El nerviosismo cundía el viernes en una remota localidad en Colombia tras la muerte a tiros de al menos cinco personas, que pone de relieve las dificultades para concretar la paz en las zonas rurales donde abundan los cultivos ilegales y los grupos armados fuera de la ley.
Estos homicidios y el incendio de dos vehículos ocurrió durante la noche en un sector aislado del municipio de Jamundi, en el suroeste del país, dijeron las autoridades. La matanza fue la tercera en el último año en Jamundi.
Las autoridades dijeron que dos de los cadáveres fueron encontrados debajo de un vehículo acribillado a tiros y otros tres en un camino de terracería a poca distancia. Los cinco cuerpos fueron transportados en caballo a una escuela cercana y después en helicóptero a una morgue, debido a las condiciones peligrosas y la falta de caminos seguros en la zona.
Manuel Antonio Vásquez, comandante de la Policía Metropolitana de Cali, dijo que los investigadores creen que estos homicidios tuvieron como trasfondo una disputa entre grupos armados ilegales. Algún grupo delincuencial creyó que las víctimas pertenecían a alguna organización rival que les disputa territorios o que formaban parte de un equipo de investigadores estatales que trabajaban en la región, agregó.
En su reacción, las autoridades enviaron alrededor de 230 soldados a la zona.
“Hoy podemos garantizar que hay tranquilidad de los habitantes”?, afirmó Vásquez.
Las autoridades locales pidieron al gobierno nacional que construya mejores caminos, brinde servicios básicos como seguridad, atención médica y educación, y ayude a sustituir los cultivos de coca a fin de erradicar a los grupos armados ilegales. En la zona los cultivos ilícitos abarcan unas 1.000 hectáreas (2.470 acres).
“Tenemos que enfrentarlo con intervención integral, mejor educación, mejor presencia institucional y por supuesto con mejor seguridad”, dijo el alcalde de Jamundi, Andrés Felipe Ramírez, ante los asesinatos.
En enero pasado, cuatro miembros de una familia campesina en Jamundi dedicada al cultivo de plátanos y yuca fueron asesinados a balazos, dijeron las autoridades a la prensa en aquel momento. En octubre, cuatro personas más fueron asesinadas en otra parte de Jamundi en un ataque atribuido a rebeldes disidentes.
El mayor grupo guerrillero de Colombia firmó en 2016 un acuerdo de paz con el gobierno para poner fin a cinco décadas de conflicto, pero remanentes armados continúan causando estragos en diversas zonas rurales, donde abundan los cultivos ilícitos y hay poca presencia del estado.
Rebeldes renegados de las disueltas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) actúan en la zona y algunos funcionarios han manifestado su sospecha de que están implicados en la matanza.
El lunes, Carlos Ruiz, jefe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, comunicó al Consejo de Seguridad de la ONU que se han logrado avances importantes en la ejecución del acuerdo de paz pero destacó que persiste la violencia en las regiones afectadas por el conflicto.
Dijo que eran profundamente preocupantes los acontecimientos de las últimas semanas, entre ellos disputas por el control de territorios entre grupos armados ilegales que podrían derivar en una mayor propagación de la violencia.