María Delia Esperanza de 63 años y Alberto Antonio Chirico, de 71, murieron asesinados por alguien a quien nunca vieron como una amenaza: una agente de la policía.
Ambos vivían cerca del Parque Avellaneda en la ciudad de Tucumán, en Argentina, y una tarde, en un gesto de buena voluntad, le ofrecieron tomar café a Sonia Rebeca Soloaga, quién se encontraba de guardia en la cuadra en la que ellos habitaban. Además, la dejaron entrar para utilizar el sanitario.
Sin embargo, cuando la oficial ingresó tuvo tiempo de analizar aquella vivienda y de inmediato supo que los ancianos podían tener dinero guardado en algún lugar.
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Acto seguido, les dio un disparo en la nuca a cada uno y se robó la suma de 80 mil dólares, mismos que eran los ahorros de toda la vida de la pareja.
Según el periódico El Clarín, la mujer tenía la intención de utilizar el dinero para pagar un viaje al centro de atracciones de Disney, en Florida, Estados Unidos, mismo que iba a ser la celebración de los 15 años de su hija, sin embargo, fue capturada por las autoridades.
Hoy, casi dos años después del crimen ocurrido el 11 de junio de 2019, el caso se torna relevante debido a que hoy miércoles inicio el juicio oral en contra de la acusada del doble homicidio.
Uno de los hijos de las víctimas, identificado como Mariano Chirico, afirmó que espera "que se haga justicia de una vez por todas y que le den la pena máxima a todos los involucrados".
Además de Soloaga, en la audiencia será juzgado un hombre identificado como Diego Alberto Pachilla, quién está siendo acusado por encubrir los hechos cometidos por la mujer policía, quién además era su pareja sentimental.
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Según las declaraciones de los hijos del matrimonio, recogidas por Clarín, María Delia era una profesora de educación especial enfocada en personas con discapacidades visuales, mientras que Alberto Antonio también se dedicó a trabajar durante toda su vida.
Según las investigaciones de los fiscales argentinos, Soloaga los golpeó en reiteradas ocasiones con la culata de su arma asignada y luego les disparó. De ser encontrada culpable en el juicio, podría enfrentar una pena de cadena perpetua en prisión.