Un niño muere por bacteria “come cerebros” tras visitar parque acuático en Texas

“Si vas a ofrecer esta forma de diversión pública, tienes que hacerlo bien”, dijo Stephen Stewart, uno de los abogados de la familia quien añadió: “Un poco más de cloro y este niño estaría aquí hoy”.

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Don Misenhimer Park. Referencia 2014. Fotografía de carácter ilustrativo y no comercial. goo.gl/maps/ZUJFoWCB2Kssj2e49

Por Kevin Muñoz/ Agencias

2021-10-05 1:13:04

Hace un mes, el 11 de septiembre, un niño murió a causa de una bacteria come cerebros, llamada Naegleria fowleri, una bacteria que habita en el agua y que el niño contrajo al visitar un parque acuático de la ciudad de Arlington.

Bakari Williams visitó la fuente de agua con sus padres y jugó en el chapoteadero del parque. Al finalizar el día, Bakari quería acostarse, había perdido el apetito y más tarde comenzó a tener fiebre mayor a 38 grados.

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Cuando el niño fue llevado al hospital se cerraron todos los parques acuáticos por precaución hasta conocer el lugar en el que el niño se había infectado. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) se dirigió al parque para analizar muestras en el agua, confirmando la presencia de la bacteria dentro del parque acuático Don Misenhimer.

Una investigación de la ciudad descubrió que los empleados de Arlington no mantenían adecuadamente el agua utilizada en sus zonas de chapoteo. Los empleados de parques y actividades recreativas no registraban sistemáticamente, o en algunos casos no realizaban, las pruebas de calidad del agua necesarias antes de que las instalaciones abrieran cada día.

Una de las pruebas es el nivel de cloración del agua en los parques infantiles, pero en las visitas anteriores que el niño había hecho al parque no se habían realizado, y en la última visita, los niveles de cloro estaban por debajo de lo recomendado.

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Los padres del niño han demandado a la ciudad, alegando que Bakari seguiría vivo si la ciudad hubiera controlado y clorado adecuadamente el agua de la fuente.

La demanda por negligencia busca una indemnización de 1 millón de dólares en daños y perjuicios.

“Si vas a ofrecer esta forma de diversión pública, tienes que hacerlo bien”, dijo Stephen Stewart, uno de los abogados de la familia. “Es demasiado serio para no hacerlo. Es de vida o muerte”. Y añadió: “Un poco más de cloro y este niño estaría aquí hoy”.