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África Central: Tambores de guerra en la cuenca del Congo

Nzanga Mobutu, exviceprimer ministro de la República Democrática del Congo y presidente de la Unión de los Demócratas Mobutistas, habla sobre las raíces y desarrollo de la destabilización de la República Democrática del Congo, en entrevista exclusiva con El Diario de Hoy.

Por Pascal Drouhaud, corresponsal en París | Feb 03, 2025- 20:10

Foto EDH/ Cortesía
Foto EDH/ Cortesía

La región del Kivu, en el este de la República Democrática del Congo, gigante de África Central y cuenca del Congo con sus 2,345.000 km2 y de 105 millones de habitantes, está bajo el fuego de las armas. El riesgo de contagio de guerra regional es persistente más que nunca desde que que un grupo armado rebelde, el M23, Movimiento del 23 de Marzo, creado en 2012, está tomando control de una gran parte de la región del Kivu. 

Los combates de estos últimos días con el ejército nacional congolés fueron favorables al M23, que entró en la ciudad fronteriza con Ruanda y Uganda, Goma. Además de las exacciones contra las poblaciones civiles, la comunidad internacional denuncia un riesgo de inflamación armada, tomando en juego el papel estratégico de dicha ciudad. 

Organizado por miembros de las fuerzas armadas de la República Democrática del Congo (ex-Zaire), los rebeldes se oponían oficialmente al gobierno del entonces presidente Joseph Kabila (2001-2019), sucesor de su padre, Laurent Désiré Kabila (1997-2001). 

Había derrotado al presidente-mariscal Mobutu Sese Seko (1965-1997) a raíz de una rebelión armada que surgió, con apoyo de Ruanda, en el este y se propagó en todo el país, el Zaire. La llegada de la era de los Kabila fue acompañada de una nueva apelación, República Democrática del Congo. 

Gigante de África Central, la RDC es un país con muchos recursos naturales: el cobre, oro, cobalto, carbón, petróleo, litio, diamante, hierro, manganeso… Tantos recursos que detonan una forma de pillaje organizado denunciado por el gobierno del actual presidente Félix Tshisekedi (desde 2019, reelegido en 2024). 

Kinshasa, la capital de la RDC, acusa a la vecina Ruanda, dirigida por Paul Kagame (desde 2000). La inestabilidad en el este de la RCC, además de crear tensiones y condiciones para un conflicto regional, reanima la dimensión étnica. Todos tienen grabado en la memoria el genocidio ruandés de 1994 de los Tutsis (1 millón de muertos) por los Hutus. El elemento despertador de ese conflicto interno fue el atentado el 6 de abril de 1994, contra el avión en el cual viajaban el presidente de Ruanda, Juvenal Habyarimana, y su homólogo de Burundi, Cyprien Ntaryamira, garante de la aplicación de los Acuerdos de Arusha firmados entre el Estado ruandés dirigido por Habyarimana y el Frente Patriótico Ruandés (FPR) encabezado por el tutsi Paul Kagame, actual Jefe del Estado ruandés. 

El M23 busca hacer resurgir esta guerra a connotación étnica. Acusa al gobierno congolés de querer discriminar a la minoría tutsi del Congo mientras al final de la guerra inter-ruandesa en 1996, hutus huyeron al este del Congo. 

El M23 hoy en día está apoyado por la Ruanda de Paul Kagame, que se niega a reconocerlo. Lo cierto es la calidad del armamento del grupo rebelde y el uso de un discurso mezclando nacionalismo y regionalismo. 

El papa Francisco llamó a un "cese al fuego" el 29 de enero pasado y pidió rezar por el norteño Kivu, después de la caída a manos del M23 de la ciudad de Goma, nudo estratégico en el este del Congo democrático.

 La preocupación actual despierta pesadillas del pesado y obliga a la comunidad internacional a mirar con objetividad una situación inflamable: el genocidio de 1994 se cristalizó en la memoria. Hoy en dia, 30 años después, le cuesta condenar Ruanda, víctima de masacre; hoy en día en el corazón de la RDC, sobre un fondo de pantalla sobre recursos naturales pillados, como el cobalto, coltán, el estaño, por el M23 e indispensables para la "high-tech" como el litio, indispensable para los teléfonos, las baterías eléctricas. Pero las llamas del regreso de la guerra no pueden ser ocultadas por más tiempo, haciendo correr riesgos en la cuenca del Congo, pero también a consecuencia, a la industria de la high-tech indispensable al crecimiento de la economía contemporánea puesta bajo tensiones. 

Ingredientes altamente inflamables que están ganando los espacios de una actualidad internacional que no para de mandar imágenes de conflictos y guerras. 

Congo mineria
Foto EDH/ AFP

Para entender la situación y posición del país, víctima de esta situación, la República Democrática del Congo, El Diario de Hoy pudo contar con una entrevista exclusiva de Nzanga Mobutu.

Candidato presidencial en 2006 y 2011, el hijo del presidente Mobutu ha sido viceprimer ministro en los gobiernos congoleses entre 2007 y 2011. Creando la Unión de los Demócratas Mobutistas (UDEMO) en 2007, es una figura de apoyo al actual presidente Félix Tshisekedi. Su experiencia, su visión a la vez geopolítica e histórica permite hoy en día entender las raíces y ramificaciones de una crisis preocupante que nos impone mirar con objetividad las fuentes de una agresión contra la Unidad República Democrática del Congo, que pone en peligro toda África Central. 

Estas son sus declaraciones para El Diario de Hoy:

Sr Mobutu, la comunidad internacional parece descubrir el conflicto en el este de la República Democrática del Congo (RDC), a pesar de ser inestable por decenios. ¿Por qué se está despertando la preocupación por un riesgo de guerra en la cuenca del Congo? 

El conflicto en el este de la RDC tiene años. Desde hace más de 30 años, esta región es el teatro de violencias perpetradas por grupos armados locales y extranjeros. Sin embargo, la intensificación de los ataques por el M23, sostenido y apoyado por Ruanda, llamó particularmente la atención de la comunidad internacional. La magnitud de los combates, la toma de Goma y la implicación directa de varias potencias extranjeras volvieron la situación alarmante. 

Además, el contexto mundial caracterizado por tensiones siempre más fuertes, la importancia estratégica de los recursos congoleses, esenciales para la industria mundial, llevan a las grandes potencias a reconsiderar sus posiciones frente a esta crisis. 

¿Quién es el Movimiento del M 23? 

El M23 es un movimiento armado, compuesto de ex-militares el movimiento precedente, el "Congreso Nacional por la Defensa del Pueblo, CNDP), el mismo apoyado por Ruanda. Después de la derrota del M-23 en 2013, reapareció en 2021 con una fuerza militar reforzada. Oficialmente, afirma defender los derechos de una parte de la población del Kivu. Pero, en realidad, actúa como un instrumento de Kigali (capital del Ruanda) para destabilizar a la RDC y controlar sus recursos mineros estratégicos. 

¿Cuán cierto es que el M-23 esta relacionado con Ruanda? 

Los enlaces entre el M-23 y Ruanda están ampliamente documentados. Informes de la Organización de las Naciones Unidas, varias ONG, servicios de inteligencia de varios países, confirmaron esta realidad: Ruanda proporciona al M-23, armas, un apoyo logístico y tropas. El objetivo de Kigali es doble: debilitar a la RDC manteniendo una inestabilidad crónica y sacar provecho de sus recursos mineros sobre todo el coltán, indispensable a la industria tecnológica mundial. 

¿Por qué es estratégico tomar el control de la región del Kivu? La RDC corre un riesgo de destabilización?

El Kivu es una de las regiones más ricas en recursos naturales con sus minerales estratégicos. Pienso en el coltán, el oro tanto como en tierras raras, esenciales a la industria high-tech. Su control garantiza un acceso privilegiado a estas riquezas, agitando las ambiciones de varios países. Además, su posición geográfica lo convierte en un punto neurálgico en las dinámicas de influencia regionales implicadas como Ruanda, Burundi y Uganda. Hoy en día, la RDC está debilitada por esta guerra. Si el conflicto tendiese a extenderse, podría prender fuego a toda la región de los Grandes Lagos. 

Congo mineria
Foto EDH/ AFP

La rebelión que provocó la caída del presidente Mobutu en 1997, surgió también el este del Congo… ¿Se puede hacer un paralelo con la crisis contemporánea? 

Existen similitudes notablemente por la implicacion de actores extranjeros que buscan redefinir el equilibrio de poderes en RDC, para satisfacer sus propios intereses. En 1996-1997, la rebelión encabezada por Laurent-Désiré Kabila, con el apoyo de Ruanda y de Uganda, llevó a la reversión del mariscal Mobutu. Hoy en día, nos enfrentamos a una nueva ofensiva del M-23, siempre apoyado por Kigali. Sin embargo, el contexto es diferente: la RDC dispone ahora de un ejército en reconstrucción y de un apoyo internacional afirmado para Kigali. Ahora bien, la lógica de una guerra de influencia regional, explotando tensiones locales, sigue siendo la misma. 

¿La dimensión étnica existe hoy en día? ¿Por qué se teme una conflagración entre la RDC, Ruanda, Burundi y Uganda? 

El argumento étnico es utilizado como un pretexto, pero la verdadera meta y desafío, es antes de todo geopolítico y económico. La supuesta protección de ciertas comunidades sirve de justificación a las intervenciones de los países vecinos en RDC. Sin embargo, si el conflicto tendía a intensificarse, podría rápidamente implicar otros actores regionales como Burundi, Uganda que tienen intereses en el este congolés. El riesgo de una conflagración global de la región de los Grandes Lagos es bien real. 

¿Por qué se establece una relación entre los recursos naturales estratégicos del Kivu y la industria high-tech tan indispensable a la economía actual y GAFAM? 

La region del Kivu abunda de minerales estratégicos, dentro de los cuales está el coltán indispensable a la fabricación de los smartphones, computadoras y baterías eléctricas. Estos recursos son vitales para las multinacionales como Apple y Google. La guerra en esta región no se limita entonces a un solo enfrentamiento local: impacta los intereses económicos de las potencias mundiales. Ciertos países cierran los ojos a las exacciones cometidas, porque sacan provecho de la inestabilidad para acceder a los minerales a menor costo, vía redes de contrabando pasando por los países vecinos. 

 ¿Existe una solución a la crisis? ¿El presidente Donald Trump puede contribuir en una pacificación de la región?

 La crisis de seguridad en RDC es compleja. A pesar de todo, tiene soluciones. 

Destacamos tres ejes que parecen en privilegiar :

1. Una presión diplomática reforzada sobre Ruanda y sus apoyos. 

La comunidad internacional, en particular las grandes potencias como los Estados Unidos, deben imponer sanciones severas a los responsables del apoyo al M-23 tanto como a los circuitos de contrabando de minerales. La impunidad que beneficia a Kigali solo alienta el seguimiento de las agresiones. 

2. Un reforzamiento de las capacidades militares e estratégicas de la RDC

 El Estado congolés debe seguir con la modernización de su ejército, la mejoría de sus servicios en término de inteligencia y el proceso de seguridad de sus fronteras. Una cooperación militar con sus aliados de confianza podría permitir de restaurar la integridad territorial del país. 

Un saneamiento del comercio de los recursos naturales

La guerra en el este es, antes de todo, una guerra económica. Es imperativo lograr en cortar la financiación de los grupos armados imponiendo un control estricto de la trazabilidad de los minerales y sancionando si es necesario a las multinacionales si esta demostrada su complicidad con los circuitos ilegales. 

El regreso a la Casa Blanca del presidente Donald J. Trump puede tener un impacto sobre la situación de seguridad. Su visión más directa de las relaciones internacionales, fundada sobre la defensa de los intereses estratégicos y económicos de los Estados Unidos, podría llevarlo a adoptar una posición más firme frente a las injerencias extranjeras en la RDC. 

La administración precedente había advertido a Ruanda sobre su rol en la inestabilidad regional. Creo que el regreso de Donald Trump puede ser un activo esencial, para la República Democrática del Congo. El presidente de los Estados Unidos conoce las implicaciones económicas de la situación internacional. Es una ocasión para ambas partes, para hacer prevalecer la importancia estratégica del país en la economía mundial. Tenemos mucho que discutir con el Presidente Trump. 

 ¿Puede ser útil América Latina a la República Democrática del Congo? 

Sí. Por cierto, varios países, como El Salvador, Paraguay, Argentina, pero también Guatemala, México, Costa Rica, Perú, sin olvidar a Ecuador y Uruguay, pueden traer un liderazgo y apoyo diplomático. Pueden denunciar las injerencias exteriores y promover soluciones de paz. Sobre la dimension económica, su experiencia en administración de recursos naturales y para la agroindustria puede ayudar a la RDC a diversificar su economía y limitar el pillaje de sus minerales. Finalmente, países que participaron en misiones de la ONU, como, México, Brasil, Uruguay o El Salvador, pueden compartir su experiencia en estabilización post-conflicto. 

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