A dos horas de Xochimilco, en Ciudad de México, viajando por uno de sus canales, se encuentra una isla donde el paisaje es sombrío y la historia que la hace famosa es bastante aterradora.
La propiedad es conocida como la isla de Las Muñecas, y bien ganado su nombre, pues en ella se encuentran miles de esas figuras colgadas de las árboles, de algunas de ellas solo quedan trozos… sus cabezas.
Los habitantes de la zona comentan que fue el predicador ermitaño Julián Santana Barrera quien comenzó a colocar la muñecas por toda la isla, la idea era ahuyentar el espíritu de una niña que se ahogó en aguas cercanas y que ronda el lugar ; además, también pretendía alejar a demonios que intentaban llegar a la propiedad desde el más allá.
El mito va un poco más allá, pues indica que Santana Barrera se ahogó en esas mismas aguas hace 14 años, rodeado por las miles de muñecas que había clavado en los árboles en un intento por protegerse.
Por hoy, una familia dirige el sitio como una atracción turística.
De acuerdo a la experiencia de los visitantes, muchas muñecas están cubiertas por gruesas telas de araña, a algunas les faltan extremidades, y algunas ni siquiera poseen cuerpos, son solo cabezas colgando de cables oxidados en el árbol.
Como una especie de ritual, los visitantes dejan monedas y baratijas en los santuarios construidos para algunas muñecas.
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