Emily Bauer trabaja en un restaurante en Texas y en los últimos días ha causado polémica su caso. Todo empezó cuando después de atender a un cliente este le dejó una propina de $2,000. El consumo del cliente, de quién se desconoce la identidad, fue de $69.00, cuando canceló en el recibo decía “Feliz Navidad” y “¡Sigue trabajando duro!”.
Las sorpresa para Emily fue la cantidad que había dejado de propina, ella emocionada se disponía cobrarla, pero una de las políticas del restaurante Red Hook Cajun Seafood and Bar es que los empelados no pueden recibir una propina mayor a $500.00.
“No creo que sea nuestra responsabilidad como servidor decir, ‘oh, no me puedes dar tanta propina, lo siento. Oh no, hay un límite, lo siento’. Si ese es el caso, debería haber carteles colocados en los restaurantes o en el recibo para decir que hay un límite de 500 dólares”, dijo en entrevista con la estación de televisión local KENS 5.
El caso se dio a conocer en redes sociales, usuarios y compañeros de trabajo de Emily exigían que le permitieran cobrar la propina, finalmente el restaurante aceptó. Sin embargo, cuando ella intentó cobrar descubrieron que era una estafa, así lo dieron a conocer a través de sus redes sociales después de haber recibido comentarios desfavorables contra el local.
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En una larga publicación en Instagram detallaron la terrible experiencia que sufrieron tanto ellos como Bauer: “Lo intentamos varias veces, Emily lo intentó, los gerentes lo intentaron y el dueño [del restaurante] llamó a Visa para preguntar qué podíamos hacer”.
“Visa no pudo obtener una propina de 2,000 dólares de la tarjeta. Fue inválido, luego rechazado. No podemos cobrar a una tarjeta 500 dólares cuatro veces, sería un fraude”, agregaron.
También precisaron que el cliente que dejó la propina se comunicó esa misma noche con el local para preguntar si la mesera la había recibido y le hicieron saber que su tarjeta no podía ser procesada. Lo invitaron a regresar y pagarle en efectivo o con un cheque y hasta el miércoles por la noche no había dado señales de vida.
“Por favor, dejen de acosar a nuestra empresa”, suplicó el restaurante en sus cuentas de redes sociales, “no le robamos nada a Emily ni a ninguno de nuestros empleados”.
“Tenemos otros 45 empleados que trabajan aquí, no se merecen esto, también tienen familias que mantener. Escribir críticas negativas sobre algo sobre lo que no tenemos control está mal”, según la publicación.
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El mismo miércoles por la noche, Bauer publicó un mensaje explicando que se le mostró evidencia de que la tarjeta de crédito del cliente era fraudulenta. No solo no había recibido una propina enorme, sino que el cliente ni siquiera pagó la factura de 69 dólares, aseguró la mesera.
Para sorpresa de Emily, finalmente, el dueño del restaurante le entregó a Bauer los 2,000 dólares, más el valor del pedido del misterioso cliente “por todo lo que tuvo que pasar”, escribió la mesera en Instagram: “Ese es un jefe con un pensamiento cálido y dinero en efectivo”.