¡Insólito! Rogelia murió por COVID-19, su familia la enterró y lloró, pero a los diez días les informaron que estaba viva

La mujer de 85 años se recuperó del virus, mientras su familia la velaba en un ataúd cerrado.

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Entrada de la residencial donde se confundieron las identidades de las dos ancianas. Foto captura de pantalla

Por N. Hernández / Agencias

2021-01-25 4:27:01

La residencia San Bartolomeu de Xove, situada al norte de España, informó el 13 de enero a la familia de Rogelia Blanco que ella había fallecido a causa del COVID-19. El esposo y sus siete sobrinos recibieron la triste noticia y decidieron darle santa sepultura en el cementerio de San Pedro de Xuances en un féretro sellado a cal por prescripción sanitaria. Sin embargo, este sábado una persona de voz temblorosa que hablaba de la residencial dijo a Julio, uno de los sobrinos de la supuesta difunta: “Tu tía Rogelia está aquí” y él contestó: “Entonces, ¿a quién enterramos el otro día?”.

En efecto, Rogelia está viva y venció al COVID-19. Todo pasó tan rápido y para escalofrío de loa trabajadores ella entró por le puerta de la residencial donde su esposo, creyéndose viuda, seguí llorando la irremediable ausencia de su compañera de vida. Este regreso al mundo no es un milagro, sino una insólita confusión. Y el júbilo inesperado que invade a su familia ha golpeado a otros en forma de desgracia. Conchita, su compañera de habitación durante la enfermedad, sí pereció por culpa de la COVID. Y fue a ella a quien los seres queridos de Rogelia enterraron en el nicho familiar el pasado 14 de enero.

La Fundación San Rosendo, que está a cargo de la residencial donde todo ocurrió, aseguró que el hecho fue un “desafortunado incidente”. Explicaron que las identidades de las pacientes se intercambiaron por error cuando el 29 de diciembre, tras dar positivo, fueron trasladas desde el geriátrico de Xove. a otro de Pereiro de Aguiar (Ourense) donde la entidad, creada por el cura Benigno Moure y con 70 centros en Galicia, concentra a sus residentes infectados. Rogelia y Conchita compartieron ambulancia durante un accidentado trayecto de 220 kilómetros en el que tuvieron que cambiar de vehículo por una avería. Al llegar, fueron instaladas en la misma habitación.

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La confusión de identidades llevó a que los médicos de Pereiro de Aguiar, que acababan de conocerlas, informaran de la mala evolución de Conchita a los parientes de Rogelia, y viceversa.

“Yo creo que las confundieron pasados unos días porque, al principio, estoy seguro de que me hablaban de mi tía: me decían que cantaba cuando estaba contenta y ¡Rogelia es así!”, sostiene Julio, el sobrino que cada tarde hablaba con el personal del geriátrico y que, junto a sus hermanos y primos, aún no ha asimilado lo ocurrido.

El tremendo error se descubrió porque la mujer a la que creían Conchita, pero era Rogelia, sobrevivió a la enfermedad. A primera hora de la mañana del pasado sábado, ya con el alta, regresó de nuevo en ambulancia desde el centro de Pereiro de Aguiar a la residencia de Xove donde sí fue reconocida. Allí se esperaba a Conchita, pero del vehículo bajó Rogelia. Tras ser avisado, su sobrino Julio corrió al geriátrico a explicarle a Ramón que ya no era viudo, una noticia feliz, pero tan impactante que se le dio con un médico presente.

“No lo asimilaba. Decía que era imposible, que Rogelia no podía estar allí porque la habíamos enterrado”, cuenta. De su tía, de momento, solo ha visto una foto.

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La familia de Rogelia critica la “falta de profesionalidad” de la Fundación San Rosendo. La entidad ha anunciado que sus servicios jurídicos se encargarán del complejo papeleo para que la tía de Julio vuelva a constar como viva en los archivos oficiales y el cuerpo de Conchita sea trasladado al nicho de su verdadera familia. Fuentes de la fundación añaden que a partir de ahora los residentes que sean derivados al centro de Pereiro de Aguiar serán identificados con una pulsera similar a la de los hospitales. La organización defiende en un comunicado que lo ocurrido “es un hecho puntual de entre los más de 100 traslados que se han realizado desde el pasado mes de diciembre”.

A la familia de Rogelia le asaltan las dudas. “Esto se ha destapado porque mi tía sobrevivió. ¿Quién sabe cuántas familias tienen a desconocidos en sus nichos?”, se pregunta Julio.