A 17 días de las elecciones, y 13 días desde que se supo su derrota electoral, Donald Trump sigue sin dar un paso fundamental en una democracia: conceder el resultado y preparar los equipos de transición para que Joe Biden asuma el poder sin contratiempos.
Lejos de eso, el presidente sigue repitiendo su teoría de que ha habido un fraude masivo en su contra y su equipo de abogados ha intentado, infructuosamente, interponer decenas de recursos legales para hacer reconteo de votos o anular resultados.
Al respecto, Trump fue emplazado duramente por Mitt Romney, una poderosa figura de su propio partido, el Republicano, y quien ha desempeñado cargos como la gobernación de Massachusetts, la candidatura presidencial en 2012 y es ahora senador de Utah.
A juicio de Romney, “después de fracasar en crear una teoría creíble de fraude o conspiración en su contra en los tribunales, el presidente ha recurrido a poner presión sobre funcionarios estatales y locales para subvertir la voluntad de los ciudadano y dar vuelta al resultado de la elección”.
El presidente Trump parece decidido a boicotear el proceso de transición que culmina con la toma de posesión de Biden el próximo 20 de enero.
Asimismo, altos funcionarios y senadores de su partido niegan que perdieron. El secretario de Estado, Mike Pompeo, dijo recientemente que la transición será pacífica “para un segundo mandato de Trump”.
Según Romney, que representa un ala tradicional de los republicanos y menos polarizante que la de Trump, “es difícil imaginar una acción peor o más antidemocrática por un presidente estadounidense en funciones”.
Contraste de actitudes
En las elecciones de 2012, Romney perdió la contienda contra un popular Barack Obama que alcanzó ese año la reelección.
La noche del martes 6 de noviembre, se supo que Obama había alcanzado 332 votos del colegio electoral, superando por mucho el umbral de 270 que se requiere para llegar a la Casa Blanca.
La mañana siguiente, Romney dio un discurso sereno de concesión de la contienda, en el que expresó que “he llamado al presidente Obama para felicitarlo por su victoria. Sus seguidores y su equipo de campaña también merecen felicitaciones”.
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Romney le deseo éxitos a los demócratas, y en particular al entonces presidente reelecto, su esposa y sus hijas.
Si bien Romney dedicó bastantes de sus palabras a destacar el trabajo de los republicanos en su campaña, nunca puso en duda los resultados.
Por el contrario, hizo un llamado “a los demócratas y los republicanos en todos los niveles de la administración pública a poner a la gente encima de la política”.