Un juez mexicano ordenó prisión preventiva este jueves para el presunto asesino de Reyna González, una mujer de 34 años, que podría haber ultimado a varias mujeres más, informó la fiscalía del central Estado de México.
Se "acreditó la probable participación de Andrés N, de 72 años de edad, en el asesinato de una mujer" cometido en el domicilio del criminal, situado en el municipio de Atizapán, apuntó la fiscalía.
El magistrado fijó además un plazo de tres meses para realizar una investigación complementaria, además de ordenar el encarcelamiento preventivo del sospechoso.
Andrés N. fue detenido el 18 de mayo pasado bajo sospecha del asesinato de la mujer de 34 años cuyos restos desmembrados fueron hallados en el sótano de su casa.
También se encontraron "diversos restos óseos enterrados en otra de las habitaciones del inmueble", así como identificaciones oficiales, diversas prendas, calzado y ropa de mujer.
Otros indicios recopilados por el ministerio público en la vivienda fueron libretas con varios nombres, casetes de video y maquillaje.
"Se ha podido establecer que este sujeto podría estar relacionado con el asesinato de otras personas" por lo que continúan las diligencias en su domicilio, agregó la fiscalía.
En la audiencia, Andrés N. se declaró culpable a pesar de la insistencia de su defensa para guardar silencio, según reportó Milenio TV.
"No niego, me culpo yo también", dijo el acusado, según la televisora.
"En este momento no podemos decir a cuántas víctimas corresponde lo que estamos encontrando (...) Posiblemente sea un acto feminicida serial", dijo Dilcya García, fiscal estatal de delitos de género, a la televisión mexicana.
Las primeras indagaciones han revelado que el asesino era amigo de la familia de su última víctima y habría aprovechado esta confianza para emboscarla. "Iba incluso de pronto a comer a su casa", detalló García.
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Marilú Tavera, quien vive a solo tres casas del presunto asesino, declaró estar muy sorprendida pues asegura que el individuo siempre fue respetuoso y hasta atento con sus vecinos.
"No era ofensivo, de hecho cuando se llegaba a alcoholizar era tranquilo, no faltaba el respeto a nadie", dijo a la AFP.
México es uno de los países más afectados por la violencia de género. Solo en 2020 se registraron 967 feminicidios, una cifra ligeramente inferior a los 969 de 2019, según cifras oficiales.
La Fiscalía encontró en la casa de El Chino bisutería, zapatos, esmalte de uñas, un secador de pelo, y algunas identificaciones de otras dos mujeres cuyo rastro se perdió en 2016 y 2019. Se trata de Rubicela Gallegos y Flor Nínive Vizcaíno. De inmediato dieron por seguro que estaban ante un asesino reincidente.
Los objetos fueron identificados por las familias de las víctimas. También, según los reportes policiales, el hombre ha asegurado que cometió 30 asesinatos más, y esto lo habría hecho en dos décadas.
Los terribles asesinatos
“Lo hecho hecho está, sólo quiero decir la verdad", dijo durante su audiencia. Luego empezó a describir los detalles de sus terribles crímenes.
El Chino confesó que a la mayoría de sus víctimas las apuñaló en el corazón porque se negaban a mantener una relación sentimental con él.
El camino como asesino empezó con una mesera de un bar, la cortejó en 2001, la llevó con engaños a su casa y ahí le quitó la vida a puñaladas.
Luego, en otro bar, conoció a Berenice, insistió que tuvieran una relación y cuando ella se negó corrió con la misma suerte, un cuchillo terminó en su pecho, después la desmembró.
En 2016 a la lista se sumó otra víctima, Flor Ninive. A ella la invitó a comer, se supone que le daba dinero y cuando le propuso que fuera su pareja sentimental y se negó la asesinó. Luego conoció a Rubicela, declaró que la quería sólo para él, la secuestró y finalmente la mató.
La policía encontró cráneos y varios huesos, pero lo más escalofriante fueron rostros desollados con cabelleras completas, estaban bien conservados.
La pericia de este hombre de 72 años al cortar la piel ahora se explica tras los testimonios de los vecinos que relataron que trabajó por varios años en un rastro de preparación de carne para consumo humano en Tlalnepantla. Los cortes para separar la piel del músculo eran muy precisos, además los conservaba con sal para eliminar la humedad y preservarlos en buenas condiciones.
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Pero el horror no termina aquí, él mismo confesó que llegó a comerse a sus víctimas. En una libreta guardaba los nombres de las mujeres que habría asesinado.
Hasta el 19 de mayo, una habitación es punto central de las indagatorias, donde se han realizado excavaciones. Entre los especialistas que participan en estos estudios hay antropólogos y arqueólogos forenses, genetistas, peritos en criminalística, odontología, medicina legal y fotografía.
Para evitar que parte del sótano en el inmueble colapsara, fue necesario apuntalar con vigas. Esa labor fue realizada por personal de Protección Civil y una cuadrilla del Ayuntamiento de Atizapán.
Un buen vecino
Diferentes medios han difundido declaraciones de los vecinos del hombre, quienes quedaron sorprendidos con la noticia porque nunca imaginaron que Andrés N., fuera un asesino y menos que sobre sí cargara tantas muertes.
Algunos vecinos se alarmaron cuando la policía llegó y lo capturó: "Vimos al hombre tirado en el suelo, y la policía. Nos acercamos y todo pensando que le habría pasado algo, cuando nos dimos cuenta de lo que ocurría. Le habían golpeado", contó Gladys a una agencia internacional.
Otra vecina declaró que incluso cuando el hombre estaba en estado de ebriedad era tranquilo y respetuoso. Incluso, en la colonia habían unas lámparas que él había mandado a poner, también llegó a ser representante vecinal por su buena conducta y excelente relación de convivencia.