Macabra historia de famosa escritora de novelas de crimen: mató a la mamá de su amiga con un ladrillo

Tenía 15 años cuando, junto a su amiga, planearon el horrendo crimen. Estuvo cinco años en la cárcel, se cambió de identidad y ahora es una reconocida escritora.

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Juliet Hulme y Pauline Parker cuando fueron condenadas por el asesinato de Honora Parker. Foto: Imagen de carácter ilustrativo y no comercial/ https://bit.ly/3vN7J7J

Por N. Hernández

2021-05-05 1:28:29

El crimen fue como de película: 45 golpes en la cabeza con un pedazo de ladrillo rojo, de mil quinientos gramos, dentro de una media vieja y oscura. Los golpes de ese kilo y medio fueron suficientes para deshacer la cabeza de la víctima y dejarla sin aliento.

La víctima fue Honora Parker, el cruel asesinato fue cometido por su hija Pauline Parker, de 16 años, y la mejor amiga de esta, Juliet Hulme, de 15 años.

Con los años Juliet llegó a convertirse en una famosa escritora de novelas negras, conocida como Anne Perry, seguramente ese cruel crimen fue fundamental en la vocación de la autora consagrada. Durante décadas, nadie se dio cuenta que Anne era aquella chiquilla llamada Juliet Hulme.

Juliet venía de una familia de dinero, era hija del prestigioso médico inglés Henry Hulme y de Hilda, una conocida consejera matrimonial. Nació en 1938 en Londres, en el Reino Unido. Su salud era frágil, porque desde pequeña le diagnosticaron problemas respiratorios. A los nueve años fue enviada al Caribe y Sudáfrica con las esperanza que los climas más cálidos mejoraran su salud, según publicación de Infobae.

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A los 13 años su padre fue nombrado rector de la Universidad de Canterbury, en Christchurch, Nueva Zelanda. La familia estaba junta, pero Juliet se sentía abandonada porque sus padres no le prestaban atención, su padre trabajaba demasiado y su madre tenía un amante. De hecho, fue la misma niña quien la descubrió en la cama con él.

Los padres de Juliet se divorciaron tres días antes del crimen de Honora.

Pauline Parker nación en 1938 en localidad neozelandesa de Christchurch, en una familia de pequeños empresarios. Su padrastro, Herbert Rieper, dirigía una pescadería; su madre, Honora Parker manejaba una pensión. Pauline era la segunda de cuatro hermanas. La mayor, Wendy, no le ocasionó a sus padres ningún problema. Pauline, en cambio, sería su gran preocupación. La tercera padecía, se cree, Síndrome de Down y fue institucionalizada y la cuarta nació con un defecto cardíaco congénito, tenía la piel azul y murió poco tiempo después.

Eran demasiado jóvenes para mandaras a la horca, estuvieron presas cinco años en reclusorios diferentes. Foto: Imagen de carácter ilustrativo y no comercial/ https://bit.ly/3enHHSE

Las adolescentes se conocieron en el secundario Christchurch Girls’ High School, las enfermedades que tenían lograron que crearan una identificación y vínculo que las llevó a ser inseparables. Pauline, tenía un año más y padecía osteomielitis desde los 5 años y le impedía hacer ejercicios. Ambas se entretenían leyendo las historias de Agatha Christie y de Arthur Conan Doyle con su personaje Sherlock Holmes. Disfrutaban imaginando historias, escribiendo relatos y escenas dramáticas.

Las extravagantes mentes de las adolescentes empezaron a construir un mundo de fantasías donde desbordaban los asesinatos, ese mundo lo llamaron "El cuarto mundo". En esa realidad ficticia, no eran Pauline y Juliet, eran Gina y Deborah.

En 1953, mientras los padres de Juliet estaban en Inglaterra y ella se quedaba en la casa de Pauline, su amiga tuvo que ser internada por tuberculosis. En casi cuatro meses, Pauline no se separó de la cama donde su amiga reposaba. Incluso llegó a decir que deseaba padecer la misma enfermedad: "Sería maravilloso", escribió en su diario.

Honora era quien llevaba a su hija al hospital para que pasara el día con su amiga, ahí se descubrió que lo que había empezado con una amistad incondicional, se transformó en una intensa relación sentimental. Se habían enamorado y soñaban con huir a Nueva York para publicar sus textos en grandes editoriales o con adaptar al cine las piezas de Juliet para que Pauline pudiese interpretar algún papel.

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En la década de los cincuenta las relaciones homosexuales no eran bien vistas, menos en sociedades como la de Christchurch, donde imperaban los principios católicos más estrictos. Honora, escandalizada les contó a los Hulme lo "perturbadora" que era esa amistad. Ellos, alarmados, recurrieron a un psicólogo.

Sin embargo, poco tiempo después vino la separación del matrimonio, Henry dejó su trabajo y regresó a Londres, la madre no quería hacerse cargo de Juliet, ambos decidieron mandarla con su tía a Sudáfrica, así no lucharían con su "insensata relación".

Los padres de Juliet acordaron en junio de 1954 que viajaría a Sudáfrica el 3 de julio. Pauline se desesperó y dijo que la acompañaría. La madre de Juliet aceptó, pero Honora se opuso rotundamente y esa fue su sentencia de muerte porque ellas empezaron a planear su muerte.

El crimen, una ilusión

Todos los detalles quedaron grabados en el diario personal de Pauline, el 28 de abril de 1954 escribió: "La rabia contra madre hierve dentro mío. Es ella el mayor obstáculo en mi camino (...) Lo tenemos estudiado cuidadosamente y temblamos ante la idea. Como es natural, nos sentimos un poquito nerviosas. Pero el placer de los preparativos es muy grande".

En su diario la adolescente contaba los planes, las dudas y daba detalles de todo lo que ocurriría el 22 de junio de 1954 en el Victoria Park.

Diez días antes, el arma del asesinato estaba decidida: "Decidimos usar una piedra dentro de un calcetín, es mejor que un saco de arena. Comentamos el plan hasta el más mínimo detalle".

El 21 de junio de 1954, horas antes de matar a su madre, Pauline escribió: "Me siento tan ilusionada como cuando uno prepara una fiesta sorpresa. Mi madre ha destruido toda la belleza, y el feliz acontecimiento se producirá mañana por la tarde. La próxima vez que escriba en el diario, madre estará muerta. ¡Qué extraño sentimiento de placer!"

Las adolescentes al salir de la corte donde llevaban a cabo el juicio contra ellas. Foto: Imagen de carácter ilustrativo y no comercial/ https://bit.ly/3enHHSE

"En la mañana del día de la muerte me siento muy emocionada. Anoche sentí lo que siento la noche antes de Navidad... pero no tuve sueños agradables", fue lo último que escribió.

Victoria Park

El martes 22 de junio de 1954, las dos adolescentes salieron a pasear con Honora por el Victoria Park de la ciudad de Christchurch, donde vivían. En un sendero solitario y con mucha vegetación, Juliet dejó caer una piedra rosada que llevaba. Honora no se dio cuenta de la acción y al regresar por el mismo sendero, Pauline se la señaló.

Honora se detuvo y se agachó para recogerla, justo en ese momento Pauline sacó el medio ladrillo que llevaba escondido entre su ropa. El ladrillo lo había conseguido Juliet y se lo había dado antes de salir de paseo. La golpeó con todas sus fuerzas en la cabeza. Honora cayó.

"Las chicas no sabían lo difícil que podía resultar matar a alguien. Se alternaron para darle 45 golpes en el cráneo sin descanso. Lo hicieron con frenesí. Cuando Pauline se cansó, Juliet continuó. Honora suplicó por su vida mientras intentaba aferrarse a su hija, pero Juliet le sujetó los brazos con fuerza así su amiga podía dar en el blanco con cada impacto", consigna Infobae.

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Después de creerla muerta, salieron corriendo llenas de sangre a pedir ayuda donde habían comido media hora antes. A los propietarios del lugar, Kenneth y Agnes Ritchie, les contaron que Honora se había golpeado la cabeza con una piedra.

"¡Por favor, ayuda! Madre se ha caído y se ha golpeado la cabeza con una roca y está cubierta de sangre. Creo que está muerta. Queríamos traerla hasta acá, pero es muy pesada", decía Pauline, según las declaraciones de Agnes.

Mientras Kenneth fue a buscar a Honora, Agnes escuchó que las dos adolescentes reían histéricamente mientras se lavaban las manos para quitarse la sangre.

"Kenneth encontró el cuerpo a 350 metros de su local. El cuerpo de Honora estaba boca arriba sobre un suelo de agujas de pino. La parte superior de la cabeza se veía aplastada por los golpes. También tenía lastimaduras en el cuello, en la cara y en sus dedos. Kenneth volvió corriendo para llamar a emergencias. Varias patrullas de la policía acudieron al lugar. El arma homicida fue encontrada a pocos metros y separada de la media que tenía hecho un nudo en una de sus puntas".

Las confesiones 

Horas después, dos detectives llegaron a la casa de los Hulme, donde estaban las dos amigas. La primera en ser interrogada fue Pauline, ella repitió la versión del accidente, pero cuando se le preguntó sobre la media se sorprendió y dijo: "Nosotras no le sacamos las medias a mi madre (...) Yo tenía soquetes. También tenía una vieja media en mi cartera que usé para limpiarme la sangre".

Juliet dijo lo mismo, frente a su madre, aseguró a los investigadores que había sido un accidente y que la madre de su amiga se había caído sola y golpeado con una piedra.

En la segunda ronda de preguntas, fueron encaradas. Primero fue Pauline, el detective le dijo que no le creía y fue ahí cuando ella confesó.

-¿Quién atacó a Honora?

-Yo misma - respondió Pauline sin dudar esta vez.

-¿Por qué?

-Si no le importa prefiero no contestar esa pregunta.

-¿Cuándo decidiste matar a tu madre?

-Unos días atrás.

-¿Le dijiste a alguien que lo harías?

-No. Mi amiga no sabía nada de esto. Ella iba adelante y estaba fuera de mi vista.

-¿Qué dijo tu madre?

-Preferiría no contestar eso.

-¿Cuántas veces golpeaste a tu madre?

-Muchas veces imagino.

-¿Qué usaste para hacerlo?

-Medio ladrillo en una media. Lo llevé conmigo con ese propósito. Tenía el ladrillo en mi mochila. Quisiera dejar claro que Juliet no sabía de mis intenciones y que ella no me vio pegarle a mi madre. Aproveché para hacerlo cuando Juliet estaba fuera de mi vista. Pero no quiero decir por qué maté a mi madre.

Después de esta confesión Paline fue llevada a la estación de policía.

Al día siguiente, al revisar el cuarto de Pauline encontraron su diario y resultó obvio que todo había sido un plan elaborado en conjunto por las dos íntimas amigas.

Juliet volvió a ser interrogada y esta vez contó lo siguiente:

"En el camino de vuelta, me encontraba caminando al frente. Estaba esperando a que la señora Parker fuera atacada. Escuché ruidos detrás de mí. Era una conversación ruidosa y violenta. Vi a la señora Parker en cuclillas. Estaban peleando. Me di la vuelta. Vi a Pauline golpear a la señora Parker con el ladrillo dentro de la media. Tomé la media y la golpeé también. Estaba aterrorizada. Pensé que una de ellas tenía que morir. Quería ayudar a Pauline. Fue terrible. La señora Parker se movía convulsivamente. Las dos la sujetamos. Aún estaba viva cuando la dejamos. El ladrillo se había salido de la media por la fuerza de los golpes. No recuerdo haber escuchado hablar a la señora Parker, estaba demasiado asustada como para escuchar algo".

Trastorno psicótico compartido

Del 23 al 28 de agosto de 1954, el tribunal que las juzgó intentó dilucidar si Pauline y Juliet padecían algún trastorno que les impidiera ser conscientes de sus actos en el momento del asesinato. El psiquiatra Reginald Medlicott, que entrevistó a las acusadas, sostuvo que Juliet y Pauline sufrieron un trastorno psicótico compartido, también denominado folie à deux (locura de dos). También señaló que las relaciones homosexuales que mantenían las adolescentes podían ser un ingrediente que agravara la "paranoia" que padecían.

La prueba concluyente fueron los diarios de Pauline donde explicaba por qué querían cometer el crimen y cómo pretendían ejecutarlo. Allí, dijo el psiquiatra, "hay evidencia de que tomaban baños juntas y que tenían charlas frecuentes sobre temas sexuales". También refirió que las dos creían tener comunicaciones telepáticas entre ellas y que habían manifestado pensamientos suicidas.

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"La idea no es nueva, pero en esta ocasión se trata de un plan definitivo que intentamos llevar a la práctica. Lo hemos pensado cuidadosamente y ambas estamos emocionadas por la idea. Nos sentimos un poco nerviosas, pero el placer de la anticipación es grande (…) He trabajado un poco más en nuestro plan de asesinar a mi madre. Curiosamente, no tengo remordimientos de conciencia", texto escrito dos semanas antes del crimen.

Juliet ahora es conocida como Anne Perry, una famosa escritora de novela negras. Foto: Imagen de carácter ilustrativo y no comercial/ https://bit.ly/2Sl45nc

La separación

Ambas fueron condenadas el 29 de agosto de 1954, eran demasiado jóvenes para ser condenadas y colgadas, según la ley neozelandesa y fueron sentenciadas a permanecer "detenidas en la gracias de Su Majestad", que significaba que permanecerían encarceladas a discreción del ministro de justicia.

La sentencia establecía que debían estar en lugares separados y se les prohibió tener contacto entre ellas, no podían intercambiar ni cartas.

Julie fue enviada a la cárcel de Mount Eden y continuó estudiando idiomas, Pauline Parker fue llevada a la casa de Paparua.

A ninguna se les asignó ningún tratamiento psiquiátrico porque se consideró que eran mentalmente sanas y conscientes de sus actos. Cinco años después fueron liberadas por separado con la condición de que jamás volvieran a verse o comunicarse.

Pauline fue vigilada hasta mediados de 1980, estudió para ser bibliotecaria y cuando fue totalmente liberada abandonó el país bajo la identidad de Hilary Nathan. Se hizo devota católica y terminó viviendo en Gran Bretaña, en un pueblo tranquilo y rural. Regenteó un establo y dio clases de equitación a niños durante mucho tiempo en las islas Orcadas. Pasa sus días sola y, como Juliet, jamás formó una familia. ¿Su hobby favorito? La lectura. Nadie duda de que haya leído con fruición a su culta compañera de desventuras.

Juliet, salió a los 21 años y abandonó Nueva Zelanda en un vuelo a Roma para reencontrarse con su padre. De allí, viajaron a Gran Bretaña. Luego, se marchó primero a Estados Unidos y más tarde a Canadá, donde trabajó de azafata y como agente de seguros. Tuvo algunos pretendientes, pero a ninguno se animó a confesarle su oscuro pasado. En 1968, se unió a la comunidad de los mormones. Finalmente, terminó instalándose en Portmahomack (Escocia) el pueblo de su madre bajo una nueva identidad: Anne Perry. Era el apellido de su padrastro.

A partir de 1979, con este nuevo nombre, se convirtió en una famosa escritora de novela negra. Sus libros sobre asesinatos, historias de detectives y misterios fueron un éxito. Años después, se mudó a vivir con su hermano, médico retirado, quien se dedicó a ayudarla con la investigación necesaria para escribir sus novelas.

Ganó varios premios literarios: Mejor novela, Premio Agatha, en 1990; Premio Edgard al Mejor relato, en el año 2000; Mejor relato corto también de Agatha, en 2002; premio RT Reviewers Choice, en 2004; Premio de Honor Aragón Negro en 2015... Nunca se casó ni tuvo hijos.

Sesenta y siete años después del asesinato se cree que la ex dupla inseparable no ha vuelto a verse la cara. Aunque 950 kilómetros de distancia entre estas dos mujeres que estaban unidas por un vínculo tan resistente, podría no ser demasiado impedimento.

Anne Perry escribió sin tregua, quizá para exorcizar todos sus demonios. Ya con 82 años nadie cree que se anime a escribir la verdadera novela de su vida, el true crime que un día protagonizó.