La vergüenza de Hitler: defensor de judíos y un pasado revolucionario

Antes de pertenecer al régimen nazi participó en una marcha en homenaje a unos obreros asesinados durante la revolución contra el Imperio Alemán. Hay varios aspectos de su vida que se desconocen.

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Foto Por AFP

Por N. Hernández / Agencias

2019-11-26 11:50:27

¿Cómo Hitler llegó a ser el precursor del mayor genocidio de judíos si vivió con ellos y hasta los defendió? ¿Cómo de un pasado revolucionario pasó a ser el dirigente del imperialismo alemán? Muchos aspectos de la vida de Hitler se desconocen, otros se conocen pero no se aceptan y un tanto más están removiendo la historia.

En noviembre de 1918, cuando Hitler tenía 29 años, la imagen que difundió de sí mismo era la de un joven convencido de que el radicalismo era la única forma para salvar a Alemania del desastre de la Primera Guerra Mundial.

Sin embargo, un mes antes de esto el joven Hitler asistió a las calles de Berlín y acompañó una “manifestación marxista” en honor a obreros fallecidos durante la revolución que destruyó el imperio alemán e instauró la República de Weimar.

“Si sus seguidores se hubieran enterado de ese pasado revolucionario, es probable que le hubieran dado la patada política”, dijo a ABC Thomas Weber, autor de la obra “De Adolf a Hitler”.

Otro aspecto que cita el autor es que Hitler se negó a ser desmovilizado y no aceptó combatir las órdenes del nuevo régimen en un ejército que fue calificado como “soldadesca bolchevique”.

Weber asegura que estas son solo dos de las múltiples pruebas de su pasado revolucionario, el que terminó maquillando con mentiras porque ante los eventos decía que solo era una estrategia para acercarse al enemigo y conocer sus herramientas de pelea.

Sus justificaciones fueron tan convincentes que logró convencer a todo un país de su radicalismo y a olvidar que combatió con un ejército del nuevo régimen que apoyaba el comunismo y se preocupaba por defender a los judíos.

El autor también trata de entender cómo un hombre “extraño que se apartaba de sus compañeros” y que “tenía dificultad para tratar a las personas” se convirtió en una de las figuras más importantes de la política, conversión que le llevó un año, teniendo en cuenta además, su escaso talento para dar órdenes.

“Durante la Primera Guerra Mundial había sido un soldado que no había tenido responsabilidades de mando. Un hombre en el que nadie había visto ninguna capacidad de liderazgo”, dice Weber.

Weber asegura que este personaje tan mediocre logró abrirse un hueco en la política gracias al discurso que se formó a través de los años, “logró ascender repitiendo lo que la sociedad quería oír. Se podría decir que se radicalizó por la gente que le rodeaba”, explica.

En realidad, según la historia, el camino de Hitler para convertirse en el temible y famosos dictador alemán comenzó el 20 de noviembre de 1918 en Berlín cuando decidió desviarse para participar en el homenaje a unos obreros asesinados durante la revolución contra el Imperio Alemán.

“Años después, como la decisión podía costarle el poder, se inventó que se encontró por casualidad con ellos, pero que se quedó a escucharles para conocer sus herramientas políticas”, señala Weber.