Mientras el Parlamento está discutiendo en La Habana como producir más comida, un grupo de creyentes yoruba hace ofrendas a la madre tierra en busca de abundancia y salud.
Después de cavar un hueco en un terreno baldío de la ciudad, los santeros alimentan la tierra, para que se los devuelva en el año nuevo.
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En una ceremonia íntima de religiosos yoruba conocida como "Darle de comer a la tierra", los ocho creyentes ofrendan granos, frutas, verduras, carne, pescado, huevos, miel y cacao.
Mencionaron también que hacen el ritual para “cerrar el hueco por los difuntos, por la cantidad de personas que han muerto por la covid", dijo a la AFP el babalawo (sacerdote) Abel Montoya, de 49 años.
La producción de alimentos, históricamente insuficiente en Cuba, fue aún menor este año a consecuencia de la crisis económica por la pandemia, el recrudecido del embargo de Estados Unidos y los problemas estructurales del socialismo cubano.
Este 2021, el gobierno no pudo completar los 2.000 millones de dólares que invierte anualmente para importar el 80% de los alimentos que consume el país.
Al grito de "Tenemos hambre" y "Libertad" miles de personas se echaron a las calles el 11 julio pasado en más de 50 ciudades, en las mayores manifestaciones que haya vivido el país desde el triunfo de la revolución en 1959.
"Darle de comer a la tierra"
"Darle de comer a la tierra" es una de las dos principales ceremonias que se realizan en el año por creyentes de la Santería Cubana, un culto yuruba llegado de África con los esclavos.
Para los santeros, esta ceremonia es una ofrenda hacia la madre tierra, similar a la Pachamama de los quechuas y aymaras en América del Sur.
Cuando el babalawo dice que la ofrenda fue aceptada, cada participante toma pequeñas porciones de alimentos, se las frota en el cuerpo para hacer una "limpieza" y las arrojan al hueco para que la tierra se lleve también todo lo malo.
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La ceremonia, que se realiza al final o en los primeros días del año, esta vez está marcada por los casi 24 meses de pandemia, por ahora controlada en Cuba, pero que ha dejado 8.316 muertes entre los 964.237 enfermos hasta ahora.