¿El hijo de Hitler? el enigma detrás de la fotografía de un niño encontrada con el testamento del dictador

Hasta la fecha no está comprobado que el dictador nazi haya tenido hijos, pero existen testimonios e investigaciones de historiadores que dicen lo contrario.

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El dictador alemán, Adolf Hitler. Las barbaridades cometidas por uno de los médicos que simpatizaba con su régimen volvieron a salir a la luz. Foto/ Archivo AFP

Por N. Hernández / Agencias

2019-12-21 8:31:31

El 1 de enero de 1946 la agencia Reuters reveló el testamento Adolf Hitler, esto después de encontrarlo muerto el 30 de abril de 1945.

Junto al documento encontraron la fotografía de un niño al que los servicios secretos no pudieron identificar. Para muchos el pequeño tenía bastante parecido con el dictador y por eso creían que era la fotografía del hijo del dictador nazi, pero para otros solo era un error de archivo y una casualidad que estuviera junto con el testamento.

En la publicación de la agencia Reuters, junto al texto del testamento se leía un título que podría revelar un hallazgo histórico y decía “¿Trátase del hijo de Hitler?”.

“Ha sido hallada junto con el testamento de Hitler la fotografía de un niño de unos doce años de edad, cuyo parecido con el  führer indica, según la opinión de las autoridades norteamericanas, que podría ser hijo de este, anuncia el enviado especial de la Agencia Reuter en esta ciudad. Existe – ha declarado un oficial del tercer Ejército estadounidense – un parecido extraordinario entre el muchacho y Hitler. Las facciones del niño son afiladas y tiene el pelo negro; tiene la misma expresión que tenía Hitler en sus momentos pensativos. Se parece también a Eva Braun”, se leía en el texto hecho por un agente, cuyo nombre quedaría por siempre oculto en el mundo del espionaje.

Sin embargo, los servicios de inteligencia no pudieron descifrar nada, pero los historiadores han tratado de determinar si alguien heredó los genes del macabro dictador.

Los romances de Hitler y sus hijos perdidos

Muchos historiadores relatan amoríos que el nazi tuvo con jovencitas, así como los hijos perdidos que dejó, pero hasta la fecha no se ha corroborado que el führer haya tenido hijos.

Documento publicado por ABC el 1 de enero de 1946

Jean – Marie Loret, fue producto de una de las aventuras amorosas de Hitler, según Jesús Hernández. Loret fue un francés que toda su vida aseguró ser hijo del genocida nazi.

Según un libro escrito por el mismo, Hitler mantuvo durante la Primera Guerra Mundial una amorío con Charlotte Lobjoie. En esa época él era un simple soldado en Fournes – en – Weppe, al oeste de Lille.

Se supone que fue una relación basada en la atracción física porque ella no hablaba ruso y él, con tan solo 19 años, no pronunciaba ni una sola palabra en alemán.

“Cuando tu padre estaba cerca, lo que era muy raro, le gustaba llevarme a pasear al campo”, narró Loret parafraseando una de las frases de su madre.

Cuando Hitler se convirtió en la mayor amenaza de Europa y el Ejército Alemán nazí superó la Línea Maginot e ingresó a Francia, el supuesto hijo del genocida se unió a la Resistencia.

Loret murió en 1985, y sus descendientes en el afán de saber si la sangre del dictador corre por sus venas en abril de 2018 iniciaron los trámites de ADN para comprobar si su padre les decía la verdad.

Otras de las aventuras que se rumora fue la de Ottilie Tilly Fleischer, la atleta ganadora de un oro en lanzamiento de jabalina durante los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936.

El nazi fue a su premiación, la invitó al palco y se supone que la relación habría continuado durante un largo tiempo.

“Según algunos autores, como el francés Jacques Robinchon, aquella esbelta joven llegó a convertirse en amante de Hilter. Los rumores se extendieron por las altas esferas de Berlín”, según Hernández.

Se supone que de esa relación nació Gisela Heuserm quien en el libro Adolf Hitler, mi padre, publicado a mediados de los años 60, se afirma que ella es hija del nazi y que alguna ocasión, cuando supo que estaba embarazada, el supuesto padre le dijo: “Si nuestro hijo es varón, haré de él un mariscal del Ejército”. La joven inició diversos juicios en 1966 para que retiraran de la venta los ejemplares y contra un diario que dio por cierto la versión.

La última que es señalada como amante del genocida es Sigrid von Laffert. La relación se reveló gracias a las memorias de Galeazzo Ciano, cancillar de Benito Mussolini.

“Tiene ojos claros, unos ojos claros y unas facciones correctas y un cuerpo magnífico. Se llama Sigrid von Lappus. Se ven muy a menudo, incluso a solas”, según Ciano.

Otro italiano, más explícito en su descripción, fue Dino Alfieri, también ministro de Mussolini.

“Tenía un busto provocativo, las piernas largas y la boquita más pequeña del mundo. Nunca se pintaba. Llevaba la cabellera rubia recogida de un modo parecido a una corona”.

Al tiempo de conquistar el corazón del genocida, Laffert se mudó a Berlín, donde recibió el trato privilegiado de una elegida. La ubicaron en una vivienda de lujo de la calle Tauentzienstrasse.

Adolf Hitler hablando en el Reichstagssit. Foto The Grosby Group

De acuerdo con el historiador Pere Bonin, autor del libro Eva Braun y Hitler, amor que mata, Hitler sabía de su embarazo y le envió un ramo de rosas rojas cuando fue internada para dar a luz. Lógicamente, no podía hacerse presente en el hospital para recibir a su supuesto hijo. Ya estaba casado.Las versiones sobre esta joven belleza son disímiles.

Hernández cree que murió durante el parto y que su descendencia no duró más de dos horas. También falleció. “El 23 de febrero de 1940, (Joseph) Goebbels y (Heinrich) Himmler fueron informados de que Sigrid estaba embarazada. Tras un período de reposo en Garmisch-Partenkirchen, el episodio no pudo acabar de forma más dramática. Pese a estar asistida por los mejores doctores, el 23 de septiembre murió durante el parto. La niña solo sobrevivió dos horas”, escribió el historiador español.

Bonin por su parte, es menos dramático en su apreciación. Según él, Laffert sobrevivió al parto, dio a luz al descendiente de Hitler y una vez terminada la Segunda Guerra Mundial prefirió el anonimato. La vergüenza le impidió confesar que el vástago que acunaba era del mayor monstruo de la historia moderna.

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