A Zehra Murguz le llevó años poder revelar lo que le pasó a ella y a otras mujeres musulmanas en los "campos de violación" dirigidos por las fuerzas serbias durante la guerra en Bosnia.
Murguz sintió que hablaba "en nombre de todas las otras, de esa niña de 12 años que nunca hablará (...) que nunca fue hallada".
El horror comenzó para ella en el verano de 1992, cuando las fuerzas serbias tomaron la localidad montañosa de Foca, y Murguz fue llevada al gimnasio Partizan, uno de los varios campos de la violación bajo control serbio.
Durante meses, decenas de mujeres y niñas musulmanas fueron violadas en grupo y forzadas a la esclavitud sexual. Otras fueron vendidas o asesinadas.
Al menos 20,000 mujeres sufrieron violencia sexual en Bosnia cuando colapsó Yugoslavia, en la peor guerra en Europa desde 1945. La mayoría de las víctimas eran musulmanas bosnias, pero serbias y croatas también sufrieron.
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En 2001, la Corte Penal Internacional para la ex Yugoslavia se convirtió en el primer tribunal europeo en reconocer la violación como un crimen de lesa humanidad, en un fallo histórico contra tres oficiales del ejército serbio bosnio de Foca.
Un puñado de sobrevivientes con deseos de justicia continuaron recogiendo miles de testimonios, pero muchas permanecen en silencio incluso después de más de tres décadas.
"Agonía"
Murguz, ahora de 61 años, comenzó su esfuerzo jurídico para llevar a su vecino -el hombre al que llama "el criminal"- a la justicia en 2011 cuando regresó a Bosnia después de años de vivir en Montenegro, Serbia y Croacia.
"Si yo no hablo, sería como si el crimen nunca hubiera ocurrido", se dijo a sí misma. Él seguía viviendo en Foca y ni siquiera se ocultaba, indicó.
En 2012 fue arrestado y juzgado en una corte local. Ir allí fue "como volver a 1992", a la "agonía" de aquel tiempo, recordó Murguz.
"Al día de hoy, solo se han pronunciado 18 veredictos por crímenes de violencia sexual cometidos en Foca. Hay tres juicios en marcha. Ha pasado mucho tiempo y los testigos están agotados", afirmó la presidenta del grupo, Midheta Kaloper.
Ella también fue víctima de un "crimen indescriptible e inexplicable" en Gorazde, "la peor tortura que una chica puede soportar".
Pero Kaloper advirtió que las cosas se "estancaron" en los últimos cinco años, con 258 casos y 2,046 sospechosos que deben ser juzgados, según cifras del Alto Consejo de Magistrados.
Jueces bosnios han procesado 773 casos de crímenes de guerra hasta el final del año pasado, más de un cuarto de ellos involucran violencia sexual, según la misión de monitoreo de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
"Lo que nos mata es la duración excesiva de estos procedimientos", expresó Kaloper.
Denuncian que la violación todavía carga cierto estigma.