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El COVID-19 hace que las células sanas se reprogramen para que hagan más copias del virus y se comience a expandir la infección.

El sistema inmunologico puede influir en la defensa, pero también ayudar a causar más daño.

Por N. Hernández / Agencias

2020-03-19 4:30:19

El COVID – 19 afecta el sistema respiratorio humano superior e inferior. Los síntomas son leves: dolor de cabeza, garganta y tos. A pesar de que nuestro sistema inmunológico puede combatirlo, las cosas se pueden complicar.

El nuevo coronanvirus hace que las células sanas se reprogramen para que hagan más copias del virus y se comience  expandir la infección. Primero puede afectar la protección epitelial de la tráquea y el tejido pulmonar para después destruir las células que limpian los pulmones de secreciones y restos.

Esto provoca que las zonas que quedan desprotegidas se conviertan en caldo de cultivo para bacterias y gérmenes corrientes.

El daño causado en el tejido pulmonar

Todas estas acciones provocan una inflamación en los alvéolos pulmonares que suele ser normal. Sin embargo, existe la posibilidad que el sistema inmunológico sea demasiado agresivo y ataque las células sanas del tejido pulmonar, entonces el sistema que supuestamente nos protege, en realidad, nos está haciendo más daño.

También los vasos sanguíneos dañados permiten filtrar líquidos en los tejidos pulmonares provocando esas manchas blancas que se ven en las radiografías, es decir, neumonía.

La neumonía ahoga los sacos de aire de los pulmones que a su vez obstaculizan el paso del oxígeno a la sangre.

Todo esto puede producir también lesiones en los pulmones, daños que disminuyen la capacidad pulmonar del paciente y que pueden ser permanentes.

En algunos casos es posible que el paciente ya no pueda respirar por sí mismo porque la inflamación bloquea los bronquios y los alvéolos, y tenga que ser asistido con ventilación mecánica para ayudarle con oxígeno puro.

En los casos más graves se produce una grave reacción inmunológica en la que el sistema de defensa de nuestro cuerpo produce una serie brutal de químicos para combatir al virus. Químicos que a la larga afectan al resto de los órganos, los cuales comienzan a fallar en cascada. Y de allí, la muerte.