George, el salvadoreño que apaga fuegos en Australia

Desde hace cuatro años llegó a la tierra de los canguros y ha hecho de todo para vivir; ahora es gerente de una cadena de supermercados.

Video cortesía de Jorge Valencia

Por William Hernández

2021-03-27 9:30:23

Hace cuatro años, George Valencia buscó un nuevo horizonte, lo que no imaginó que ese cambio sería total en su vida y ahora estaría apagando fuegos en el pueblo de Bodalla, en Nueva Gales del Sur, un pequeño pueblo en la costa de Australia, como bombero voluntario.

Además de enfrentar las llamas de los constantes incendios forestarles en Bodalla, y que lo hace de manera voluntaria, George es gerente en una cadena de supermercados. Mientras vivió en El Salvador también desarrolló el voluntariado en diferentes organizaciones del país y en una universidad donde estudio Comunicaciones.

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George recuerda que no fue fácil el llegar a un país lejano y con costumbres diferentes.

“Uno de mis mejores amigos vivía acá desde hace unos años y me invitó a venir pero porque tenia un mini negocio allá, pero no me venía hasta que ‘los muchachos’ me dieron razones para considerar venir acá, cara sonriente con boca abierta y sudor frío, así me vine y no ha sido fácil”, relata a El Diario de Hoy.

George sostiene que ha sido complicado hacerse camino en la tierra de los canguros.

“He trabajado en construcción, como cocinero y ahora soy gerente de una cadena de supermercados. No ha sido fácil por muchas razones, pero me ha dado una satisfacción enorme que en cada lugar que he trabajado siempre me han dicho los salvadoreños son excelentes trabajadores”, señala este joven.

Pero George ha logrado escalar: ahora es gerente de una cadena de supermercados llamada Woolworths.

Al igual que muchos salvadoreños que dejaron el terruño por buscar mejores horizontes, reconoce que lo duro que resulta hacerse camino en un país donde todo es diferentes y falta el calor de la familia y de los amigos.

A estos incendios se enfrentó el salvadoreño el año pasado, los cuales arrasaron poblados en Nueva Gales del Sur. Foto EDH / Cortesía

Un voluntario que apaga fuegos

En su nuevo hogar, George también aporta su tiempo en servicio de la Bodalla, la ciudad que lo ha acogido. “Actualmente soy parte de la Brigada de bomberos voluntarios del pueblo de Bodalla en Nueva Gales del Sur, un pueblo localizado en la costa sur”, afirma.

“Nunca imaginé que mi primera prueba fuera tan grande, cuando en año nuevo de 2020 los incendios forestales arrasaron gran parte de los lugares cercanos a donde vivo; en El Salvador viví los terremotos del 2001 y diferentes tormentas tropicales a través de los años, pero un incendio forestal de esa magnitud fue algo diferente”, dice al recordar esa experiencia.

“Eran las 7:00 a.m. cuando recibí el llamado para ir a la estación y rápidamente nos alistamos sin saber que nos enfrentaríamos a un monstruo; eran las 9:00 a.m. y el cielo comenzó a cambiar de color, a gris, con fuertes vientos que aumentaban el olor a madera quemada; al acercarnos al lugar de la emergencia nos impactamos al ver lo que antes fueron verdes campos, en ese momento eran campos de fuego”. describe George.

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Añade: “recibimos el llamado de “código negro” (significa que debíamos retirarnos porque el fuego estaba fuera de control y ponía en peligro nuestras vidas), ya que para ese entonces aún estaba en entrenamiento. Cerca del mediodía el cielo se llenó de humo negro y cenizas, era como si fueran las 12:00 de la medianoche. Ese día no pudimos hacer nada más que ayudar a evacuar personas”, recueda con tristeza.

Según George, enero de 2020 fue un mes muy duro en esa región, sufrieron apagones debido a los incendios y muchos caminos fueron cerrados, la comida y el combustible escasearon.

Señala que para esa época ya trabajaba en la cadena de supermercados y tenía que garantizar un mínimo disponible, además de reabastecer todos los productos una vez las carreteras fueran habilitadas.

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Pese a todo, recuerda ahora con alegría como su desempeño en la emergencia fue decisivo para su promoción. “Después de esto ellos confiaron en mi y me ascendieron a gerente, cargo que desempeño actualmente”, dice.

“El ser bombero voluntario es una manera en la cual agradezco a esta comunidad en la que vivo, el recibimiento y el respeto que me han dado; las personas siempre me preguntan por El Salvador y de hecho, una amiga de esta ciudad viajó hace poco a El Salvador y me dijo: ‘pupusas en El Tunco, de lo mejor allá’. Por mi parte seguiré poniendo el nombre de El Salvador en alto”, asegura.