“En Chile, terminó el ciclo empezado en septiembre de 1973”

Según el analista Tomás Mosciatti, el plebiscito entierra el entramado institucional que dejó Pinochet y se conservó en los años de democracia.

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La Plaza Italia en el corazón de Santiago fue el epicentro del júbilo de cientos de miles de chilenos que salieron a celebrar el triunfo del “apruebo” en el plebiscito del domingo, tras el cual se elegirá a una constituyente. Foto EDH / AFP

Por Ricardo Avelar

2020-10-26 7:46:51

El analista político y abogado chileno Tomás Mosciatti advirtió, a finales de septiembre, que el plebiscito supone el final del “modelo” chileno. Así es como se conoce al sistema económico predominantemente liberal que se instauró en los últimos años de la dictadura de Augusto Pinochet y se mantuvo en la vuelta a la democracia en 1990.

Mosciatti explica que el éxito del modelo, en términos técnicos, es innegable. La pobreza cayó de manera significativa y el acceso a servicios de calidad aumentó. Chile ha llegado a tener indicadores importantes, como el hecho de que 76% de menores diagnosticados con cáncer se recuperan, algo no tan alejado de las cifras en los países desarrollados. Sin embargo, advierte este enfoque está incompleto.

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“El desarrollo no consiste en tomar el producto interno bruto (PIB) y dividirlo entre el número de habitantes. El proceso (de descontento que llevó al plebiscito) que vivimos demuestra que haber hecho eso fue una tontera”, advierte y critica que el éxito de Chile descansara en la frialdad de lo meramente técnico. Detrás de la narrativa de números triunfalistas, dice, había un desgaste al que no se le puso atención “en los años de jolgorio y superficialidad”.

Además, señala que hubo abusos de poder que mostraron un Chile donde algunos tenían acceso privilegiado a la justicia y otros, con menos beneficios, estaban más vulnerables a recibir todo el peso de la ley.

Más allá de lo económico, critica que se tejió un modelo político a la medida de las elites. Un botón de muestra es haber transformado al tribunal constitucional en sujeto de un reparto de cuotas y no en un defensor de última instancia de la legalidad.

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En medio de esto, el embajador chileno en el país, Renato Sepúlveda, destaca que la jornada fue masiva, respetuosa y ordenada y que no se vio ningún hecho de violencia o irregularidad que empañara la jornada.

A su juicio, el plebiscito puede augurar el inicio de un proceso pacífico de cambio. “Sería espectacular”, dijo, en relación a que surja de este proceso una constitución de consenso nacional y lo ve posible, dado que ningún político secuestró el plebiscito.

Tras el voto del domingo, en abril los chilenos elegirán a los integrantes del cuerpo constituyente que trabajará la nueva ley suprema del país.