El papel higiénico es otro de los productos más demandados en estos momentos.
Pero esa teoría no lo explica todo: el papel higiénico no protege del covid-19 y las compras en grandes cantidades no han ocurrido con otros productos clave como la comida enlatada.
“Pienso que viene probablemente de las dramáticas imágenes difundidas en las redes sociales, que son muy claras: los paquetes son muy reconocibles y en las mentes de las personas se ha convertido en un símbolo de seguridad”, explicó a la AFP Steven Taylor, autor de “La psicología de las pandemias”.
“La gente siente la necesidad de hacer algo que los mantenga a ellos y a sus familias a salvo, porque ¿qué más pueden hacer aparte de lavarse las manos y aislarse?”, añadió este profesor de psiquiatría de la Universidad de British Columbia.
También evocó otra teoría de la evolución: la aversión a aquellas cosas que nos disgustan, exacerbada por la amenaza de la infección.
“Y creo que esta es una de las razones por las que la gente ha ido por el papel higiénico, porque es un medio para evitar cosas desagradables”, dijo Taylor.
Sensación de control
Los economistas también han apuntado a la teoría del “sesgo del riesgo cero”, que lleva a las personas a eliminar totalmente un riesgo pequeño y más superficial en lugar de hacer algo más sustancial para reducir un riesgo mayor
“Queremos sentir que tenemos el control, con recursos limitados”, explicó Farasat Bokhari, especialista en economía de la salud de la universidad británica de East Anglia.
“Entonces, compramos algo barato, que podamos almacenar y que en el fondo sabemos que vamos a utilizar de cualquier manera”, añadió.
Según Bokhari, también se podrían almacenar productos no perecederos -como comidas congeladas, enlatados o sopa instantánea- aunque estos no sean los platos favoritos de la familia. Pero, además de que su costo es mayor, existe el miedo a que si la situación mejora terminen eventualmente en la basura.
Taylor recordó que los comportamientos actuales se asemejan a aquellos observados durante pandemias anteriores, como la gripe española en 1918 que dejó casi 700.000 muertos en Estados Unidos y llevó a las farmacias y tiendas a ciudadanos en estado de pánico que acapararon lo que pudieron.