Régimen de Ortega convierte a Nicaragua en el único país del mundo sin periódicos impresos

Los bloqueos y la retención del papel y otros insumos por parte del régimen de Daniel Ortega, provocaron que los únicos dos periódicos impresos que quedaban en el país salieran de circulación.

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En agosto pasado la policía nicaragüense se tomó las instalaciones de La Prensa, el periódico más antiguo del país. Foto de referencia / Archivo / EDH / EFE

Por J. Mejía - Agencias - EFE

2021-08-13 6:28:45

Este viernes dejó de circular por primera vez en muchos años el único periódico impreso que quedaba en pie dentro del régimen dictatorial de Daniel Ortega en Nicaragua, luego de una serie de bloqueos y retención de la materia prima impuestos por dicho gobierno autoritario.

Con una primera plana histórica, en la que se podía leer que "la dictadura retiene nuestro papel, pero no puede ocultar la verdad", el medio denunció ayer las acciones del régimen, algo que provocó que ayer mismo, por la noche, la enorme rotativa encargada de imprimir los ejemplares ya no se encendiera, como es costumbre desde hace casi un siglo.

No obstante, La Prensa recoge en su denuncia que esta no es la primera vez que sufre de un bloqueo de este tipo: ya en 2018 el régimen había retenido al rededor de 100 toneladas de papel y varios insumos necesarios para producir las ediciones impresas. Dicho bloqueo duró al rededor de 500 días y el papel fue liberado hasta el febrero de 2020.

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Según La Prensa, "esos 17 meses de secuestro de los insumos causaron grandes pérdidas a la empresa ya que tuvo que imprimir en papel más caro y se vio forzada a recortar fuertemente el alcance de la circulación, lo que redujo considerablemente las ventas."

Asimismo, otro periódico, llamado Hoy, dejó de circular ayer mismo, por lo que Nicaragua se convirtió oficialmente en el único país del mundo que no posee periódicos impresos en circulación.

Este viernes también fueron allanadas las oficinas de La Prensa por la policía nicaragüense, bajo el argumento de una investigación por defraudación aduanera y lavado de activos, delitos que también se le han adjudicado a otras figuras del periodismo y de la política nicaragüense como una última estocada de parte del régimen antes de las elecciones presidenciales en noviembre próximo.

Fue el mismo medio el que denunció en sus plataformas digitales la irrupción de los agentes policiales, quienes al momento de esta nota, aún mantienen retenidos varios periodistas, incluyendo al gerente general de La Prensa, Juan Lorenzo Holmann.

El régimen de Ortega ha cometida diversas injusticias y acciones autoritarias a lo largo de su historia política, sin embargo, desde hace algunos meses, estas acciones se incrementaron entorno a las elecciones presidenciales que se realizarán en noviembre próximo en el país.

En el marco del proceso electoral, las autoridades nicaragüenses han arrestado a los aspirantes presidenciales opositores Cristiana Chamorro, Arturo Cruz, Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro, Miguel Mora, Medardo Mairena y Noel Vidaurre, que están siendo investigados por supuesta traición a la patria.

La Policía Nacional, que dirige Francisco Díaz, un consuegro de Ortega, también ha aprehendido a un excanciller, dos exvicecancilleres, dos históricos exguerrilleros sandinistas disidentes, un dirigente empresarial, un banquero, una ex primera dama y cinco dirigentes opositores.

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Además, dos líderes estudiantiles, dos dirigentes campesinos, una abogada y defensora de los derechos humanos, un politólogo y especialista en sistemas políticos y electorales, un periodista, un comentarista, dos extrabajadores de una ONG y un conductor de Cristiana Chamorro.

Otros dos aspirantes a la Presidencia de la oposición, María Asunción Moreno y el exlíder de la “Contra” Luis Fley, abandonaron Nicaragua argumentando razones de seguridad.

El sandinista Daniel Ortega, que retornó al poder en 2007, buscará su quinto mandato, cuarto de forma consecutiva, y segundo con su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.

Dichos comicios serán claves para Ortega, ya que se jugará 42 años de dominio casi absoluto de la política nicaragüense.