La historia de Carlos es la de muchos en Guatemala. Este joven de 16 años, que el pasado 1 de mayo salió huyendo de la pobreza de San José El Rodeo, una pequeña aldea de Cubulco, buscaba en Estados Unidos una oportunidad para ayudar a su familia. Pero en el camino se encontró con la muerte.
En una pequeña casa de madera cubierta de lámina está sentada su madre, Rigoberta, una mujer de tez morena, de la etnia Achi. “¿Saben cuándo va a llegar mi hijo?”, pregunta con duda a los periodistas. No sabe nada de su pequeño, Carlos Gregorio Hernández, quien murió el lunes bajo la custodia de Estados Unidos por causas desconocidas.
La mujer, madre de nueve pequeños, cuenta “triste” que su hijo, amante de la música, era bajista en una iglesia adventista y que cuando podía se dedicaba a la mecánica con un amigo. Hay pocas opciones de trabajo en esta aldea, en la que la mayor parte de sus habitantes cultivan milpa para sobrevivir: autoconsumo.