Luego de varios días de protestas en Rusia que resultaron en un número récord de arrestos y el encarcelamiento del opositor ruso Alexéi Navalni por casi tres años, surge una nueva figura que se perfila como líder de las manifestaciones contra el cada vez más represivo gobierno de Vladímir Putin.
Se trata de Yulia Navalnaya, esposa de Navalni, quien desde el envenenamiento que sufrió el opositor ha tomado liderazgo en su lucha contra el presidente ruso, según medios internacionales.
“Estoy orugullosa de tí”, dijo Yulia Navalnaya, al comenzar la audiencia en la que se juzgaría este martes a su esposo. Unas horas más tarde, recibió el veredicto entre lágrimas y sin decir nada.
No obstante, las acciones que ha dirigido Navalnaya en defensa de su esposo y en contra de Putin han sido suficientes para que las autoridades rusas parezcan temer un “escenario bielorruso”, donde Svetlana Tijanóvskaya, esposa de un opositor encarcelado, se ha convertido en el rostro visible de un movimiento antigubernamental histórico.
“Su papel ha cambiado. De esposa de un político, se ha convertido ella misma en una política. Tiene carisma y encanto, es una persona creativa, valiente y puede sustituir fácilmente a su marido si hace falta”, declaró a la AFP el politólogo Konstantin Kalachev.
“Todos los que conocen a Navalni conocen a Yulia […]. En este sentido, ella hace política con él”, afirmó Baunov. “Hay gente que simpatiza mucho más con ella que con Navalni”.
Yulia Navalnaya, de 44 años como su marido, cabello rubio y ojos claros, es licenciada en Economía. Se conocieron en 1998 y en agosto del año pasado, cuando el opositor estaba en coma, cumplieron 20 años de casados. Ella describe a su pareja como un “amor verdadero” y su “mejor amigo”.
Ella nació en Moscú, hija de un científico y una empleada del ministerio de bienes de consumo. Junto con Navalni son padres de dos hijos, Daria, de 20 años, y Zahar, de 13.
La esposa a la que Navalni asegura que le debe la vida
El 21 de agosto de 2020, un día después del envenenamiento de su marido, Yulia tuvo su primera presentación pública internacional. Ella se paró frente al hospital en la ciudad siberiana de Omsk con gafas de sol y exigió que se le permitiera a su esposo realizar el tratamiento en el extranjero donde podría luchar para salvar su vida.
La apariencia firme impresionó a muchos y, para varios analistas fue la primera de una serie de acciones que comenzaron a molestar al gobierno ruso.
Sobre el momento en que vio a su esposo en coma, la mujer manifestó: “Sabía que no debía debilitarme. Soy su esposa. Si me caigo, los demás también caerán uno tras otro”.
Ella removió cielo y tierra para lograr que su marido fuera evacuado a Alemania, lejos del ambiente turbio del hospital provincial en el que fue ingresado, repleto de agentes secretos a los que ella acusó de presionar a los médicos.
Mientras que el opositor se debatía entre la vida y la muerte, ella informaba a los periodistas con sangre fría y perseguía a los médicos por los pasillos, hasta que le exigió a través de una carta pública al presidente Putin que dejara que su esposo fuera tratado en el extranjero. El mandarario ruso acabó aceptando que su rival fuera evacuado a Berlín.
“Yulia, me salvaste”, declaró Alexéi Navalni cuando salió del coma.
Sin embargo, el activista anticorrupción y enemigo jurado del Kremlin, Alexéi Navalni fue encarcelado a su regreso a Rusia el 17 de enero de 2021, después de una convalecencia de varios meses en Alemania por un envenenamiento del que acusa al presidente Putin.
Desde ese intento para asesinarlo con el agente nervioso Novichok, los Navalni han ejercido una unión, no sólo como pareja, sino como opositores a Putin. Un presidente ruso, que además como contraste, es un líder divorciado, oficialmente soltero, y con una vida privada que se mantiene en absoluta reserva.
Los Navalni se han construido una imagen y muestran orgullosos en las redes sociales a su familia, al parecer bastante corriente, unida y sonriente.
Yulia muestra su apoyo incondicional a su esposo y ahora reconocida como activista, especialmente desde que Alexéi fue arrestado y condenado luego de su regreso a Rusia, ya ha convocado a protestas masivas y ha logrado marchas por las principales calles de Moscú, y hasta ha terminado detenida en una ocasión.
La mujer de Navalni también ha utilizado las redes sociales para interpelar el poder de Putin. En Instagram, posteó una foto de un automóvil frente a su casa desde el que supuestamente la siguieron servicios de inteligencia del Kremlin.
Ante la postura de de la esposa de Navalni, analistas internacionales ya mencionan a Yulia Navalnaya como una segunda Svetlana Tikhanovskaya de Bielorrusia: la mujer se presentó en las elecciones presidenciales de su país en agosto contra el gobernante Alexander Lukashenko en lugar de su esposo encarcelado Sergei y ahora es considerada la líder más importante de la oposición.
