Matan a hijo de pastor salvadoreño que se enfrentó a policías en Estados Unidos

Uno de los hijos de los pastores fue asesinado en un ataque que parece haber sido dirigido a toda la familia.

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El pastor Wilmer Cruz procesado y condenado por agredir a policías en Georgia, Estados Unidos

Por Agencias/ Kevin Rivera

2020-01-17 5:11:15

Las autoridades del condado de Gwinnet, en Georgia, Estados Unidos, están investigando un tiroteo en el que un joven salvadoreño que murió tras ser baleado en la cabeza, según detalla un artículo del periódico digital MundoHispánico.

La víctima fue Ángel Cruz, uno de los cuatro hijos de Wilmer y Cristina Cruz, la pareja de pastores salvadoreños que hace más de un año se vieron envueltos en un altercado con dos policías locales.

De acuerdo al reporte policial, todo indica que Ángel fue baleado por sujetos desconocidos que dispararon sus armas desde un vehículo en marcha en un tranquilo vecindario entre los límites de las ciudades de Lawrenceville y Duluth.

El ataque no fue al azar. Según detalló la policía el ataque fue directo y pudo estar relacionado con el accionar de pandillas en la zona.

Según información recolectada en el lugar por Mundo Hispánico, los vecinos manifestaron sentirse aterrados por esta clase de acciones.

Los investigadores dijeron que cuando llegaron al lugar ya no había rastros del vehículo del que propinaron los balazos ni tampoco de los asesinos; sin embargo, encontraron múltiples casquillos de bala a lo largo de la calle y al muchacho herido, quien fue trasladado a un hospital cercano.

De igual manera retiraron los proyectiles que impactaron en distintas partes de la residencia de la familia de los pastores.

Ángel no resistió la herida de bala que se alojó en su cabeza y falleció dos días después del incidente.

El oficial de policía, Collin Flyn, explicó al citado medio que fueron múltiples los disparos que efectuaron contra el hogar, pero nadie más resultó lesionado, a pesar de haber varias personas en la casa.

Flyn, además, sostuvo que según las evidencias los asesinos abrieron fuego mientras el carro iba en movimiento y que aparenta ser “un ataque de pandillas”.

Lo curioso fue que el portavoz policial desconocía el historial de los residentes de ese domicilio. Manifestó que no estaba enterado de que se trataba del hogar de los pastores que agredieron a dos policías de Lilburn.

El escándalo de los pastores

En abril de 2018, un pastor evangélico, su esposa y su hijo mayor, todos de origen salvadoreño, se enfrentaron a policías en la localidad de Lilburn, Atlanta, en Georgia (EE. UU.).

Los detenidos fueron acusados de asalto agravado en contra de un agente de la ley y obstrucción a la justicia, interferir con la custodia de un menor y robo, pues durante el altercado le arrebataron el radio comunicador y la pistola eléctrica a los dos patrulleros.

 

Uno de los uniformados narró ante el juez a cargo del caso que ese día llegaron para verificar si era verdad que en la iglesia se encontraba una menor de edad que había sido reportada como desaparecida.

El oficial dijo que “nunca se imaginó que él y sus compañeros serían recibidos con agresividad”, según se lee en la nota de Mundo Hispánico.

El oficial aseguró ante el estrado que durante el enfrentamiento sintió que su vida estuvo en peligro dos veces. La primera, cuando entre dos personas lo tomaron del cuello y empujaron contra la pared.

Dijo que se estaba quedando sin aire y que los agresores se dieron cuenta y fue cuándo lo soltaron. En ese instante, trató de usar su pistola eléctrica, pero se la quitaron y trataron de usarla en su contra, señaló.

En la audiencia, el abogado reveló que la madre de la menor tenía contacto con la familia Cruz, pues su hija es novia de uno de los hijos de la pareja de pastores.

Los tres fueron condenados por el delito, aunque la madre fue la que llevó la peor parte.

El pastor fue deportado tras declararse culpable de los cargos y cumplir su sentencia de un año y medio en la cárcel. Al hijo mayor, aunque también aceptó su responsabilidad, por ser adolescente, solo le dieron un año tras las rejas.

A Cristina le tocó un destino peor, ya que optó por ir a juicio creyendo que por ser la que menos participación tuvo en la trifulca resultaría exonerada, pero para su mala suerte fue encontrada culpable y condenada a 5 años de prisión.