer de Henríquez Solórzano.

Luego del asesinato contra El Chory, los cabecillas principales decidieron llevarla a un rancho localizado en las riberas del Lago de Ilopango, donde sería interrogada y luego eliminada.

Fue precisamente el 25 de enero que Piwa y otro cabecilla acordaron de “interrogarla y luego pasarla a la fila” (asesinarla, según la Fiscalía), sin que se hiciera mucho ruido.

El Damper, el Gato, el Riper y el Zarco, todos de la Fulton, correrían la misma suerte porque estaban entre quienes pensaban dividir a la MS.

El 1 de febrero de este año, Piwa le dijo a otro cabecilla que “a esa bicha la iban a hacer pedazos porque ella salió hablando lo de los millones”.

El 6 de febrero, La Blacky fue llevada a un sector del cantón Apulo donde la interrogaron. Ella confirmó que ciertamente tenía la computadora pero que no tenía información.

Como si fueran jueces, aplicando el principio jurídico de que ante la duda se debe favorecer al imputado, ese 6 de febrero no fue el último día de vida de La Blacky.

Decidieron que debían esperar a que el pandillero que había informado sobre ella saliera de la cárcel para luego confrontar a ambos.

Hasta la fecha, La Blacky sigue viva, según explicaron fuentes policiales asignadas al municipio de Soyapango.

“Ahí anda La Blacky, todavía”, dijeron. “Y sigue con su cargo de cabecilla”, acotaron.

En el proceso judicial contra el Piwa y otros cabecillas de primera línea de la MS-13, la Fiscalía tiene como principales pruebas cientos de conversaciones telefónicas sostenidas por los imputados y a por lo menos dos testigos (mareros) con beneficios judiciales a cambio de colaborar con la justicia. 

En las conversaciones interceptadas a los cabecillas se les escucha decir los alias de cuatro mareros que supuestamente estarían colaborando con las autoridades.