Miguel Ángel Treviño, alias el Z – 40, es un símbolo de la violencia en el crimen organizado en México. El ex líder de Los Zetas tiene fama de ser sumamente cruel con sus enemigos, su carrera en el crimen inició desde muy temprana edad cuando todavía era un adolescente y vivía en Dallas Texas. Su primer eslabón fue la pandilla Los Tejanos, dedicados al narcomenudeo y al robo de vehículos.
Después empezó a trabajar para Osiel Cárdenas Guillén, fundador del entonces brazo armado del Cártel del Golfo: Los Zetas. Primero inició lavando coches, pero al ver el dominio del inglés que tenía, se convirtió en mensajero.
Con el paso del tiempo se ganó la confianza de los alto mandos y fue subiendo de posición hasta llegar a convertirse en uno de los sicarios más cercanos a Ezequiel Cárdenas, Tony Tormenta, quien fue abatido en el 2010.
Treviño fue quien impuso la “moda de desmembrar y guisar a sus enemigos”.
Una de sus crueles peculiaridades es que mordía el corazón de sus víctimas cuando aún estaban vivas con la firme creencia de que eso lo haría invencible y reclutaba a sus sicarios obligándoles a disparar a una persona al azar, según reportó Alfredo Corchado, periodista del Dallas Morning News.
“Ponía una pistola cargada en la mano de un prospecto y le ordenaba apuntar a alguien enfrente de ellos. Treviño ponía luego su mano en el corazón del sicario para medir cuán rápido latía al tiempo que gritaba: ¡Chíngatelo! Si dudaba, le pegaba un tiro en la cabeza o le daba un empleo de chivato. Dependía de su humor ese día”, escribió en su libro Midninght in Mexico.