Cabecilla de sanguinario y temido Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, fallece a los 86 años

El terrorista cumplía cadena perpetua en el Centro de Reclusión de Máxima Seguridad de la Base Naval del Callao, Perú

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Abimael Guzmán durante su presentación a la prensa tras su arresto en 1992. Foto ilustrativa no comercial https://bit.ly/3hqNOqu

Por Enrique Carranza - agencias

2021-09-11 9:24:36

Manuel Rubén Abimael Guzmán Reinoso, también conocido por el nombre de guerra de ‘camarada Gonzalo’ y líder del grupo terrorista Sendero Luminoso, falleció hoy a los 86 años.

El cabecilla de Sendero Luminoso falleció a las 6:45 am. a causa de una infección generalizada en el Hospital Naval, en donde era atendido por el deterioro en su salud.

Guzmán Reinoso cumplía cadena perpetua por terrorismo en el Centro de Reclusión de Máxima Seguridad de la Base Naval del Callao.

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Los inicios del considerado hombre más sanguinario de Perú

Abimael Guzmán estaba en prisión desde el 12 de septiembre de 1992, cuando fue detenido en una casa de Surquillo por el Grupo Especial de Inteligencia del Perú (GEIN).

Guzmán Reynoso (Mollendo, 1934) se formó en la universidad de San Cristóbal de Huamanga (Ayacucho), donde era un carismático catedrático de filosofía. Eran los inicios de la década de 1960 y su discurso atraía la atención de colegas y estudiantes. En esa época, en medio de disputas ideológicas en el interior del Partido Comunista Peruano (PCP), se impuso como el líder de una facción que empezó a enarbolar una frase de José Carlos Mariátegui: "El marxismo-leninismo es el sendero luminoso del futuro".

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En los años siguientes adopta el sobrenombre de 'Camarada Gonzalo' y definió su ideología a partir de las ideas de Mao Tse Tung, el líder que tomó el poder en China al mando de una revolución campesina. El catedrático quería replicar la estrategia en el Perú, acorralando a las grandes ciudades desde el campo. Con los años Guzmán llamó a sus planteamientos el 'pensamiento Gonzalo' y sus seguidores decían de él que era el mesías omnipresente.

Hacia el sendero del terror

Abimael Guzmán pasó a la clandestinidad en 1976 y en los siguientes años el Partido Comunista Sendero Luminoso (PC-SL) se preparó para la lucha armada. El 17 de mayo de 1980, un día antes de las elecciones generales que ganaría Fernando Belaúnde, iniciaron su guerra contra el Estado peruano quemando papeletas electorales en el poblado ayacuchano de Chuschi. Ese fue el primero de una serie de actos subversivos que terminarían con la vida de 31,331 peruanos, según el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR).

Hasta su captura, dirigió durante 12 años los atentados y asesinatos más violentos de la historia republicana de ese país sudamericano. No solo murieron policías y miembros del Ejército, sino también civiles de todas las clases sociales, desde autoridades electas hasta comuneros de los poblados del Perú.

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Guzmán se ensañó principalmente con los sectores más populares que se resistían a su ideología. Ejemplos sobran, tristemente: las masacres de Lucanamarca (Ayacucho), Mapotoa y Yaynapango (Comunidades Ashaninkas de la selva central), así como el asesinato de líderes como María Elena Moyano.

Frente a la justicia

Sentencia y encarcelamiento. Tras la llamada 'captura del siglo', Abimael Guzmán fue juzgado por una corte militar de jueces sin rostro, bajo un régimen antisubversivo instaurado por el entonces gobierno de Alberto Fujimori. En 1992 fue sentenciado a cadena perpetua por el delito de traición a la patria y encarcelado en la Base Naval del Callao.

No obstante, en 2003 el Tribunal Constitucional anuló las sentencias contra Guzmán y otros 1,800 acusados de terrorismo, tras declarar los juicios militares anticonstitucionales. En 2004 se inició un nuevo proceso y dos años después una corte civil dictó nuevamente cadena perpetua contra el cabecilla senderista. Guzmán fue hallado responsable del delito de terrorismo agravado y homicidio calificado, por planificar el lugar, modo y objetivo de cinco atentados de Sendero Luminoso, entre ellos la matanza de Lucanamarca en 1983.

A los 82 años de edad, Guzmán, junto a otros 11 cabecillas senderistas, fue condenado nuevamente a cadena perpetura por su responsabilidad en el atentado de la calle Tarata de Lima, que dejó 25 muertos en 1992 y que se convirtió en uno de los ataques más sangrientos cometidos en la capital peruana.