Al separarse de Gran Bretaña, Barbados se convertirá en la república más joven del mundo. Su actual representante, la gobernadora general Sandra Mason, sustituirá esta semana a la Reina Isabel II como jefa de Estado.
Sin embargo, el legado de un pasado colonial y el impacto de la pandemia en el turismo plantean importantes retos para la isla caribeña, famosa por sus playas y su gusto por el criquet.
Las ceremonias previstas la noche del lunes incluirán desfiles militares y celebraciones por la toma de posesión de Mason como presidenta, con el príncipe Carlos, heredero del trono británico, como espectador.
Los habitantes de Barbados han entrado en debates sobre lo que significaría esta nueva situación política de la isla, después de siglo de influencia británica, con más de 200 años de esclavitud hasta 1834, y la independencia en 1966.
"De pequeña, cuando oía hablar de la reina, me emocionaba mucho", comentó Sharon Bellamy-Thompson, una vendedora de pescado de 50 años, quien vio a la Reina Isabel II a los 8 años. "A medida que fui creciendo, empecé a preguntarme qué significa realmente esta reina para mí y para mi nación. Tener una presidenta de Barbados será estupendo".
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Para jóvenes activistas como Firhaana Bulbulia, fundadora de la Asociación Musulmana de Barbados, el colonialismo británico y la esclavitud son responsables de la inequidad moderna de la isla.
Algunos habitantes mencionan que la nación debería centrarse más en la crisis de la pandemia y la dependencia del turismo como PIB, ya que Barbados es un punto de visita, principalmente, de británicos.