VIDEO: Gabriel, la impactante historia del niño que fue torturado por su madre y obligado a comer heces de gato

Este estremecedor caso, basado en una historia real y expuesto en el documental The Trials of Gabriel Fernández de Netflix, revela la negligencia de un sistema de protección de menores de edad en Estados Unidos.

El caso se expone en un documental de Netflix.

Por N. Hernández / Agencias

2020-03-10 5:10:45

“¿Es normal que las mamás golpeen a sus hijos?”, preguntó Gabriel a su maestra en la escuela. Esa fue la pregunta que encendió la alarma de la docente quien denunció que a diario el niño llegaba a la escuela con golpes en todo su cuerpo, moretones, ojos y labios inflamados. El maltrato que sufría en su casa de parte de su madre y padrastro era evidente.

La docente puso la denuncia ante las autoridades, pero el sistema judicial no hizo nada al respecto. Este caso, basado en una historia real y expuesto en el documental The Trials of Gabriel Fernández difundido por Netflix, revela la negligencia de un sistema de protección de menores de edad en Estados Unidos porque pese a las numerosas denuncias nunca se obtuvo una respuesta.

El sufrimiento de Gabriel terminó el 24 de mayo de 2013 con una llamada a emergencias desde una casa de Palmdale, California, cuando él estaba inconsciente. La llamada reveló a un niño de ocho años torturado y asesinado por su madre y el novio de esta.

Gabriel vivió con ellos ocho meses, antes vivía con sus abuelos y tíos porque su madre nunca lo quiso pero cuando él tenía siete años decidió llevárselo porque quería recibir los beneficios económicos que el Estado le daría por el niño.

Jennifer García, maestra de Gabriel, relata en el documental que el niño preguntaba si era normal sangrar o que le pegaran, pues se presume que desde el principio su madre empezó a maltratarlo. García asegura que día tras día el deterioro del niño era progresivo y notó que hasta le faltaban mechones de pelo y los moretones se extendían por todo el cuerpo.

“¿Es normal que las mamás golpeen a sus hijos?”, con esta pregunta, Gabriel despertó las alarmas de su profesora cuando tenía 7 años. Gabriel Fernández era un niño de 8 años de origen latino que vivía en Palmdale, al norte de Los Ángeles, EE.UU. Foto EDH/ Agencias

Cuando el niño llegó al hospital tenía el cráneo fracturado, costillas rotas, quemaduras, dientes rotos por un golpe con un bate de béisbol, los pulmones y la ingle dañados con perdigones (tipo de proyectiles de la munición de escopeta consistente en pequeñas esferas de plomo u otro metal).

“Tenía una fractura craneal deprimida (…) su garganta parecía como si alguien la hubiera quemado, moretones en toda la cara, ojos morados, cortes por doquier, un corte raro sobre su pene, abrasiones en el piel como si le hubieran arrastrado, marcas de ligaduras como si le hubieran atado. En cada parte de su cuerpo había algo raro”, declara en el documental de Netflix Christene Estes, una de las primeras enfermeras que trató al niño.

Gabriel murió dos días después de haber sido declarado con muerte cerebral.

La enfermera aseguró que tenía balines en el pulmón, en la ingle, quemaduras de cigarrillos porque los apagaba en él. “Recuerdo que esa noche pensaba que no podía entender esto, cómo llegó hasta esto (…) Hay tanto trauma, tanto daño y tantas preguntas”, dice la enfermera.

En el documental se exponen los motivos que podrían haber llevado a la madre y a su pareja a torturar al niño, a quien consideraban “gay” porque jugaba con muñecas.

El forense que realizó la autopsia relató que Gabriel tenía en el estómago arenilla mezclada con heces de gato. Los propios hermanos de Gabriel, que testificaron a puerta cerrada por ser menores, confirmaron que el niño era forzado a comer excrementos de gato si no limpiaba bien la batea. También explicaron que la madre y su novio a menudo lo encerraban en un mueble que tenían en su habitación, sin darle comida ni dejarle ir al baño, y que el padrastro lo golpeaba con especial dureza llamándole gay. Foto EDH/ Univision

Gabriel era encerrado por horas y obligado a comer arena de gato con heces., según reveló la autopsia. El informe forense reveló que a la hora de la muerte Gabriel no tenía restos de comida en su estómago, pero sí se encontró una sustancia arenosa.

La hermana del niño, Victoria, confesó a las autoridades que Pearl Fernandez e Isauro Aguirre obligaban a Gabriel a limpiar la caja de arena de la mascota de la casa. Sin embargo, si no lo hacía bien, lo obligaban a comer heces de gato.

La autopsia duró dos días, algo que no es común, pero duró tanto tiempo ya que los especialistas tardaron en realizar el conteo total de lesiones del pequeño.

Finalmente la madre de Gabriel fue condenada a cadena perpetua y al padrastro a pena de muerte.

“He impuesto muchas sentencias en mis veinte años como juez y generalmente es mi costumbre no comentar muchos casos. Pero es inimaginable el dolor que este niño probablemente sufrió. Gabriel era una persona amable y amorosa que solo quería ser amada. Se dice que la conducta (de lo acusados) fue animal, pero es erróneo: hasta los animales saben cuidar a sus crías. Solo deseo que, en mitad de la noche, se despierten y piensen en las heridas que provocaron a este pobre joven y que eso les torture”, sentenció el juez encargado del caso, George G. Lomeli, poco antes de condenar a Pearl Fernández e Isauro Aguirre por el asesinato de Gabriel.

Meses después de esta conversación, Gabrielito, moriría a consecuencia de golpes que recibió en casa a manos de su madre, Pearl Fernandez, y padrastro, Isauro Aguirre. Foto EDH/ Internet
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“¿Es normal que las mamás golpeen a sus hijos?", con esta pregunta, Gabriel alarmó a su profesora. Esta trágica historia inspiró la serie “Los juicios de Gabriel Fernández” de Netflix y da una mirada cercana a su lamentable final.