Vivir con un trabajador indispensable en medio del coronavirus: Cuando la ansiedad me gana recuerdo que somos muy afortunados

Vivir con un trabajador esencial es una danza diaria dice la pareja de un empleado de una compañía de tráileres en Atlanta, Georgia donde hay más de 7,500 casos de COVID-19. Ansiedad y miedo acompañan el ritual que realizan cada vez que llega a casa después del trabajo.

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Por AP

2020-04-09 12:02:43

La danza diaria comienza cuando llega a la puerta. Me encuentro con él, abro la puerta y rápidamente doy unos pasos hacia atrás. Todavía no quiero acercarme demasiado. Se quita los zapatos sin tocarlos y los deja en un tapete afuera. Su mochila cae al piso y tomo una toallita desinfectante para limpiarla.

Ya al interior, se quita la capa externa de ropa y la lleva con cuidado a la lavadora para ponerla en el ciclo de “desinfectar”. Entra al baño y toma una ducha caliente. Tomo más toallitas y ataco picaportes, perillas de la lavadora y cualquier otra cosa que haya tocado.

Lo hemos hecho tantos días seguidos que se necesitan pocas palabras, si es que alguna.

Sólo cuando sale de la ducha comienzo a relajarme. Respiro con un poco más de naturalidad y finalmente le pregunto, “¿Cómo estuvo tu día, amor?”.

Mi novio es un trabajador esencial. Trabaja en logística de transportes para una compañía de tráileres. Todos los días va a su oficina en Atlanta después de levantarse con la alarma a las 5:30 de la mañana, ponerse ropa de trabajo y salir a la calle. Su rutina matutina no ha cambiado mucho desde que el brote del coronavirus me paralizó a mí y a gran parte del mundo.

“Su trabajo es importante”, me digo. Entre sus cuentas está la de una gran cadena de supermercados y una enorme compañía informática con bodegas en todo el mundo. Quizás más que nunca, deben aprovisionarse los estantes. La cadena de suministro no puede romperse. Es clave para que los productos lleguen del punto A al punto B.

Pero la verdad es que lo odio.

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Constantemente me preocupa que mi pareja se exponga al virus. ¿Se lava las manos lo suficiente en el trabajo? ¿Todos sus colegas en la oficina y todos los conductores de camiones toman todas las precauciones posibles? ¿Todos cumplen con la distancia social cuando están sentados en las salas de conferencia? ¿Realmente usa las toallitas desinfectantes y mascarillas que le doy? ¿Y qué hay de su jefe, quien hasta hace poco todavía planeaba viajes de trabajo por el país?

Juntos planeamos mitigar los riesgos lo más posible. Tomaba el transporte público, pero ahora conduce mi carro ya que yo trabajo desde casa. Tiene toallitas, gel desinfectante, mascarillas. Tenemos la rutina para después del trabajo.

Pero es frustrante y cansador para él después de una larga jornada y el estrés se acumula. En los buenos días, hacemos la danza bastante rápido, como expertos. Pero en otros discutimos más. Olvidó tirar la mochila o todavía estoy en una llamada de trabajo, o de alguna forma nos aceramos demasiado a un vecino en el pasillo de nuestro edificio.

¿Y realmente ayudan estas medidas? Los zapatos, la lavadora, la ducha… ¿Realmente importa todo?

A diario le pregunto: “¿Hay una actualización para un plan en el que potencialmente trabajes desde casa?” Pero el hecho es que no puede hacerlo todo bien sin estar en la oficina para revisar físicamente los temas.

Cuando la ansiedad me gana, pienso en los trabajadores esenciales _ los médicos, enfermeros, empleados de supermercados y farmacias _ que están en interacción más directa con el público y el trabajo heroico que hacen.

Me recuerdo que somos muy afortunados de tener trabajo cuando muchos amigos en Atlanta y otros lugares perdieron el suyo en la tambaleante economía. Controlamos lo que podemos, lo mejor que podemos, en el pequeño hogar que hemos construido aquí en nuestros tres años juntos.

Y luego me preparo para la danza diaria una vez más.

Las cifras

Estados Unidos sigue a la cabeza como el país con el mayor número de contagios por coronavirus, el jueves alcanzó los 453,748 superando los 16 mil muertos.

Nueva York es el Estado más golpeado por la pandemia. De los 3,602 fallecidos por la COVID-19 hasta este miércoles, el 34 % son hispanos, que constituyen el 29% de la población.

Este jueves, ante las incontralables cifras de afectados por el VOCID-19 el presidente Trump culpó a la Organización Mundial de la Salud en un intento por alejarse de las estadísticas que crecen sin cesar.

En tres semanas casi 17 millones de personas han perdido su trabajo en 21 días. La semana pasado 6.6 millones solicitaron el subsidio por desempleo, una cifra record que muestra el impacto generado por la pandemia del COVID-19.

Según cifras del Departamento de Trabajo, en la semana del 28 de marzo, 7.4 millones de estadounidenses estaban recibiendo prestaciones por desempleo y 4.4 en la semana anterior.

Es de señalar que estás cifras no reflejan el total de la realiadad que se vive en el país, dado que los trabajadores independientes y empleados sin contratos no tenían acceso a estos veneficios antes de la crisis.

El 75 % de la población de Estados Unidos está confinada en sus casas. E n febrero la tasa de desempleo se estimo en un 3.5 % y del 4.4 % para marzo, este último dato refleja un duro golpe para los hispanos con un índice de desempleo del 6 %.

El gobierno estima que estos datos vayan en aumento.