La desgarradora historia de los salvadoreños Melvin y Néstor, padre e hijo separados en la frontera México y Estados Unidos

Néstor tenía 11 años cuando fue separado de su padre y llevado a un centro de contención, esto por la política Cero Tolerancia. Tres años después sigue luchando con las secuelas emocionales y psicológicas que dejó la separación.

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En 2018 muchas familias centroamericanas fueron separadas en el marco de la política Cero Tolerancia de la administración del expresidente Donald Trump. Entre estas familias estuvo Melvin y Néstor. Foto de referencia AFP

Por Nancy Hernández / Agencias

2021-07-01 7:56:14

En 2018, Néstor tenía 11 años y fue separado de su padre en la frontera de México - Estados Unidos, esto como resultado de la política Cero Tolerancia que fue impulsada por la administración del expresidente Donald Trump.

Melvin, el padre del menor de edad, decidió migrar a Estados Unidos porque él y su hijo fueron amenazados por las pandillas, su temor era que a él lo mataran y reclutaran a su hijo para integrar el grupo criminal. La esposa de Melvin estaba embarazada del tercer hijo ambos y decidió no arriesgarse en la ruta migratoria.

El salvadoreño tenía la esperanza de llegar a Estados Unidos y solicitar asilo, nunca imaginó que al llegar a la frontera lo separarían de su pequeño.

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"Nos amenazaron de muerte a mí y a mi hijo, querían que hicieran cosas que yo no quería y al final decidí dejarlo todo. Mi hijo cumplía 11 años. La mamá de mis hijos estaba a punto de dar a luz a mi tercer hijo y platicamos, me dijo que no quería arriesgarse porque era muy peligroso. Ahí tomé la decisión de traerme al niño, era el más grandecito que estaba", relató a NPR, medio estadounidense.

Asegura que el camino no fue fácil, pues tuvieron que enfrentarse a grupos, incluyendo policías, que los extorsionaban y amenazaban de muerte. También, el cansancio y poca resistencia del niño, hacía que el padre lo cargara por ratos, haciendo más lenta la travesía.

Sin embargo, fue el Río Bravo el que los hizo temer cada segundo por su vida, lo cruzaron en balsa, pero ambos coinciden en decir que esas aguas turbulentas sólo incitan al temor de perder la vida.

En la ruta migratoria los niños son quienes corren mayor riesgo. Foto AFP

"En el camino hay muchos policías que te detiene, te extorsiona, te amenazan. También te encuentras personas que te amenazan de muerte y tienes que pagarles porque sino no te dejan pasar. Luego sufriendo en los carros, caminando, a mí me tocaba cargar a Néstor en mis brazos, en la espalda. Cuando llegamos a la frontera llegamos en un carro, cuando llegamos al río tuvimos que pagar a unas personas para que nos pasaran en una balsa", contó.

Padre e hijo llegaron a la frontera el 5 de junio, ellos fueron una de las 5,500 familias que fueron separadas, aunque el hecho era inevitable porque unos meses antes el Fiscal General Jeff Sessions anunció formalmente la política migratoria.

Néstor cuenta que cuando cruzaron el río caminaron pocos metros y fueron capturados por la patrulla fronteriza, luego fueron llevados a un centro de retención. Ahí empezó la pesadilla que hasta ahora lo atormenta y lo ha llevado a recibir terapias psicológicas una vez por semana.

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"Llegamos a un centro de retención y ahí fue donde me separaron de mi papá, me dio miedo porque pensé que me iban a llevar a otro lado y no lo iba a volver a ver ni a él ni a mi familia", relató Néstor.

Cuenta que lo llevaron a un lugar donde hacía mucho frío y que parecía una "cárcel", desconoce cuánto tiempo estuvo ahí, pero en todo ese periodo nunca le dieron información sobre su padre. Asegura que cuando preguntaba por él, adónde estaba y cuándo lo vería los policías sólo le contestaban que sería "pronto".

"Me llevaron a un lugar donde estaban todos los niños separados, nos dieron un colchón, era como tipo cárcel. Nos mantuvieron ahí no sé por cuántos días. Yo siempre preguntaba por mi papá y me decían 'nos vamos a llevar a ver', siempre me metían mentiras. Yo todas las noches me ponía a llorar porque pensaba que jamás iba a volver a ver a mi papá", dijo.

La situación era similar para el padre, pues a pesar que preguntaba por su hijo, no le daban información de él. A cambio los oficiales lo amenazaban y le decían que sería deportado y su hijo dado en adopción.

"Ustedes van a ser deportados. A ustedes los van a mandar de regreso y sus hijos se van a quedar aquí. Van a ser adoptados. Yo les decía ¿cómo van a quitarme a mi hijo? Es mi hijo. Es mío. No, no pueden. No pueden (quitármelo)", expresó.

Cero Tolerancia fue una política bastante criticada por los defensores de derechos humanos de migrantes, expertos en el tema y algunos sectores de la clase política porque exponía a los menores de edad a graves traumas psicológicos y emocionales, por ello no duró mucho. El 26 de junio de 2018, un juez federal ordenó al gobierno que reuniera a las familias separadas por la política, pero hasta la fecha se desconoce si ya se lograron reunir todas las familias.

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Los defensores de derechos humanos de migrantes estiman que por lo menos 1,000 niños continúan separados de sus padres y el Departamento de Seguridad Nacional dice que no tiene registros de reunificación de por lo menos 2,1oo niños porque el registro de la administración de Trump es defectuoso.

Melvin y Néstor corrieron con un poco de suerte, estuvieron separados poco más de dos meses y se volvieron a encontrar el 26 de agosto en California.

"En ese momento sentí una felicidad inmensa y le di gracias a Dios'', recuerda Néstor.

"Cuando llegué y vi a mi papá ahí lo que hice fue correr, ir y abrazarlo", agrega.

El niño había escrito cartas a su padre durante el tiempo que estuvieron separados, al recibir la noticia fue lo primero que empacó porque soñaba con entregárselas él mismo, esa era su esperanza.

Muchas mujeres centroamericanas migran junto a sus hijos. Foto AFP

El reencuentro de padre e hijo fue gratificante para los migrantes salvadoreños, pero su odisea no terminaría ahí. Hasta la fecha ellos siguen esperando ser citados en la Corte para que se resuelva su estatus migratorio y saber si son beneficiados con el asilo o no.

Sin embargo, no es la única preocupación presente, pues la separación dejó en Néstor secuelas psicológicas y emocionales con las que aún convive.

Cuenta que no le gustaba salir de la casa, no sentía ánimos de jugar ni platicar: "Yo toditas las noches soñaba lo mismo, que estaba donde me tenían. Yo pensaba que estaba viviendo otra vez la realidad y me ponía muy mal soñando todo eso, a veces me levantaba llorando", cuenta Néstor.

"Lo miraba todo triste, sin ánimos de nada", contó el padre.

La situación del menor de edad ha mejorado desde que empezó a ver a una terapeuta cada semana desde octubre del 2020 y le ha ayudado a disminuir las pesadillas y dar más seguridad a Néstor.

"Los cambios que él ha tenido son bastante notables, él ya es un niño más activo, va dejando de lado ese miedo que tenía", dice el padre.

Y Néstor agrega: "Me está ayudando mucho, ya no tengo pesadillas, ya estoy un poco más calmado. Ella (la terapeuta) me dice que está bien y que me va a seguir ayudando más porque dice que no está muy segura que esté completamente bien", dice el preadolescente.

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Otra señal de progreso es que Néstor se graduó de la secundaria recientemente y empezará la preparatoria en otoño. Él dice que quiere seguir estudiando y convertirse en un cirujano en los Estados Unidos.

La historia de los salvadoreños se ha repetido un sin fin de veces desde que se implementó la política migratoria, hasta la fecha se desconoce si todas las familias fueron reunidas de nuevo y aunque estén juntos, las secuelas como las que sufre Néstor podrían estar presentes durante años, sobre todo si no se recibe un proceso terapéutico.

La historia de los salvadoreños fue publicada por NPR News, por protección a ellos no se publicó el nombre completo ni reveló el lugar donde se encuentran en la actualidad.