El experimento promovido por la cadena de medios públicos de Japón NHK World mostró la rapidez con la que se puede propagar el COVID-19 durante el almuerzo.
Los más recientes recuentos de afectaciones, registraron al menos 4,001,437 casos de infección, con 277,127 muertos, especialmente en Europa -el continente más severamente golpeado, con 1,708.648 casos y 155,074 muertes- y Estados Unidos, que cuenta con 1,305.544 contaminados y 78,320 víctimas fatales.
Durante la investigación un grupo de diez amigos simularon que compartían la comida y el supuesto contagiado, elegido previamente, esparcía pintura fluorescente que solo podía ser vista cuando era iluminada con luz especial.
Media hora después de iniciada la reunión, la iluminación especial fue encendida y se comprobó que todos estaban ‘infectados’, ya que presentaban pintura en sus manos e incluso tres tenían manchas en sus caras.
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Al analizar la escena, los especialistas pudieron verificar que el presunto virus se había diseminado a través del recipiente de comida, las pinzas y la manija de la jarra de bebida.
Cuando el empleado cambió los platos y las pinzas para reducir los riesgos de infección y les pidió a los comensales que se limpiaran las manos, el área cubierta por la pintura se redujo a un tercio.
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Hiroyuku Kunishima, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Santa Marianna, explicó que en las superficies con alto contacto como los bufés, “el peligro acecha”. “Quiero que sean conscientes de los riesgos y tomen medidas”, agregó.
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— NHK???? (@nhk_news) May 8, 2020
Con información de actualidad.rt.com