“La gente nos evita, nos miran como si fuéramos extraterrestres”, doctora de 82 años que lucha contra el COVID-19

La especialista en enfermedades infecciosas estaba a punto de jubilarse cuando estalló la pandemia, pero decidió quedarse y estar en primera línea de la batalla contra el COVID-19 pese a su edad.

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La doctora Maria Bogoeva, especialista en enfermedades infecciosas, estaba lista para colgar su bata y retirarse de su puesto en un pequeño hospital provincial en el oeste de Bulgaria cuando se produjo la pandemia de coronavirus. Foto AFP

Por N. Hernández

2021-01-31 2:52:27

La especialista en enfermedades infecciosas Maria Bogoeva iba a colgar su uniforme y retirarse de su puesto en un pequeño hospital provincial del oeste de Bulgaria cuando estalló la pandemia de coronavirus.

Un año después, la doctora de 82 años todavía está en primera línea de la batalla contra el covid-19 pese a su edad.

Es una más de la legión de doctores mayores batallando contra “el horror” del virus en el desbordado sistema de salud de Bulgaria.

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“¿Mi edad? No la siento. Quiero trabajar. Si viera que no soy útil, me iría”, dice esta enérgica mujer a la AFP.

la doctora Bogoeva siente que no tiene más opción que permanecer junto a los pacientes de covid en el hospital municipal de Dupnitsa. Foto AFP

Con su pelo rojizo, sus joyas y su mirada determinada, todavía cuida su apariencia pese al “estrés diario”.

“Que trabaje en el hospital no quiere decir que me abandone”, admite sonriendo.

El miembro más pobre de la Unión Europea sufre la falta de personal médico ya que los jóvenes que se gradúan emigran al oeste en busca de mejores oportunidades de carrera.

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Por eso la doctora Bogoeva siente que no tiene más opción que permanecer junto a los pacientes de covid en el hospital municipal de Dupnitsa, un municipio de 50,000 habitantes, situado a unos 60 kilómetros al suroeste de la capital Sofía.

Quedarse en casa sin hacer nada teniendo buena salud mientras los pacientes necesitan más que nunca su experiencia es simplemente “impensable”, asegura.

Un año después, la doctora de 82 años todavía está en primera línea de la batalla contra el covid-19 pese a su edad. Foto AFP

“¿Los iba a dejar morir? El hospital no tenía ningún otro especialista en infecciones, y esto es una crisis sanitaria”, espeta.

Muchos de los médicos retirados en Bulgaria han tomado la misma decisión en el último año, algunos de ellos pagando con sus propias vidas.

“Inmunidad natural”

Otro colega de la doctora Bogoeva del departamento de infecciones del hospital de Dupnitsa, un médico 15 años más joven que ella, temió por su salud y se retiró después de la primera ola del virus.

Pero la octogenaria dice que no tiene miedo a seguir pese a que lleva una simple mascarilla quirúrgica y un protector azul que se desinfecta de vez en cuando.

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“Me prohíben acercarme a los pacientes”, dice, mientras espera a la puerta de una habitación con enfermos.

Ella decide el tratamiento que hay que administrarles en función de los antecedentes que el resto del personal del hospital recaba.

“Probablemente tengo inmunidad natural ya que he tenido muchas infecciones a lo largo de mi vida”, dice, antes de precisar que siente que “no hay que tener miedo” al virus.

Bogoeva quitándose la ropa protectora al final de su turno en una unidad Covid-19 en el hospital de Doupnitsa, un municipio de 50.
,000 habitantes que carece desesperadamente de cuidadores. Foto AFP

Aunque reconoce que hay algo “inexplicable” sobre este virus y se estremece con el “horror de noviembre”, cuando vio “morir más pacientes que durante toda su carrera”.

“La gente de sesenta años, no los pudimos salvar”, lamenta.

El hospital estaba desbordado, había pacientes “esperando en los pasillos”, rememora.

“Las ambulancias, los médicos de familia nos suplicaban (que admitiéramos más pacientes) pero estábamos desbordados”.

“La gente nos evita”

Aprecia el actual respiro, con solo seis pacientes en su pabellón, pero sabe que no va a durar mucho.

Una nueva ola con las nuevas variantes “sin duda está llegando”, dice antes de asegurar determinada: “¡La combatiremos!”

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En la pequeña ciudad de Dupnitsa, ella y otros trabajadores sanitarios que luchan contra el virus suscitan a menudo más miedo que admiración.

“La gente nos evita, nos miran como si fuéramos extraterrestres”, dice con amargura.

Ella es una de una legión de médicos mayores que luchan contra “el horror” del virus en el sobrecargado sistema de salud de Bulgaria. Foto AFP

En esos momentos, Bogoeva se refugia en el apoyo de su familia, aunque sea en la lejanía.

Su hijo vive en Estados Unidos junto con sus dos nietos y tres bisnietos y su esposo se ha trasladado a Sofía mientras se calma la situación.

“Si me contagio, no perjudicaré a nadie”, concluye.