El SARS – CoV – 2 más conocido como coronavirus o COVID – 19 ha llegado a la mayoría de los países del mundo y causado más de 492, 000 infecciones y 25, 251 muertos, hace tres meses nadie había escuchado de este temible virus que ha hecho colapsar sistemas de salud como el de Italia o España y amenaza a los del Reino Unido y Estados Unidos.
Esto sin mencionar que las economías van en caída libre, niños dejaron de asistir a la escuela y nuevas modalidades de teletrabajo se están practicando alrededor del mundo, las reuniones familiares se hacen a través de videollamadas.
Ed Yong, un especialista en ciencia de The Atlantic, escribió un análisis del futuro inmediato de la pandemia y los escenarios posibles del día después y aseguró que una pandemia de esta magnitud era inevitable.
“En los años recientes, cientos de expertos en salud han escrito libros, informes para políticos y columnas de opinión para medios advirtiendo sobre la posibilidad. Bill Gates se lo ha estado diciendo a cualquiera que quisiera escucharlo, incluidos 18 millones de espectadores de su charla TED”, dijo.
Al fin sucedió y se trató de un patógeno “más transmisible y mortal que la gripe” y sobre todo, “más silencioso que se propaga de huésped a otro durante varios días antes de causar síntomas visibles”.
El especialista aseguró que para contenerlo los países deben de desarollar un test para identificar a las personas infectadas, aislarlas y rastrear a aquello que tuvieron contacto con ellas. Proceso similar al hecho en Corea del Sur, Singapur y Hong Kong. Esto a diferencia de Estados Unidos que podría llegar a tener el peor brote del mundo industrializado por no seguir el protocolo, advirtió Seth Berkley, director de la Alianza para las Vacunas (Gavi) a The Atlantic.
Estas son las cuatro claves para los próximos meses
Las personas que se infectaron hace pocos días probablemente comenzarán a mostrar síntomas y necesitarán cuidados intensivos al comienzo de abril y los sistemas de salud colapsan, para evitarlo deben de suceder cuatro cosas:
Primero deben de empezar a producirse masivamente mascarillas, guantes y otro equipo de protección personal para los trabajadores de salud porque “si ellos no pueden mantenerse sanos, el resto de la respuesta colapsará”.
Segundo: un despliegue masivo de análisis de COVID-19. Un inconveniente adicional es que para fabricar esos kits hacen falta insumos que escasean, como los hisopos nasofaríngeos en los que se recogen las muestras virales o los reactivos químicos. Por un lado, hay una demanda global sin precedentes de estos suministros; por otro, Lombardía, el lugar más afectado de Italia, era uno de los mayores productores de hisopos del mundo.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) se apresura a aprobar otros tests desarrollados por laboratorios privados, entre ellos uno que puede dar resultados en menos de una hora, lo cual podría permitir a los médicos saber si están frente a un caso de COVID-19 o no casi de inmediato.
Actualmente existe una gran ansiedad en la población por hacerse la prueba. “Eso realmente estresó el sistema de salud”, dijo Saskia Popescu, de la Universidad George Mason, quien trabaja en la preparación de los hospitales para las pandemias, porque mucha gente con un simple resfrío o con miedo porque se había sentado junto a alguien que tosió, demandó análisis que por ahora “se deben usar con cuidado”. La prioridad, dijo Marc Lipsitch, infectólogo de la Universidad de Harvard, “es hacer el test a los trabajadores de la salud y a los pacientes hospitalizados”.
Tercero: la distancia social. “Las medidas llevarán un tiempo durante el cual la pandemia se acelerará más allá de la capacidad del sistema de salud o se reducirá a niveles en los que se la pueda contener”, según la capacidad de la población de disminuir el contagio.
Cuarto: la adecuada información al público. Un papel clave de los dirigentes en todos los niveles del gobierno y de la sociedad civil es transmitir mensajes claros durante una crisis. La población necesita comprender que con medidas de distanciamiento social la tasa de infección se podría reducir hasta un 95% y que, dado que aun en ese escenario la cantidad de respiradores del país sólo alcanzaría para el 20% de las personas que los necesitarán, no adoptar esas medidas podría “ser catastrófico”, sintetizó Yong.
¿Por cuánto tiempo? “Podría ser cualquier cosa entre cuatro o seis semanas y tres meses”, dijo al periodista Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) que ha asesorado a todos los presidentes estadounidenses desde Ronald Reagan. “Pero no tengo gran confianza en ese rango”.