En Cutral-Có, localidad de Argentina, nadie recuerda un crimen tan horroroso como el de Juan Horacio Panitrul, un expolicía de 31 años, hasta el momento no se sabe si fue por odio, motivos sexuales o algún tipo de ritual.
Según los informes oficiales a la víctima le mutilaron la lengua y las comisuras de la boca, el dedo pulgar derecho, el cuero cabelludo a la altura de la nuca y los genitales. El estómago fue abierto a cuchillazos, la nariz y la oreja izquierda fueron encontrados al interior.
“Muchas de las puñaladas son sexuales, es decir en la zona genital y anal, y presenta otras lesiones que son casi superficiales que rozan el sadismo porque produce un goce en la persona que las realiza porque a la víctima le causa dolor”, señaló el fiscal del caso Gastón Liotard.
Los peritos que llevaron a cabo la autopsia encontraron 237 puñaladas, algunas estaban en “superposición” y en total sumaban unas 300 puñaladas.
El fiscal informó que la muerte se debió a un golpe en la cabeza y fue encontrado muerto el viernes por la mañana en una casa del barrio San Martín. Además, aseguró que las heridas fueron hechas cuando estaba vivo, durante su agonía y después de muerto.
“Hay muchos golpes en la cabeza, fracturas de maxilar pérdida dentaria, mutilaciones; algo realmente nunca visto. Los acusados ataron las muñecas de la víctima con vendas y le asestaron puñaladas en todo su cuerpo, tanto en la parte frontal, posterior y el cuello”, dijo el Fiscal.
“La lengua fue hallada en el tacho de basura, el cuchillo debajo de un sillón y el cuerpo estaba escondido entre dos colchones. El cuerpo fue desnudado, lavado y movido; mientras que las ropas de la víctima fueron lavadas, así como la vivienda, pero se pudieron hallar rastros de sangre en la pared, en un sillón y en el piso”, contó Liotard.
Por el atroz crimen fueron capturados Rodrigo Leiva Carrasco de 42 años y Daniel Silvera de 40 años, hasta el momento no está establecido el móvil, pero sí que ambos estuvieron en la misma casa. Los sospechosos fueron acusados de homicidio agravado por ensañamiento. También, la jueza de garantías Patricia Lupica Cristo les dictó seis meses de prisión preventiva.
Según las investigaciones hay un testigo, empleado de una licorería, quien declaró que los tres fueron a comprar vino cerca de las 11 de la noche. Reconoció a la víctima y dio las características de los dos acompañantes que serían compatibles con los imputados.
La hipótesis que maneja la fiscalía es que los tres hombres, que habrían tenido una relación de amistad, se reunieron en el departamento de Leiva Carrasco, en el bloque B1 del barrio. Allí bebieron y algo, aún no establecido, desencadenó el horror.
Tras el asesinato, establecido por la autopsia en la noche del miércoles, ambos acusados fueron vistos caminando por el barrio, no así el tercer hombre: Panitrul.
La fiscalía indicó que en la madrugada del jueves, Leiva Carrasco pidió dinero a otros testigos, aduciendo que “tenía que viajar”. Además, algunos lo oyeron decir que “tenía un fiambre en casa, que había matado junto a la Fiera”. Tal es el apodo de Silvera, y por eso la policía lo fue a buscar el viernes por la tarde. Allí pudieron comprobar que éste había llegado a su casa “absolutamente mojado y alcoholizado, manifestando que había tenido una pelea”.
Panitrul nació en el paraje Lonco Luan y se radicó luego en Cutral Có, donde formó una familia. Durante algún tiempo prestó servicio en la policía provincial, de donde había sido despedido en el año 2017 por faltas disciplinarias. Ahora, la justicia deberá someter a los sospechosos a pericias psiquiátricas y psicológicas para constar, ya que trascendió que uno de ellos tiene problemas mentales y se debe constatar si son imputables.
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El homicida dijo que cometió el crimen con un cuchillo de cocina y trató de deshacerse de los restos para que nadie se diera cuenta.