Estudiante murió en Nueva York durante su “viaje soñado”: ahorró con sus amigos para visitar la ciudad por primera vez

El joven estaba en la entrada de la casa que había alquilado en Airbnb cuando una bala impactó en su pecho

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Foto AFP

Por Agencias

2020-10-27 2:35:37

Ethan Williams, un joven estudiante de 20 años que planeaba irse a vivir a Nueva York, donde cumpliría su sueño de convertirse en cineasta, murió por una bala perdida en medio de un hecho de violencia armada que tiene alarmados a los habitantes de la ciudad.

Williams, un estudiante universitario de Idianápolis, (Indiana), fue impactado por una bala durante el fin de semana pasado en un vecindario de Bushwick de Brooklyn, detalla una nota de el dianriony.com

El proyectil impactó en el pecho de Ethan. Agentes de la Policía acudieron al lugar tras una llamada al 911, el estudiante fue trasladado al Wyckoff Medical Center, lugar donde lo declararon muerto.

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De acuerdo a la información de la policía, no se cree que Ethan haya sido el objetivo del ataque, quien se encontraba sentado afuera de la entrada principal de una casa de alquiler de Airbnb donde se hospedaba, cuando se produjeron siete disparos, detalló NBC News.

El padre del joven, Jason Williams dijo a ABC News que su hijo era un estudiante de segundo año en la Universidad de Indiana que había ahorrado para viajar con sus amigos a NYC, donde soñaba con vivir algún día, ese era su primera visita en la ciudad.

Un barrio de Nueva York traumatizado por la escalada de violencia

“Esto es simplemente abrumador. Es enfermizo, todos los días alguien recibe un disparo, alguien pierde la vida. Tiene que parar”, dijo el mes pasado a la AFP Davell Gardner Sr., de 25 años, el padre del bebé asesinado en julio en el parque de juegos Raymond Bush en Brooklyn.

Al igual que otras zonas de Nueva York, como Harlem o el Bronx, Bedford-Stuyvesant, o Bed-Stuy son testigo del repunte de la violencia. Entre mayo y agosto hubo en la ciudad 180 asesinatos, un 51% más que en el mismo periodo de 2019, y casi 800 tiroteos (+140%).

Un hombre de 62 años fue asesinado a fines de agosto tras ser perseguido hasta dentro de la iglesia donde trabajaba como conserje, a dos cuadras del parque donde el pequeño Davell Gardner Jr. recibió un balazo en el estómago. Al día siguiente, un joven recibió un disparo a pasos de allí.

– El cumpleaños más triste –

Gardner, que perdió su empleo de vendedor en una tienda a raíz de la pandemia de coronavirus, decidió celebrar el cumpleaños de su hijo, que hubiera cumplido dos años en agosto.

Llevó comida y una torta de cumpleaños a otro parque de Bed-Stuy, e invitó a familiares, policías y jóvenes del barrio que trabajan en la agencia municipal S.O.S. (Save Our Streets, Salven Nuestras Calles) para prevenir la violencia provocada por las armas de fuego.

“Desde los tiroteos el parque se ha vaciado cada vez más, los niños tienen miedo de salir afuera y divertirse”, contó Gardner, que llevaba al cuello un colgante en forma de corazón con una foto de su hijo.

El crimen siempre aumenta en el verano, señalan criminólogos, que recuerdan que aún estamos lejos de la violencia endémica de los años 70 u 80 en Nueva York.

En 2019 hubo pocos crímenes violentos, por lo cual “incluso pequeños cambios acarrean estos enormes saltos en los porcentajes”, dijo a la AFP John Pfaff, profesor de derecho penal de la Universidad Fordham, que estima que la violencia está hoy en los mismos niveles que en 2010.

Pero ahora hay otros factores en juego: a los efectos del confinamiento debido al coronavirus se suman los ecos de las masivas protestas contra la brutalidad policial tras la muerte de George Floyd en mayo.

Y a eso se agrega la reacción policial tras reformas que cortaron horas extras y eliminaron la unidad anticrimen de 500 policías vestidos de civil, criticada por su trato de las minorías.

– “Un polvorín” –

Shadoe Tarver, de 32 años, trabaja para S.O.S. con jóvenes afectados por la violencia en Bed-Stuy.

“Ha sido un verano muy difícil, un año muy difícil. Nuestra comunidad ya tenía varios problemas: falta de inversiones, inseguridad económica, un sistema educativo fracasado, pero el coronavirus empeoró todo”, dijo a la AFP.

“Con todo lo que pasó desde marzo, esto era un polvorín a punto de estallar”.

Muchos vecinos de Bed-Stuy no esconden el miedo.

“Mi amigo recibió un balazo- en un hecho que ocurrió en septiembre-. Yo estaba con él, escuchamos ruido, nos tiramos al piso y él me cubrió con su cuerpo (…) Luego comenzó a correr y recibió un disparo en la cabeza. Murió instantáneamente”, contó a la AFP Connie Moore, una ex guardia de seguridad en una escuela.

“Esta zona no es segura ni siquiera de día. Nunca sabes cuándo van a llegar y comenzar a disparar”, dijo esta jubilada de 62 años en el parque donde murió el pequeño Davell, señalando a un grupo de niños que jugaban al básquetbol.

Como otros neoyorquinos, Moore cree que la policía, en represalia por los llamados a recortar su presupuesto, hace la vista gorda a la violencia, que según datos policiales es perpetrada en su mayoría por negros e hispanos y afecta mayoritariamente a la misma población.

“La policía no está haciendo nada. Vivimos en anarquía”, lamentó.

La familia del bebé asesinado, no obstante, insiste en que la policía es necesaria y no debe ser desfinanciada.

“El alcalde debe poner de regreso a la policía en las calles y reinstaurar la unidad anticrimen que incautaba armas”, dijo a la AFP Samantha Gardner, la abuela del bebé fallecido, de 51 años.

“Como comunidad afroestadounidense necesitamos frenar esta violencia. No podemos salir a protestar por ‘Black Lives Matter’ mientras sigamos matándonos entre negros”.