¿Por qué Paraguay es el país con menor impacto del COVID-19 en Sudamérica?

La nación que tiene 7.2 millones de habitantes comenzó la reapertura de sus comercios, así como la circulación de personas y automóviles, retirando algunas de las medidas que había implementado para frenar el coronavirus.

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Varias personas usan las escaleras eléctricas del Centro Comercial Mariscal López, en Asunción, Paraguay. La nación sudamericana comenzó la reapertura de algunas de las actividades que había suspendido en su lucha contra el COVID-19. Foto/ EFE

Por AFP

2020-05-26 1:49:42

El aislamiento geográfico de Paraguay, sin salida al mar y con un tráfico aéreo pequeño en comparación con las grandes capitales de Sudamérica, le favorecen en gran medida para obtener resultados en la lucha contra el nuevo coronavirus, coincidieron epidemiólogos y autoridades sanitarias.

La mediterraneidad de Paraguay es una ventaja. Los casos positivos son casi todos del exterior. Hay poca detección en la comunidad”, dijo a la AFP el epidemiólogo Antonio Arbo, exministro de Salud.

El reporte del lunes registró tres nuevos contagios en el país, para un total de 865, de los cuales 11 fallecieron. El primer caso en Paraguay se reportó el 7 de marzo.

Un mes antes, el gobierno ya había anulado las visas concedidas a ciudadanos de China y extranjeros procedentes de esa nación.

Las clases se suspendieron, se prohibieron los vuelos comerciales y el 17 de marzo se cerraron las fronteras con Brasil y Argentina.

“Si no interveníamos enseguida, los cálculos más conservadores indican que habríamos tenido más de 15,000 casos”, afirmó a la AFP el ministro de Salud, Julio Mazzoleni, quien admitió la vulnerabilidad del sistema.

El médico Ricardo Iramain, director del Comité de Emergencias de la Sociedad Latinoamericana de Cuidados Intensivos (Slacip), coincidió en que la conjunción de “mediterraneidad, el aislamiento y cuarentena precoz fueron determinantes”.

Arbo reconoce que “se evitó el colapso”, pero espera el pico de circulación del virus entre junio y agosto. “Lo peor podríamos verlo de aquí a dos meses”, señaló.

La Organización Mundial de la Salud declaró la semana pasada que América del Sur es nuevo epicentro de la pandemia.

“Cuarentena inteligente”

El lunes, Paraguay inició una segunda fase de la llamada “cuarentena inteligente”, de retorno paulatino a las actividades. Permitió la reapertura de sus comercios y la circulación de personas y automóviles sin restricciones durante el día, retirando dos de las medidas que había implementado para frenar la epidemia de coronavirus.

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Para la tercera, prevista para mediados de junio, se espera el retorno de los deportes colectivos sin público y la reapertura de templos.

El Gobierno destinó 1,600 millones de dólares al combate de la pandemia, entre ayuda social e inversión en el sistema de salud.

Hizo construir en 30 días dos hospitales modulares, que disponen de 200 camas en total. Aunque los internados no pasaban de 7 el fin de semana.

Al iniciar la crisis, el sistema contaba con 800 camas de terapia intensiva en un país de 7.2 millones habitantes de los cuales 2 millones se encuentran en pobreza (29%), según la Secretaría de Planificación.

El personal sanitario está compuesto por 12,00 médicos y 20,000 enfermeros. De 110 profesionales terapistas, en dos meses el sistema captó a 500 más.

“No estamos preparados para escenarios como los de Francia o Italia”, admitió el viceministro de Salud, Julio Rolón.

“Insensatez brasilera”

Sobre la amenaza que se cierne por la multiplicación de los casos en Brasil, país con el que Paraguay comparte una extensa frontera, Arbo sostuvo que “la insensatez brasilera, en algún momento tenía que pagar su precio”.

Con más de 370,000 casos y 23,473 muertes hasta ahora, Brasil es el país más afectado de América Latina.

“Lo único que le salvaría al Paraguay es mantener cerradas sus fronteras”, enfatizó Arbo.

Con respecto a Argentina, que acumula más de 12,600 casos y 467 fallecidos, dijo que “está teniendo una media muy buena”.

Los paraguayos esperan a más de 25,000 repatriados en las próximas semanas. Cada día llegan contingentes de Argentina y Brasil, en su mayoría personas que perdieron sus trabajos debido a la pandemia.

Ellos son alojados en albergues para someterse a la “cuarentena voluntaria”. Pero el peligro es el contagio. “Varios de los que llegaron sanos adquirieron la enfermedad en los albergues”, reveló Iramain. “Menos mal que ya se habilitaron hoteles para los que vienen del exterior”, añadió.