Sofía tiene cuatro años y sabe que sus padres, Karen Rodríguez Segura, de 35 y Arnorldo Zúñiga Orlich, de 36, son médicos y a diario se enfrentan al COVID – 19 para salvar la vida de sus pacientes. Ella está consciente que debe respetar el aislamiento social y entre ellos no es posible tener besos ni abrazos.
Pero para la niña costarricense esto no es impedimento para expresar a sus padres la falta que le hacen y liberar sus sentimientos más profundos. El pasado 17 de abril mandó a su madre, quien es directora del Hospital San Rafael de Alajuela en Costa Rica, un emotivo audio:
“Te amo mucho mamá, te extraño, espero que el virus se vaya pronto para podernos abrazar y poder jugar juntas. Extrañamos mucho darnos besos y abrazarnos. Saliste muy linda en las fotos y te mando un rico abracito”, le dijo la niña a través de una nota de voz de WhatsApp.
Karen asegura que para ella es difícil llegar a su casa y no poder abrazar a su hija o besarla, pero el temor de contagiarse y contagiarla a ella es latente y prefiere evitar contacto con su pequeña.
“Es muy difícil que usted le diga a una mamá que no llegue a comerle los cachetes a la chiquita de 4 años que ha estado esperando ver”, dijo a El Universal.
Sin embargo, la creatividad de la pequeña es grande y junto con su madre inventó una nueva forma de saludarse, pero sin irrespetar ni traspasar los límites de seguir aislados.
“Mi hija me saluda de piecito con piecito y hacemos abracito de espalda. Lo inventamos ella y yo, espalda con espalda. Es muy doloroso no poder saludar con beso o abrazo, pero tiene que hacerse” dijo.
El padre de Sofía es especialista en Radioterapia, labora en el Hospital México, uno de los principales centros públicos de la ciudad y el contacto también está prohibido entre ellos.
“Aquí (en la casa) todos seguimos el protocolo”, dice Karen, quien señala que incluso con su esposo duermen separados.
“Él tiene a su cargo a pacientes oncológicos y aunque nadie nos lo ha dicho, así nosotros decidimos tomar un rigor porque él no puede salir positivo de COVID – 19. Eso es imperdonable. Yo empiezo con algún síntoma y tenemos que tener la tranquilidad de que hemos tenido un distanciamiento lo suficiente para no pensar que él sea un sospechoso”, relata.
“Pensando en los pacientes de él es que nos hemos distanciado aún más. Son más débiles por sufrir cáncer”, explica.
El protocolo de Sofía con su padre:
“Mi hija no me saluda hasta que yo me bañe. Si yo ingreso a mi casa, los zapatos quedan afuera en una canasta que después se ingresa para lavarlos con agua, jabón y cloro en las suelas. La ropa queda en una canasta y paso directo al baño. Me baño con agua y jabón antibacterial. La ropa que me quité se lava aparte y se seca a alta temperatura”.
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