A dos días de la elección: Baja participación de menores de 30 puede golpear a Joe Biden

Una académica de EE. UU. afirma que ante la polarización, se reduce el voto joven.

descripción de la imagen
Tanto Donald Trump como Joe Biden siguen vivos en su aspiración por ganar la presidencia de EE. UU.. Foto EDH / AFP

Por Ricardo Avelar

2020-11-01 7:30:48

Los jóvenes tienden a ser más centristas. Por ello, tienden a desencantarse cuando el tono de la política se va radicalizando y se polarizan las discusiones principales del país.

Esa es la conclusión a la que aterriza la doctora Elizabeth Matto, profesora e investigadora de la universidad de Rutgers, en Nueva Jersey, y directora del Centro para la Participación Juvenil en Política de esta misma casa de estudios.

Matto hace énfasis en estos puntos sabiendo que Estados Unidos está a pocos días de elegir a su próximo presidente y considerando que esta ha sido una de las campañas más polarizadas en mucho tiempo.

“No es que nunca hayamos tenido una campaña negativa. Pero la división en EE. UU. está resultando cada vez más dramática y es muy preocupante”, señaló recientemente en un conversatorio organizado por el Centro de Prensa Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos.

Este es uno de varios foros que el Departamento de Estado, equivalente a una Cancillería, ha organizado para traer luces sobre las particularidades del proceso electoral estadounidense.

Embajador Ronald Johnson ve gran polarización en comicios de su país

“Muy a menudo los jóvenes sienten asco de la política y empiezan a distanciarse y dejan de involucrarse. Es posible que quieran involucrarse pero no sepan cómo hacerlo sin verse atrapados en la agresividad de las campañas”, añade Matto.

Para ella, que los jóvenes opten por no votar es especialmente preocupante, considerando que la afluencia electoral de personas entre 18 y 29 años en Estados Unidos ha sido históricamente baja. En elecciones presidenciales, difícilmente supera el 50%, con la excepción de tres comicios: en 1972, cuando se permitió a las personas entre 18 y 21 años votar; en 1992, cuando se eligió a Bill Clinton; y en 2008, cuando Barack Obama hizo la primera campaña efectiva por medio de smartphones.

En el resto de comicios, más de la mitad de jóvenes elegibles para votar optaron por quedarse en casa. Y en comicios legislativos de medio término es mucho más dramático: en los últimos 46 años, la afluencia más alta fue de 31.7%, en 1982, y la más baja fue en 2014, cuando 19.9% asistieron a las urnas en las elecciones de medio término del segundo periodo del presidente Barack Obama.

Tres claves para entender el plan de Joe Biden para Centroamérica

Además de las tensiones políticas, Matto hace eco de las dificultades que los jóvenes se encuentran cuando, por ejemplo, se mueven a un nuevo estado dentro del país y deben hacer un nuevo proceso de registro. Considerando que este grupo etáreo es más propenso a migrar internamente, esto puede ser un punto que reduce su participación electoral.

Otro aspecto que puede reducir los prospectos de participación electoral es que entre los jóvenes ya no hay modelos a seguir dentro de los actores usuales, en vista del desgaste de la política partidaria.

¿A quién beneficia y a quién no?

Los jóvenes tienden a ser más progresistas, afirma la académica. Por ello, el desencanto pueden golpear más a la campaña de Joe Biden, que busca consolidar capas urbanas, con educación universitaria y el voto joven.

“En 2016, se asumía que los jóvenes votarían en masa por Hillary Clinton, la rival demócrata de Trump, pero no lo hicieron”, recuerda Matto. Sin embargo, advierte que 2020 podría ser diferente porque “es posible que los jóvenes tengan más experiencia política y entiendan que si se quedan en casa, esto tiene un efecto”. Matto afirma que en mediciones de opinión, los jóvenes tienden a tener actitudes más negativas hacia Donald Trump.

Sin embargo, hay una lectura alternativa: los jóvenes tienden a despreciar la política usual y el estatus quo. Es por ello que entre los votantes más recientes, caló mucho el mensaje de Bernie Sanders, senador que se mueve en el margen más a la izquierda de la política partidaria de ese país, y por lo que en 2016, muchos jóvenes se entusiasmaron con Trump y su discurso antiélites.

Además, premian los discursos “auténticos” y castigan lo que aparenta ser una retórica “politiquera”, algo que pudo haberle pasado factura a Clinton, quien no logró conectar por lucir muy tradicional, muy parte del “Washington de siempre”.

Más allá de las conjeturas políticas y de los vaivenes electorales, Matto espera que se consolide la participación de los jóvenes a nivel electoral y no se quede a nivel de activismo, donde sí se involucran mucho.

“A ellos les importa la política, quieren mejorar sus comunidades y tienen la voluntad de involucrarse”, concluye la académica que lamenta que es gracias al discurso político tenso que optan por no votar.