Desde Santa Ana hasta Francia: el café y los sueños de un salvadoreño en Europa

Ángel Barrera es un joven salvadoreño director Sourcing de Belco, la empresa que distribuye el café en gran parte de Europa y el Medio Oriente.

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Ángel Barrera es un joven salvadoreño director Sourcing de Belco, la empresa que distribuye el café en gran parte de Europa y el Medio Oriente.

Por Nancy Hernández

2020-06-17 7:11:16

Ángel Barrera es un salvadoreño de 33 años radicado en Burdeos, Francia, desde ahí impulsa el consumo del café salvadoreño en Europa y Medio Oriente. Aprendió a catar café a los 14 años en el beneficio de la Cooperativa Cuzcachapa en Santa Ana y a los 23 años dejó su tierra natal para ir a estudiar. Ahora es director Sourcing de Belco y ha viajado a un centenar de países contando la historia de la caficultura y comercializando el grano.

Asegura que el café de El Salvador es el de mayor aceptación en gran parte de Europa y en diez años su exportación se ha multiplicado a gran escala. El café de la zona del volcán Chingo (marca la frontera entre Guatemana y El Salvador), volcán Ilamatepeq, Ataco, Juayúa, Chalatenango y Usulután son los preferidos para su consumo.

“(El Salvador) es uno de los países con mejor aceptación y reputación en el mundo del café de especialidad por el profesionalismo de los productores en su manera de producir y procesar. Para la empresa El Salvador ocupa un lugar muy importante. Somos el importador en Europa con la más amplia gama de café salvadoreño”, dice Ángel.

Belco nació como un emprendimiento familiar, su origen lo tiene en Le Havre, una ciudad francesa emblemática para el café cuyo objetivo era “crear una oferta de cafés” basada en los mismos criterios que se tienen para el vino.

“Era una empresa aún pequeña, pero con ambiciones gigantes” dice Ángel al relatar sus inicios en Belco. Ahora tiene oficinas en Etiopía y recientemente en San Salvador, esta última no ha empezado a funcionar por la crisis sanitaria causada por el COVID -19. No obstante, esperan iniciar sus actividades en las próximas semanas.

La sede salvadoreña servirá para entablar relaciones con caficultores del país y de toda Centroamérica.

Un salvadoreño soñador

Sin embargo, dice que el camino recorrido no ha sido fácil y los sacrificios que ha hecho a lo largo de los últimos diez años le han servido para aprender y valorar lo que tiene.

Ángel llegó a Belco en 2012 para hacer una pasantía, seis meses después le propusieron hacer un plan de exportaciones: “Deambulé de escuela en escuela de café por Europa: de Madrid a Praga, hasta Oslo, las visité todas. Impartí algunos cursos, esperando que la gente se enamorara de los cafés, por su historia, más que por mi experiencia comercial. Poco a poco, empecé también a comprar café, de especialidad. Brasil, Costa Rica, mi querido El Salvador, una primer experiencia africana en Burundi, Indonesia… así, hasta completar al día de hoy, más de una veintena de orígenes en todo el mundo”, relata.

Pero el sueño frustrado de Ángel fue trabajar en la industria de la cerveza. Cuenta que su plan original era estudiar un máster en cerveza en Alemania, pero no dominaba el idioma. Entonces optó por estudiar la maestría Food Identity en la Escuela Superior de Agricultura de Angers, en Francia, donde estudió durante año y medio quesos, vinos, embutidos y otros tipos de alimentos.

Barrera con caficultores en India.

Luego, una vez más intentó entrar al rubro de la cervecería, pero nuevamente le fue imposible: “la cerveza, parecía continuar a ser mi diva inalcanzable”, dice.

Asegura que la propuesta eran seis meses de prácticas profesionales en una micro cervecería de Bélgica, pero no recibiría salario, por ello no era opción para él y desistió.

Entonces optó por sacar ventaja de su conocimiento del café y sus raíces salvadoreñas.

“Empecé a buscar prácticas en aquel rubro, en el cual probablemente podía ser un profesional diferenciado: el café. Ese que aprendí a catar a mis 14 años en el mismo beneficio dónde aprendí a andar el bicicleta. Por ese tiempo, encontrar gente con experiencia en café en Europa, qué hablasen un par de idiomas, era casi una quimera”, relata Ángel.

Él trabaja junto a dos salvadoreños más, una de ellas es Marjorie Canjura, quien será la directora de la sede salvadoreña. El trabajo de los tres salvadoreños es desarrollar nuevas calidades de cafés con productores en tres continentes y verificar la calidad física del café que la empresa compra para comercializar. El equipo de trabajo es tan diverso que también está integrado por César Magaña, quien fue vocalista del grupo La Pepa, una agrupación de 1990.

“Al día de hoy compramos más de 450 contenedores de café especial en 30 países, uno de ellos de 20 toneladas de café oro. Lo vendemos a tostadores artesanos ubicados desde el sur de España hasta el norte de Noruega y otros cuantos en Medio Oriente”, explica.

Barrera con cultivadoras de café en Indonesia

Otro de los sueños de Ángel es que el cultivo del café se reactive en El Salvador y aporte a la economía del país, por ello en más de una ocasión ha ofrecido asesoría ad honorem a funcionarios de Gobierno para crear un plan de rescate para el cultivo, pero nunca ha obtenido respuesta.

“Antes del inicio del gobierno de Nayib Bukele fui contactado para intentar crear un plan para la caficultura en el país. Y de hecho escribí un bosquejo de plan estructural, pero al final ya nunca me dijeron nada. No les interesó ni porque ofrecí ayudar ad honorem. Siempre lo he hecho por querer dar ideas y ayudar realmente”, dijo.

Ángel considera que es difícil recuperar el cultivo del café y lograr una apuesta económica al sector porque no se le está prestando atención y cree que éste es un grave un error económico porque no se está aprovechando la ventaja ni calidad que se tiene.

“A nivel volumen no creo que se vuelvan a tener las producciones de antaño. Cada día existen menos productores y se reduce fuertemente también tierra qué realmente se pueda considerar como cafetal y no terreno. Si no existe una respuesta gubernamental un poco más planificada e inteligente para el sector año con año el café irá desapareciendo”, opinó.

“No creo vuelva a ser un sector influyente porque no creo se recupere el volumen, pero si es un sector muy profesional visto desde fuera y qué se puede intentar ayudar a crecer y fortalecer a su escala”, agregó.

Ángel espera que un día el café vuelva a ser valorado en el país, así como lo es en el exterior.

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