Las confesiones de Anthony Fauci sobre su relación con Trump: amenazó a su familia y recibió un sobre con un extraño polvo blanco

Fauci confesó su alivio por la marcha del expresidente Donald Trump, al asegurar que es "liberador" poder hablar claramente sobre lo que dice la ciencia respecto al COVID-19

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El doctor Anthony Fauci describe un año tenso como asesor del presidente Donald Trump para la pandemia de COVID-19, asegura que recibió amenazas de muerte. Foto AFP

Por Agencias

2021-01-27 1:19:19

El doctor Anthony Fauci describe un año tenso como asesor del expresidente Donald Trump para la pandemia de COVID-19, asegura que recibió hasta amenazas de muerte.

El médico tiene casi 40 años como director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, ha dirigido una de las principales instituciones de investigación de Estados Unidos. Pero también ha sido el asesor de siete presidentes, desde Ronald Reagan hasta, ahora, Joe Biden, una figura a quien se recurre cada vez que se avecina una crisis sanitaria para informar al gobierno, dirigirse a la Organización Mundial de la Salud, testificar ante el Congreso o reunirse con los medios de comunicación.

Fauci asegura que el 2020 fue desastroso, no sólo por la pandemia y los estragos globales que el COVID-19 estaba causando en Estados Unidos y a nivel global, sino porque para Trump y sus partidarios era un enemigo de la nación.

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Los partidarios de Trump corearon “Despide a Fauci”, y el presidente reflexionó abiertamente sobre la posibilidad de hacerlo. Se le acusó de inventar el virus y de formar parte de una camarilla secreta junto con Bill Gates y George Soros para lucrar con las vacunas. Su familia recibió amenazas de muerte. El 21 de enero, en su primera comparecencia ante la prensa durante el gobierno de Biden, el doctor Fauci describió la “sensación liberadora” de poder, una vez más, “subir aquí y hablar de lo que uno sabe —de las pruebas, de la ciencia— y saber que eso es todo, dejar que la ciencia hable”.

El médico tiene casi 40 años como director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, ha dirigido una de las principales instituciones de investigación de Estados Unidos. Pero también ha sido el asesor de siete presidentes, desde Ronald Reagan hasta, ahora, Joe Biden. Foto AFP

The New York Times publicó una entrevista donde Fauci describe todas la dificultades que tuvo para trabajar con el presidente Trump, aquí un resumen de la publicación:

¿Cuándo se dio cuenta por primera vez de que las cosas iban mal entre usted y el presidente Trump?

Coincidió mucho con la rápida escalada de casos en el noreste del país, especialmente en el área metropolitana de Nueva York. Yo intentaba expresar la gravedad de la situación, y la respuesta del presidente siempre se inclinaba por: “Bueno, no es tan grave, ¿verdad?”. Y yo decía: “Sí, es muy grave”. Y la otra cosa que me preocupaba mucho era que estaba claro que recibía información de gente que le llamaba, no sé quién, gente que conocía de negocios, diciendo: “Oye, he oído hablar de este medicamento, ¿no es genial?” o, “Muchacho, este plasma de convalecencia es realmente fenomenal”. Y yo intentaba, ya sabes, explicarle con calma que se averigua si algo funciona haciendo un ensayo clínico adecuado; se obtiene la información, se hace una revisión de pares. Y él decía: “Oh, no, no, no, no, no, estas cosas de verdad funcionan”. Se tomaría igual de en serio su opinión —sin datos, solo anécdota— de que algo podría ser realmente importante. Siempre era: “Me llamó un tipo, un amigo mío de bla, bla, bla”. Fue entonces cuando mi ansiedad comenzó a aumentar.

¿Tuvo algún problema con él en los tres primeros años de su presidencia?

No, apenas sabía quién era yo. La primera vez que me encontré con él fue en septiembre de 2019, cuando me pidieron que fuera a la Casa Blanca, llevara mi bata blanca y me quedara allí mientras él firmaba una orden ejecutiva relacionada con algo sobre la gripe. Luego, a partir de enero, febrero de 2020, fue una participación intensa; iba a la Casa Blanca con mucha, mucha frecuencia.

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Hubo un momento en febrero pasado en que las cosas cambiaron. Alex Azar dirigía la Comisión Especial de la Casa Blanca sobre el Coronavirus, y de repente era Mike Pence quien lo hacía , y el presidente Trump estaba en el podio respondiendo las preguntas y discutiendo con los periodistas. ¿Qué pasó?

Para ser totalmente honesto contigo, no lo sé. Estábamos teniendo, ya sabes, el tipo de reuniones estándar basadas en la ciencia y la salud pública. Entonces empecé a preocuparme de que esto no fuera en la dirección correcta: las situaciones anecdóticas, la minimización, el presidente rodeándose de gente que decía cosas que no tenían ningún sentido científico. Decíamos cosas como: “Esto es un brote. Las enfermedades infecciosas siguen su propio curso si no se hace algo para intervenir”. Y entonces se levantaba y empezaba a hablar de: “Se va a ir, es mágico, va a desaparecer”. Fue entonces cuando me quedó claro: no voy a salir proactivamente a contradecir lo que dijo el presidente. Pero él decía algo que claramente no era correcto, y entonces un periodista decía: “Bueno, escuchemos al doctor Fauci”. Tenía que levantarme y decir: “No, lo siento, no creo que sea el caso”. No es que me complazca contradecir al presidente de Estados Unidos. Tengo un gran respeto por el cargo. Pero tomé la decisión de que debía hacerlo. De lo contrario, estaría comprometiendo mi propia integridad y dando un falso mensaje al mundo. Si no hablaba, sería casi una aprobación tácita de que lo que decía estaba bien. Fue entonces cuando empecé a tener problemas. La gente que le rodeaba, su círculo íntimo, estaba bastante molesta porque me atreviera a contradecir públicamente al presidente. Fue entonces cuando empezamos a meternos en cosas que me parecieron desafortunadas y algo nefastas, como permitir que Peter Navarro escribiera un editorial en USA Today diciendo que me equivoco en la mayoría de las cosas que digo. O que la oficina de prensa de la Casa Blanca enviase una lista detallada de las cosas que dije y que resultaron no ser ciertas, todas ellas sin sentido porque eran todas ciertas. La misma oficina de prensa que tomaba las decisiones sobre si podía ir a un programa de televisión o hablar con ustedes.

Donald Trump no permitió que Fauci informara de forma transparente sobre la pandemia. Foto AFP

Alguna vez el propio Trump le gritó o le dijo: “¿Qué haces contradiciéndome?”.

Hubo un par de veces en las que hice una declaración que era un punto de vista pesimista sobre la dirección en la que íbamos, y el presidente me llamó y me dijo: “Oye, ¿por qué no eres más positivo? Tienes que adoptar una actitud positiva. ¿Por qué eres tan negativista? Sé más positivo”.

¿Cuándo empezaron las amenazas de muerte?

Vaya. Hace muchos, muchos meses. En la primavera. Espera, ten paciencia conmigo. [Consulta a alguien que responde “28 de marzo”] Así que ahí lo tienes, del jefe de mi servicio secreto. Fue cuando obtuve la protección, así que tal vez dos semanas antes de eso. Fue el acoso a mi esposa, y particularmente a mis hijos, lo que me molestó más que cualquier otra cosa. Sabían dónde trabajaban mis hijos, dónde vivían. Las amenazas llegaban directamente a los teléfonos de mis hijos, directamente a sus casas. ¿Cómo diablos consiguieron esa información estos imbéciles? Y había conversaciones en internet, la gente hablaba entre sí, amenazando, diciendo: “Oye, tenemos que deshacernos de este tipo. ¿Qué vamos a hacer con él? Está perjudicando las posibilidades del presidente”. Ya sabes, ese tipo de locura de la derecha.

¿Alguna vez le dispararon o se le enfrentaron?

No, pero un día recibí una carta en el correo, la abrí y una nube de polvo cayó sobre mi cara y mi pecho. Eso fue muy, muy perturbador para mí y para mi esposa porque estaba en mi oficina. Así que lo vi todo sobre mí y dije: “¿Qué hago?”. El equipo de seguridad estaba allí, y tienen mucha experiencia en eso. Dijeron: “No te muevas, quédate en la habitación”. Y llamaron a la gente de materiales peligrosos. Así que vinieron, me rociaron y todo eso.

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¿Hicieron pruebas al polvo?

Sí. Era una nada benigna. Pero fue aterrador. Mi esposa y mis hijos estaban más perturbados que yo. Lo miré con cierto fatalismo. Tenía que ser una de tres cosas: un engaño. O ántrax, lo que significaba que tendría que tomar Cipro durante un mes. O si era ricina, estaba muerto, así que adiós.

¿Pensó alguna vez en renunciar?

Nunca. Nunca. Nop.

¿Su esposa le sugirió alguna vez que renunciara?

Ella trajo a colación que podría considerarlo. Es una persona increíblemente sabia, me conoce mejor que nadie en el mundo, obviamente. Me dijo: “¿Quieres tener una conversación para sopesar los pros y los contras de lo que lograrías?”. Y luego de charlar, ella al fin estuvo de acuerdo conmigo. Siempre sentí que si me marchaba, el zorrillo del picnic ya no estaría en el día de campo. Incluso si no era muy eficaz en hacer que todos cambien de opinión, sentí que era importante que supieran que no podían decir disparates sin que yo me opusiera. Creo que en el panorama general, sentí que sería mejor para el país y para la causa que yo me quedara, en lugar de marcharme.

El epidemiologo incluso llegó a recibir amenazas de muerte. Foto AFP

¿Qué va a hacer ahora? ¿Cuatro años más con el presidente Biden?

No lo sé. Ahora mismo no estoy pensando en cuántos años más. Toda mi vida profesional ha sido la lucha contra las pandemias, desde los primeros años del VIH, la gripe, el ébola, el zika o lo que sea. Esto es lo que hago. Estamos viviendo una pandemia histórica, como no hemos visto en 102 años. Creo que lo que aporto es algo que tiene mucho valor añadido. Quiero seguir haciéndolo hasta que consigamos aplastar este brote, para que la gente pueda volver a la normalidad. E incluso después de eso, he dejado algunos asuntos pendientes. Todavía queda el VIH, al que he dedicado la mayor parte de mi vida profesional. Quiero continuar el trabajo que estamos haciendo sobre la gripe, sobre el VIH, sobre la malaria y la tuberculosis. Como he dicho, esto es lo que hago.

Déjeme preguntarle: ¿cree que Donald Trump le costó al país decenas o cientos de miles de vidas?

No puedo comentar sobre eso. La gente siempre pregunta eso y… establecer un vínculo directo de esa manera, se vuelve muy condenatorio. Solo quiero mantenerme alejado de eso. Lo siento.

Primera rueda de prensa con Biden: “completamente transparente y honesto”.

Biden es el séptimo presidente de Estados Unidos al que ha asesorado Fauci, que dirige el NIAID desde 1984 y es una de las figuras más respetadas de la comunidad científica del país, una fama que solo ha aumentado durante la pandemia.

En su primera rueda de prensa bajo el mandato de Biden, Fauci agradeció que el nuevo presidente le haya dado instrucciones de ser “completamente transparente y honesto”.

“Una de las nuevas cosas en esta Administración es que si no sabemos la respuesta, no hay que aventurar una suposición. Simplemente decimos que no sabemos la respuesta”, afirmó.

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Durante la rueda de prensa, Fauci también aseguró que por ahora no hay confirmación de que la variante sudafricana de la covid-19 haya llegado a Estados Unidos, mientras que la británica ya está presente en unos 20 estados.

Todo apunta a que las vacunas que se están administrando en Estados Unidos y otros países protegen ante esas nuevas variantes, pero si hay que modificar los preparados inyectables, ese proceso “no será demasiado oneroso”, calculó.

Fauci asegura que el 2020 fue desastroso, no sólo por la pandemia y los estragos globales que el COVID-19 estaba causando en Estados Unidos y a nivel global, sino porque para Trump y sus partidarios era un enemigo de la nación. Foto AFP

Estados Unidos es el país del mundo más afectado por la pandemia en términos absolutos, con más de 408.000 muertos y 24,5 millones de contagios, según la Universidad Johns Hopkins.

Biden presentó este jueves su estrategia para acelerar la respuesta a la pandemia, aunque reconoció que le llevará meses “darle la vuelta” a la situación que heredó de Trump.