Al detectarle COVID-19, Wei Guixian fue ingresada en un hospital, recibió tratamiento y fue dada de alta los primeros días de enero. Pero para que eso sucediera, consultó en varias ocasiones y en diferentes centros médicos sobre sus síntomas progresivos.
La vida de Wei Guixian, una vendedora de camarones en el mercado de Wuhan, China, hizo un giro repentino desde el pasado 10 de diciembre cuando comenzó con síntomas que ella consideró que se trataba de una simple gripe.
La mujer, de 57 años, trabajaba en el mercado de marisco de Huanan, lugar donde se comercializaban animales exóticos sacrificados y donde se ha dicho que comenzó el brote del nuevo coronavirus. La rutina de Wei era la misma todos los días e igual a la de muchos vendedores del mercado, pero todo cambió, a partir de la fecha antes mencionada, cuando empezó a sentirse muy indispuesta de salud.
Según información de Infobae, la mujer fue entrevistada por el medio chino The Paper dijo que “cada invierno, siempre enfermo de gripe, así que pensé que era una gripe”.
La mujer asumió que ella estaba acostumbrada a tener los síntomas gripales por lo que no le tomó importancia a sus malestares, hasta que comenzó a sentirse cansada. Un día después, la mujer optó por consultar en una unidad médica cerca de su casa, la trataron con inyecciones, pero sus síntomas fueron más graves, por lo que, acudió a una segunda consulta en un hospital de Wuhan.